La primacía de Simón Pedro, también conocido como primacía petrina (del latín PetrusJes para "Pedro"), es la suposición de que Jesús concedió al Pedro preeminencia sobre el resto de los apóstoles o que Pedro tuvo una posición de liderazgo sobre ellos.
Se debe distinguir de la primacía del obispo de Roma, también conocida como la primacía romana, cuyo vínculo con la primacía del apóstol Pedro se discute.
El Diccionario Evangélico de Teología [Evangelical Dictionary of Theology] ilustra el papel de liderazgo que Pedro jugó entre los Apóstoles, hablando sobre los asuntos que concernían a todos, siendo llamado por Jesús por un nombre que lo vinculaba con la roca sobre la cual Jesús edificaría su iglesia, ser encargado del pastoreo del rebaño de Cristo, y tomando el papel de liderazgo en la iglesia inicial descrita en los Hechos de los Apóstoles.
Hay un acuerdo general entre los estudiosos sobre la preeminencia que el Pedro histórico jugó entre los discípulos de Jesús, haciendo de él, «el miembro más prominente e influyente de los Doce durante el ministerio de Jesús y en la Iglesia primitiva».
En una interpretación, la importancia de que el Nuevo Testamento y otros escritos cristianos primitivos atribuyen a Pedro se debe a su imagen como un elemento unificador, en contraste con otras figuras identificadas con interpretaciones disputadas del cristianismo.
La controversia ha rodeado de un texto en particular que está vinculado con el sobrenombre arameo כפא (Cefa'), que significa «piedra», sobrenombre que Jesús le dio al hombre antes conocido como Simón (Juan 1:42). Los griegos lo tradujeron como Πέτρος (Petros), una nueva forma, apropiadamente masculina, de la palabra femenina estándar πέτρα (petra), que también significa roca; y los latinos tradujeron como Petrus.
Desde la Reforma Protestante, muchos no católicos, en desacuerdo con la visión histórica de la Iglesia Católica, han discutido si el femenino πέτρα se refiere a Pedro, afirmando que en su lugar se refiere tanto a la confesión de la fe de Pedro o a Jesús mismo. Sin embargo, estas dos explicaciones tradicionales de este pasaje han sido consideradas incorrectas por algunos recientes estudiosos de la Biblia católica.
Aunque las razones para el desacuerdo sobre la naturaleza de la primacía son complejas y tienen que ver con cuestiones de doctrina, historia y política, el debate se reduce a menudo a una discusión sobre el significado y la traducción del pasaje «sobre esta roca»:
Y yo también te digo, que tú eres Pedro [en griego, Petros, roca, masculino], y sobre esta roca [griego, petra, roca, femenino] edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
En el texto griego, el nuevo nombre dado es Πέτρος (Petros), y en la segunda mitad del mismo verso, la palabra traducida como «roca» es πέτρα (Petra). Históricamente, un argumento protestante común ha sido que la traducción del Nuevo Testamento en hebreo al griego es tenue en el mejor de los casos, ya que no hay evidencia real o una indicación de que el Nuevo Testamento (en griego) fuera alguna vez traducido del hebreo o textos arameos. De acuerdo con el argumento de transliteración, en la lengua que habló Jesús (el arameo), la misma palabra, כפא (Cepha), fue utilizada para el nombre tanto de Pedro y de la roca sobre la cual Jesús dijo que edificaría su iglesia.
En cuanto a la referencia de la «roca», según las Escrituras, se encuentra en Salmos 62:
En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho. [...] Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. 7 En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
Una traducción literal, al estilo de la versión de la Biblia del rey Jacobo, de las palabras presumiblemente utilizadas por Jesús sería: «Tú eres Roca, y sobre esta roca edificaré mi iglesia». Para preservar un supuesto juego de palabras, el texto griego eligió traducir el nombre de Pedro como «Πέτρος» y no como «Κηφᾶς» (Cefas). De hecho, el uso de la supuesta transcripción de «כפא», que se encuentra varias veces en el Nuevo Testamento, haría perder el juego de palabras.
En el catolicismo, se argumenta que el primado de Pedro constituye una base para la primacía del obispo de Roma sobre otros obispos en toda la Iglesia a través de la doctrina de la sucesión apostólica. Esta extensión del primado petrino de los papas es conocido como el primado del Romano Pontífice, también conocido como Primado del Obispo de Roma. Esta doctrina de la Iglesia Católica sostiene que el papado tiene la autoridad delegada por Jesús para gobernar sobre toda la Iglesia. Hay varios puntos de vista sobre la naturaleza de la primacía y la forma en que se ha ejercido y se transmite. Esta creencia hace una distinción entre el prestigio personal de Pedro y la supremacía del cargo de Papa que los católicos creen que Jesús instituyó en la persona de Pedro. Algunas, pero pocas, denominaciones protestantes aceptan el concepto de primacía de Pedro, pero creen que solamente era pertinente durante el curso de la vida de Pedro. Ellos no creen que el Papa tiene autoridad sobre la Iglesia universal.
Los católicos creen que Pablo vio el judaísmo como el tipo o figura del cristianismo: «Y estas cosas les acontecieron [a los judíos] como ejemplo [...]» (1 Corintios 10:11). En la Ley de Moisés, Deuteronomio 17:8-12 atribuye al Sumo Sacerdote la más alta jurisdicción en materia religiosa. Por lo tanto, se argumenta, que la lógica dicta que una cabeza suprema sería necesaria en la Iglesia cristiana, a pesar de que aún existe controversia sobre la relevancia de la ley bíblica en el cristianismo.
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