Howards End (traducida en España como Regreso a Howards End y en Latinoamérica como El final del verano y La mansión Howard) es una película dramática británica de 1992 dirigida por James Ivory y basada en la novela La mansión, de E. M. Forster.
Ruth Wilcox se hace amiga de una joven llamada Margaret, a quien deja en herencia su casa de campo, Howards End. La hermana de Margaret, Helen, se enamora de un empleado de la empresa Porfirius que deja su trabajo por el consejo erróneo y precipitado del viudo de Ruth, el señor Wilcox, con quien Margaret accede a casarse. Poco después, Helen se queda embarazada.
Es la tercera adaptación de E. M. Forster (Edward Morgan Forster) emprendida por James Ivory en la que se detecta una denuncia de los abusos de unas clases dirigentes irresponsables y que modifican frívolamente la vida de los demás, cambiando su curso, jugando con ella como si fuese un juguete del cual disponer. Una sociedad de la que Margaret se horroriza -tal como expresa un primer plano de ella mirándose en el espejo y comprendiendo que va a usar las mismas estratagemas- y que oculta sus trapos sucios con pulido cuidado: Mr. Wilcox en su juventud tuvo una aventura con la mujer del amante de Helen, por aquel entonces una prostituta (Ivory prepara al espectador para esa escena relacionando a ambos personajes a través de un montaje que anuncia la interrelación de ambas historias).
Con un estilo elíptico y clásico, Regreso a Howards End es recordada sobre todo por suponer la consagración de Emma Thompson en el arte cinematográfico.
Helena Bonham Carter,
Adrian Ross Magenty,
Nicola Duffett,
Jo Kendall,
Susie Lindeman,
Simon Callow,
Barbara Hicks.
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