Se denomina Voyager a cualquiera de las dos sondas espaciales estadounidenses enviadas a los planetas exteriores. La Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977 desde Cabo Cañaveral. Pasó por Júpiter en 1979 y por Saturno en 1980. La Voyager 2 fue enviada el 20 de agosto de 1977, pasando por Júpiter y Saturno para llegar a Urano en 1986 y Neptuno en 1989. La Voyager 2 es la única sonda que ha visitado esos dos planetas.
Ambas sondas llevan consigo un disco de oro con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas y el ensayo Sonidos de la Tierra, que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. También contiene 115 imágenes (+1 de calibración) donde se explica en lenguaje científico la localización del sistema solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad humana. Este disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan, quien, refiriéndose al mensaje, aseguraba que su objetivo principal no es el ser descifrado, por el hecho de que su simple existencia pone de manifiesto la de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar a otras especies inteligentes que pudiesen existir fuera del sistema solar.
Actualmente las sondas Voyager estudian el ambiente del Sistema Solar Exterior, esperando que su vida útil sea suficiente para llegar a la zona denominada heliopausa (aunque la Voyager 1 ya paso la heliopausa y se encuentra en espacio interestelar). Esta capa se debe al encuentro entre las partículas eléctricas producidas por el Sol, denominadas viento solar, con las partículas eléctricas del medio interestelar. Por tanto, las sondas Voyager se han convertido en los instrumentos artificiales más lejanos jamás enviados por el ser humano. Las naves contienen generadores eléctricos nucleares que permiten que sigan funcionando sus instrumentos científicos. A finales de 2003 la Voyager 1 envió datos que indican que podría haber atravesado esta barrera. Estos datos están sin embargo en disputa. El 15 de agosto de 2006 la sonda Voyager 1 alcanzó la distancia de 100 UA; esto es, se encuentra a más de 15 000 millones de km del Sol. Actualmente, debido a problemas de presupuesto, el proyecto es controlado por un grupo de tan solo diez personas pertenecientes al Jet Propulsion Laboratory, y podría ser abandonado en un futuro próximo junto con otras misiones, dejando a ambas sondas seguir su camino sin que haya nadie que las escuche en la Tierra.
La misión, que se proyectó para durar cinco años, cumplió su cuadragésimo aniversario en 2017. Los científicos de la NASA siguen recibiendo datos de las sondas Voyager a través de la red del espacio profundo DSN (Deep Space Network).
Las señales que se envían desde MDSCC (Madrid Deep Space Communications Complex) a la Voyager 1 tardan a la velocidad de la luz 14 horas y 20 minutos en llegar hasta ella y otro tanto en volver (28 horas 40 minutos en total). Y se sigue alejando.
La potencia de transmisión de la Voyager 1 es inferior a los 20 vatios. Debilitada por la distancia, llega a la Tierra una señal del orden de 10-17,26 milivatios.
El 13 de septiembre de 2013, se informó por parte de la NASA que la Voyager 1 se convirtió en el primer objeto creado por el hombre en alcanzar el espacio interestelar, no en abandonar el sistema solar, pues este se extiende hasta más allá de la nube de Oort, que comienza a una distancia de alrededor de 2000 UA del Sol. Luego tomó el rumbo de salida del sistema solar y se ha alejado ya de la Tierra hasta una distancia de seis veces la órbita de Neptuno, el planeta más exterior, más de 20 000 millones de kilómetros del Sol. Ahora está «en el abismo del espacio interestelar» como dice el científico Richard A. Kerr a la revista Science. Aparentemente, cruzó la frontera el 12 de agosto de 2012. La noticia ahora es que, después de muchos debates sobre si efectivamente la Voyager 1 salió o no de la denominada heliosfera hace unos años, los nuevos datos recibidos de la sonda y los análisis de registros anteriores de la misión muestran que efectivamente, tal y como se anunció, fue entonces cuando esta nave de la NASA abandonó la burbuja de partículas cargadas, calientes, que rodea al sistema solar y entró en el entorno frío y oscuro del espacio interestelar, aunque aún se encuentra dentro del ámbito de la nube de Oort. Los instrumentos de la Voyager 1 envían cada día datos a 160 bits por segundo que se captan con las grandes antenas de la Red de Espacio Profundo (DSN) que la agencia espacial estadounidense tiene situadas estratégicamente alrededor del mundo, incluidas las de Robledo de Chavela (Madrid). El coste total de la misión Voyager, con las dos naves, los lanzamientos y todas las operaciones de control desde 1977 hasta ahora mismo asciende a 988 millones de dólares (741 millones de euros).
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