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Resolución 3379 de la Asamblea General de las Naciones Unidas



La resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, aprobada el 10 de noviembre de 1975 por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones, equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular, y llamó a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial.[1]​ La resolución —que era de carácter declarativo y no vinculante—, referencia frecuente en los debates sobre sionismo y racismo, fue anulada por la resolución 4686 del 16 de diciembre de 1991, una de las más cortas de la historia de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Tras la Guerra de los Seis Días, en la cual resultaron derrotados los Estados árabes, se inició una ofensiva diplomática en la ONU y en otras tribunas internacionales por parte de Egipto y Siria para recuperar los territorios perdidos, al tiempo que se aprovisionaban de armamento moderno proporcionado por la Unión Soviética. La Guerra de Yom Kipur fue el intento por recuperar esos territorios mediante el uso de la fuerza, ya que se negaban a toda negociación con la "entidad sionista". Israel logró conservar los territorios en disputa y, pese a ser el agredido en esa ocasión, no hizo sino agravar su aislamiento diplomático, mientras la causa palestina ganaba muchos enteros fuera también del área de influencia árabe, gracias a la presión petrolera que ejercían los países árabes [cita requerida] pero también a la imagen de Israel como potencia invasora.

La resolución 3379 de la ONU sólo puede entenderse en el contexto de la aritmética de bloques de la Guerra Fría, con los países árabes, socialistas y no alineados votando juntos, conformando una mayoría automática en la ONU que condenó sistemáticamente a Israel en repetidas ocasiones. Esa situación dio como resultado más de veinte resoluciones de la ONU contrarias a Israel (3089, 3210, la 3236, la 32/40, etc.), sumadas a las que adoptaron agencias dependientes como la Unesco, la Organización Internacional del Trabajo o la Organización Mundial de la Salud, que no sólo exigían la retirada israelí de los territorios ocupados, sino que pusieron directamente en duda la legitimidad del Estado de Israel y sus fundamentos ideológicos.[2]​ Es en ese contexto, como corolario a esa ofensiva diplomática, donde se produjo la resolución 3379, que deslegitimó de raíz una de las bases de la existencia de Israel, el sionismo, al equipararlo al racismo.

Aunque la resolución 3379 fue derogada en 1991 por iniciativa estadounidense, cumplió el objetivo de sus promotores de proscribir internacionalmente a Israel.

La resolución, tras una serie de considerandos, llegaba a la conclusión de que "el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial". Tomó nota de otras resoluciones similares de convenciones y encuentros internacionales:

Jaim Herzog, entonces embajador israelí ante las Naciones Unidas, condenó enérgicamente la resolución:

También dijo durante la asamblea:

Al finalizar su discurso, Herzog rasgó el documento por la mitad.

Patrocinada por: (25 estados) Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Baréin, Catar, Cuba, Dahomey, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Guinea, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, República Árabe del Yemen, República Democrática Popular del Yemen, Somalia, Sudán, Siria y Túnez.

A favor: (72 estados, 47 más los 25 patrocinantes) Albania, Bangladés, Brasil, Bulgaria, Burundi, Cabo Verde, Camboya, Camerún, Chad, Checoslovaquia, Chipre, Gambia, Granada, Guinea-Bisáu, Guinea Ecuatorial, Guyana, Hungría, India, Indonesia, Irán, Laos, Madagascar, Malasia, Maldivas, Malí, Malta, México, Mongolia, Mozambique, Níger, Nigeria, Pakistán, Polonia, Portugal, República Democrática Alemana, República del Congo, República Popular China, RSS de Bielorrusia, RSS de Ucrania, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sri Lanka, Tanzania, Turquía, Uganda y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

En contra: (35) Australia, Austria, Bahamas, Barbados, Bélgica, Canadá, Costa de Marfil, Costa Rica, Dinamarca, El Salvador, Estados Unidos de América, Fiyi, Finlandia, Francia, Haití, Honduras, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Liberia, Luxemburgo, Malaui, Nicaragua, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Panamá, Suazilandia, Suecia, Reino Unido, República Centroafricana, República Dominicana, República Federal Alemana y Uruguay.

Abstención: (32) Alto Volta, Argentina, Bolivia, Birmania, Botsuana, Bután, Chile, Colombia, Ecuador, Etiopía, Filipinas, Gabón, Ghana, Grecia, Guatemala, Jamaica, Japón, Kenia, Lesoto, Mauricio, Nepal, Papúa Nueva Guinea, Paraguay, Perú, Sierra Leona, Singapur, Tailandia, Togo, Trinidad y Tobago, Venezuela, Zaire y Zambia.

Ausencia: (3) España, Rumania y Sudáfrica.

La resolución 46/86 de la Asamblea General de la ONU revocó la determinación que figuraba en la resolución 3379 del 10 de diciembre de 1975, la cual, a pesar de que era sólo de carácter declarativo y no vinculante, significaba una dura condena al sionismo al considerarlo tan racista como el apartheid, además de abogar por su eliminación. Carece de considerandos y es una de las más cortas de la historia de las Naciones Unidas. Resultó aprobada el 16 de diciembre de 1991 con un total de 111 votos a favor, 25 en contra y 13 abstenciones.

El texto completo de la resolución dice:

La Asamblea General
Decide revocar la determinación que figura en su resolución 3379 (XXX), del 10 de noviembre de 1975.
74ª sesión plenaria



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