Los receptores de reconocimiento de patrones (PRR, por sus siglas en inglés, de Pattern Recognition Receptor) son receptores presentes en las células que participan en el sistema inmunitario innato identificando moléculas asociadas con patógenos microbianos, así como señales de peligro, dando inicio a la respuesta inmune.
Las moléculas microbianas que un PRR puede reconocer se denominan patrones moleculares asociados a patógenos (o PAMP, por sus siglas en inglés).
Incluyen carbohidratos bacterianos, como los lipopolisacáridos o la manosa; ácidos nucleicos, como ADN y ARN bacteriano o viral; peptidoglicano o ácido lipoteicoico que procedan de una bacteria Gram positiva; formilmetionina y lipoproteínas.
Las señales de estrés endógeno se denominan patrones moleculares asociados a peligro (DAMP, también denominados alarminas, porque su presencia alarma al sistema inmune sobre el daño producido) e incluyen el ácido úrico, ATP, fibrina, entre otras moléculas.
La activación de los PRR inicia la cascada de respuestas que dirigen la respuesta defensiva del huésped con el fin de destruir al patógeno, particularmente la secreción de citocinas. También permiten la activación de las células presentadoras de antígenos para que activen a los linfocitos T en lo que será la respuesta de inmunidad específica contra ese antígeno.
Los PRR se clasifican en múltiples familias, siendo las más conocidas cuatro de ellas: los receptores de tipo Toll (TLR), receptores de tipo NOD (NLR), receptores de tipo RIG-I (RLR) y receptores de lectina tipo C (CLR).
Los PRRs son clasificados de acuerdo a su afinidad al ligando, función o relación evolutiva. Sobre la base de la función pueden ser clasificados en PRR endocíticos y PRR de señalamiento.
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