El prometio es un elemento químico de la tabla periódica cuyo símbolo es Pm y su número atómico es 61. Algún tiempo se le denominó ilinio (por Illinois). Aunque, tras la observación de ciertas líneas espectrales, algunos científicos han reclamado haber descubierto este elemento en la naturaleza, nadie ha podido aislarlo de sustancias naturales.
En 1902, Brauner predijo la existencia de este elemento. Diversos grupos adujeron haberlo obtenido, pero -debido a la dificultad para separar el prometio de otros elementos- no pudieron confirmar tales descubrimientos. Jacob A. Marinsky, Lawrence E. Glendenin y Charles D. Coryell, en 1944, probaron la existencia del prometio.
Demasiado ocupados con las investigaciones relacionadas con la defensa durante la segunda guerra mundial, no reivindicaron su descubrimiento hasta 1947. Lo obtuvieron analizando subproductos de la fisión del uranio generados en un reactor nuclear situado en los laboratorios Clinton, en Tennessee.
Jacob A. Marinsky
Lawrence E. Glendenin
Charles D. Coryell
Se genera artificialmente en reactores nucleares, ya que es uno de los elementos resultantes de la fisión del uranio, del torio y del plutonio. Todos los isótopos conocidos son radiactivos. Se utilizan principalmente en investigación con trazadores. La vida media del isótopo más estable del prometio, el 145Pm, es de 17,7 años. Mediante captura electrónica decae en 145Nd.
Actualmente el prometio se recupera todavía de subproductos de la fisión del uranio. También se puede producir mediante bombardeo de 146Nd con neutrones. Por captura de un neutrón, este núclido se transforma en 147Nd (cuya vida media es de 11 días), que por emisión de una partícula beta se transmuta en 147Pm. Aunque en la Tierra no existe naturalmente, se ha detectado en el espectro de una estrella de la constelación de Andrómeda.
Su aplicación principal es en la industria de sustancias fosforescentes. También se usa en fabricación de calibradores de aberturas y en baterías nucleares empleadas en aplicaciones exoespaciales (espacio exterior).
El prometio se podría aprovechar para elaboración de una batería que funcione con energía nuclear, que usaría las partículas beta emitidas por la transmutación del prometio para propiciar que una substancia fosforescente emitiera luz, que a su vez mediante un dispositivo similar a un panel solar se convertiría luego en electricidad. Se estima que este tipo de batería podría suministrar energía durante cinco años.[cita requerida]
Así mismo, el prometio se podría usar:[cita requerida]
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