Secuencia es el himno poéticomisa en rito romano, el cual ocurre en festivales entre el Gradual y el Evangelio, mientras el himno, propiamente así llamado por pertenecer al Breviario.
litúrgico de laLa Real Academia Española en el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de D. José Alemany y Bolufer, y el Diccionario Enciclopédico de la lengua Española de Nemesio Fernández Cuesta de 1867, define secuencia (latín sequentia, plural: sequentiae) como prosa o verso que se dice en ciertas misas después del gradual.
Según Amalar (s. IX) las sequentia eran melismas que se añadían al final del Aleluya.
La palabra sequentia aparece mencionada por Notker Balbulus de la Abadía de S. Gall (Suiza) que publicó una colección de secuencias en su Liber hymnorum (s. IX).
Las secuencias más antiguas estaban escritas en prosa rítmica, por lo que también fueron llamadas prosa (latín prosae).
Notker añadió texto en prosa rítmica a los melismas para cantarlos como Tropos. El nombre sequentia se aplicó tanto a estos textos como a los himnos con ritmo y métrica acentual.
En la Edad Media era conocida como sequentia y melodiae-sequentia; originalmente esta palabra identificaba la segunda parte de la Oratoria: Sequentia (secuencia, continuación), una de las materias del Trivium.
En la Misa de la Edad Media se acostumbraba prolongar la última sílaba del Aleluya. Este melisma fue llamado sequentia debido a que se cantaba después del Aleluya prolongándole.
Cuando se utilizaba en el Gloria, Sanctus o Agnus Dei del Ordinario de la Misa, también fue llamado jubilus, jubilatio o laudes debido a su tono jubiloso.
En la liturgia romana de la Iglesia católica, la Secuencia como texto e himno se incorpora en el Aleluya gregoriano que se canta en determinadas fiestas.
Respecto al uso de la secuencia en la Edad Media, algunos autores como Hoppin, sostienen que era un melisma añadido al final del Aleluya y que la palabra secuencia o sequentiae, se aplicaba:
cuando el melisma se añadía en la e de Aleluya del oficio divino, o en otros cantos litúrgicos, se conocían como:
El término prosa se utilizó para identificar las secuencias en su etapa más evolucionada; ejemplo de ello lo tenemos en:
En los códices medievales, secuencia suele aparecer abreviada como se, seq y Sce a la que sigue el nombre de la secuencia.
Surgieron en el (s. IX) en los monasterios de Saint Gall (Suiza) y San Marcial de Limoges (Francia), a partir del estilo coral gregoriano.
En sus inicios:
Al evolucionar:
Ejemplos de secuencias
Secuencias muy conocidas entre otras son:
Ejemplos típicos de esta forma musical son las secuencias Lauda Sion y Victimae Paschali Laudes.
Las secuencias era una forma musical más brillante y sonora que las formas monofónicas de las que se derivaban; su melodía y texto se interpretaban simultáneamente.
Salvo escasas excepciones, no se dispone de información sobre su interpretación vocal y con instrumentos musicales durante la Edad Media, la única disponible son las miniaturas y algunas descripciones de los códices y manuscritos de la época.
En la Edad Media, la interpretación era casi exclusivamente coral. En ese período el coro se ubicó en la parte delantera de la Nave Central de las Iglesias, donde se sentaban los clérigos y algunos cristianos viejos, en dos filas una frente a otra; posteriormente, en el Renacimiento se añadió una celosía que los separaba de las cristianos nuevos, los mozárabes.
Algunos autores, en el prólogo del Antifonario de León, ya se quejaban de que el coro no estaba organizado como antiguamente:
En el himno a San Esteban de Analecta hymnic, códice del monasterio de San Marcial de Limoges, se puede leer:
Aproximadamente:
indican como estaban organizadas las funciones del coro en el periodo gótico. El Praecentor, Primicerius o Prior de la Schola cantorum, entonaba el canto, siguiéndole en orden jerárquico el Succentor, o Secunderius, el segundo, etc.
Ejemplo La secuencia Epiphania
Inicialmente, en la liturgia romana antigua, las secuencias se cantaban a continuación del Aleluya, en el rito hispánico se intercalaban en el Aleluya; desde la tercera edición de la Misa romana, cuando se cantan se incorporan antes del Aleluya.
Las secuencias fueron eliminadas de la liturgia romana por el Concilio de Trento (1563), quedando únicamente en uso:
Las secuencias son piezas muy largas, y actualmente se interpretan completas solo en contadas ocasiones.
Las secuencias solo son obligatorias en Pascua y Pentecostés, pudiendo omitirse en otros casos.
En el entorno profano, fiestas, bodas, banquetes, actos sociales, etc. de los poderosos y en las danzas y fiestas fúnebres de las clases más populares, también era necesaria la melodía; en la Edad Media se usaban secuencias en forma de himno repetitivo, una especie de estribillo que acompañaba cada párrafo del texto en las canciones de danza, gesta y narraciones rimadas.
Ejemplos
Aparece en el siglo IX atribuyéndose a la Abadía de San Marcial de Limoges (Francia).
Consiste en estrofas musicales, habitualmente largas melodías melismáticas, sin apenas texto. Notker las llamaba longissimas melodías, quejándose de lo arduo que resultaba memorizarlas.
Características
Ejemplos
Su origen se asocia con la Abadía de San Marcial de Limoges (Francia) durante el siglo IX.
Consisten en frases literarias rimadas que se repiten dos veces, versos dobles, intercaladas en la secuencia.
Características
Ejemplos
La secuencia doble (en latín sequentia de doble cursus), es un tipo de secuencia en la que las frases internas se repiten cuatro veces, en lugar de las dos habituales.
Aparece en el siglo IX, atribuyéndose a la Abadía de San Marcial de Limoges (Francia).
Características
Ejemplos
Son secuencias que incorporan verso de rima regular. Aparecieron en el siglo XI.
Características
Ejemplos
La secuencia, nace alrededor del año 850 cuando se añade texto al melisma final del Aleluya, su origen se remonta a himnos cristianos tales como el Vexilla Regis de Venantius Fortunatus (s VI). Venantius cambió la métrica clásica basada en grupos de sílabas, métrica silábica, por una acentual que podía cantarse más fácilmente. En el s. IX Hrabanus Naurus creó himnos como Veni Creator Spiritus.
La primera noticia conocida sobre esta forma musical procede de Notker Balbulus de la Abadía de Saint Gall (Suiza), que en su Sequentia (s. IX) se quejaba del arduo esfuerzo necesario para memorizar y recordar las longisimas melodías formadas por melismas sin ningún texto.
En la Abadía, huyendo de las invasiones normandas, se refugío un monje que conservaba un antifonario en el que debajo de cada nota había añadido las primeras sílabas de un texto latino como ayuda para recordar las melodías; esto llamó inmediatamente la atención de Notker que adoptó y difundió el método.
Al evolucionar, esta técnica se hizo muy popular extendiéndose por todos los monasterios, permaneciendo vigente a lo largo de toda la Edad Media.
Inicialmente, se incorporaban melismas de origen griego y romano y salmos judíos en los textos del Aleluya de las liturgias romana antigua y gregoriana; posteriormente también se añadió texto literario en prosa y verso en latín, que ayudados por la expansión de esta lengua, renovaban, embellecían y allanaban la adaptación de la liturgia a las costumbre de ese tiempo, facilitando el objetivo de la iglesia romana de convertirse en la religión preponderante, una vez asegurado el poder político al aliarse con Carlomagno.
En esta época, (s. IX), la secuencia no disponía de una estructura formal y normalizada.
Las secuencias de tipo melisma evolucionaron simultáneamente con los tropos, a lo largo de los siglos XI y XII, utilizándose indistintamente las secuencias primitivas y formas en rima con ritmo y métrica regular, que se desarrollan independientemente del Aleluya.
La secuencia de texto parcial es la primera aparición de un texto en rima y se la considera el origen de todas las formas poéticas modernas.
En el siglo XII se produce en Francia una nueva corriente teológica, la Escolástica, y la música trata de reducir los dos versos dobles a un conjunto de estrofas rimadas.
El número creciente de Santos, reliquias y el incremento de los cantos de las Horas: Prima, Completa, etc..., potenciaron la creación de nuevos Oficios y sus melodías que en muchos casos eran una misma unidad melódica a la que se adaptaba el texto específico de la celebración.
También se ponía en verso la biografía de los Santos y los cantos de los servicios divinos de las antífonas y responsorios.
Esta forma musical adquirío una gran popularidad a finales de la Edad Media; se conocen unas 4000 diferentes.
Las secuencias han tenido un papel relevante en la historia musical y literaria, estimulando y encauzando la creatividad de la lírica latina en el entorno religioso (liturgia) y profano (trovadores, cantares de gesta, etc.)
Las continuas ampliaciones y sustituciones tanto del texto como de la melodía de los cantos de la Misa, llevó a la iglesia romana a considerar que los tropos y las secuencias desvirtuaban el concepto original del canto llano y su uso en la liturgia, facilidad de lectura y claridad de contenido, por lo que impulsó una vuelta a su pureza, que fue llevada a cabo por los monjes de Solesmes, que culminó con la llamada reforma palestriniana ratificada en el Concilio de Trento (1563) que restringió su uso en la liturgia romana eliminando la mayor parte de ellas, volviendo a las melodías corales gregorianas originales.
En el Misal de Pío V (1570) el gran número de secuencias de la Liturgia Romana fue reducido a:
En 1727 se añadió Stabat Mater de Jacopone de Todi (s. XIII), para Nuestra Señora, finalmente fue declarada obligatoria la Editio Vaticana de 1905.
En 1970, Dies Irae fue transferida a la Liturgia de Horas para ser cantada ad libitum en la semana de Adviento.
El antecesor de la secuencia fueron los cantos romanos cristianos, siendo sustituida por la polifonía en particular por el motete , aunque se continúa escribiendo algunas secuencias en latín, una de las más conocidas es el villancico de Navidad Adeste Fideles (Venid fieles).
Natum videte Regem angelorum,
venite adoremus, venite adoremus,
Dominum.
En grege relicto humiles ad cunas
vocati pastores aproperant. Et nos
ovanti gradu festinemus. Venite
adoremus...
Aeterni Parentis splendorem aeternum
velatum sub carne videbimus, Deum
infantem pannis involutum, Venite
adoremus...
Pro nobis egenum et foeno cubantem
piis foveamus amplexibus; sic nos
amantem quis nos redamaret? Venite
adoremus....
Mirad, ya ha nacido el Rey de los ángeles,
venid y adorémos, venid y adorémos al Señor.
Ved cómo, dejando sus rebaños,
unos humildes pastores se acercan.
Nosotros también celebremos gozosos
su venida. Venid y adorémos al Señor.
Al resplandor eterno del eterno Padre
escondido bajo el velo de la carne
veremos a un Dios niño en pañales
envuelto. Venid y adorémos al Señor.
Por nosotros se ha hecho pobre y
descansa sobre pajas; démosle
cariñosos abrazos ¿Al que así nos amó
quién no le amará? Venid y adorémos al Señor.
Algunos de los compositores más destacados de esta etapa son:
Existen más de 4000 secuencias, algunas de las más conocidas son:
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