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Sepulcro de don Felipe y doña Juana



El sepulcro de don Felipe y doña Juana, es un monumento funerario de estilo renacentista, realizado en 1518 - 1519 por el escultor Bartolomé Ordoñez para el enterramiento de Felipe I el Hermoso y su esposa Juana de Castilla. Se encuentra en la Capilla Real de Granada, al lado del sarcófago de los Reyes Católicos de Domenico Fancelli.

El encargo fue realizado a través del contador mayor de Castilla Antonio de Fonseca, por orden de Carlos I que, con ocasión de la celebración en 1519, del capítulo general de la Orden del Toisón de Oro, en el coro de la catedral de Barcelona, debió de ver allí las obras del escultor y creer que era el indicado para llevar a cabo el mausoleo de sus padres Felipe y Juana, en la Capilla Real de Granada.

El sepulcro se realizó en el taller que disponía el escultor en Carrara (Italia). Cuando estaba en su última fase de ejecución, falleció Ordóñez a principios del mes de diciembre de 1520, quedando, según su testamento: «dispuesto para su envío a España la parte principal del sepulcro». Al llegar a Granada y como aún vivía doña Juana, se guardaron las veinticinco piezas de mármol que constaba el monumento en el Hospital Real. A la muerte de la reina en 1555, todavía no pudo descansar junto a su esposo hasta 1574, ya que el cabildo catedralicio de Granada estaba en contienda pretendiendo la conexión a la seo de la Capilla Real.[1]​ A punto estuvieron los cuerpos reales de ser trasladados al panteón de El Escorial. Por fin el año 1602, se decidió la colocación del cenotafio al lado del sepulcro de los Reyes Católicos, aunque sus restos como los de Fernando e Isabel, se encuentran en unos féretros en la cripta situada debajo de los sepulcros.

Para su traza, Ordóñez se inspiró claramente en el esquema de Fancelli, pero haciendo unos cambios con los que consiguió, según Gómez-Moreno: «una de las más singulares creaciones de su siglo». Se encuentra colocado junto al de los Reyes Católicos y frente el altar realizado por Felipe Bigarny. Se trata de un sepulcro doble, realizado con mármol blanco de Carrara, con las paredes del túmulo con verticalidad en sus costados, sobre el que se encuentra otro piso con el sarcófago exento y por encima de éste las figuras yacentes reales a tamaño un poco menor que el natural.

En el borde de este segundo piso, se encuentra en los laterales cuatro imágenes exentas de san Miguel, san Juan Evangelista y destacan por su perfección la de san Andrés y la de san Juan Bautista. Sobre esta repisa del segundo piso se encuentra los sarcófagos completamente ornados con elementos renacentistas.

Equilibrio entre forma bella y serenidad alcanza el escultor, en esta escultura de la representación de la reina con un rostro idealizado, las vestiduras son a la moda borgoña con un rico collar sobre su pecho, sostiene con ambas manos el cetro real y tiene la cabeza apoyada sobre dos almohadones de finos bordados.

Felipe aparece como dormido, sosteniendo una espada con las manos y viste armadura y dalmática donde se aprecian blasones de los diferentes reinos hispánicos. Luce sobre su pecho el collar del Toisón de Oro.

Bajo los pies de la pareja real, están vigilantes un león y una leona y un poco más abajo se encuentra el epitafio:



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