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Sing-song girls



Sing-song girls (también conocidas como flower girls) es un término inglés para las cortesanas en la China del siglo XIX.

Antes de la fundación de la China moderna en 1912, el concubinato era legal. En la tradición china, los varones portaban el apellido y el patrimonio familiar después del matrimonio. Para asegurarse de que herederos varones serían engendrados, los hombres casados de clase alta podían tener aparte de la propia esposa, una o dos concubinas, a veces incluso más tantas como pudiera sostener económicamente[1]

La costumbre podía ser invocada sin el consentimiento de la esposa: la acción del marido era protegida por la ley. Las concubinas vivían con la familia junto con la esposa e hijos. Un hombre podía tomar a una cortesana como concubina. Muchas cortesanas se esmeraban en atraer posibles esposos, esperando poder convertirse en esposas secundarias.[1]

Viajeros occidentales en la China del siglo XIX cuando supieron de las cortesanas no sabían como denominarlas ya que no estaban clasificadas como prostitutas. Por ello surgió el término sing-song girls, chicas cantantes.[1]

Hay otra versión del origen. Según la obra maestra escrita en 1892 por Han Banqing Sing-Song Girls of Shangai, también conocida como Flowers of Shangai, la gente de Shanghái llamaba a las mujeres que actuaban como cantantes y músicas "xian sheng" en lengua Wu. El término se pronunciaba como el inglés "sing-song" y las mujeres jóvenes siempre cantaban para atraer a los clientes; así que los occidentales empezaron a llamarlas así. La palabra sian sang en este caso era un término cortés para referirse a un artista.

Las Sing-Song Girls habitualmente eran vendidas por sus padres pobres y entrenadas desde la niñez para entretener a los clientes varones mediante compañía, canto y baile en las casas de canto. Algunas no incluían servicios sexuales, pero la mayoría sí. Generalmente eran vistas como amantes y no prostitutas. Las sing-song girls no llevaban ningún maquillaje ni atuendo característicos. Normalmente vestían el qipao de Shanghái, similar al de las mujeres de clase alta. A menudo ofrecían actuaciones amateurs de ópera china para sus clientes llevando el traje chino tradicional de ópera para actuar ante pequeños grupos. Las chicas tenían uno o varios patrocinadores varones casados o no para pagar sus deudas familiares o personales y para sostener su alto nivel de vida. Muchas sing-song girls se acababan casando con su patrocinador para empezar una vida libre.

Entre ellas había varias clases de intérpretes, según su calidad y habilidad. Con el tiempo, fueron evolucionando, de una clase a cuatro y finalmente consolidándose en dos antes de volverse obsoletas con la Revolución Cultural:

Debajo, se encontraban las que ofrecían tan solo servicios sexuales. Donde algunas sing-song girls trabajaban por elección, las mujeres explotadas en los escalones más bajos del mercado sexual estaban allí como resultado de haber sido vendidas, hipotecadas, secuestradas o forzadas a prostituirse (Estas no incluían a las masajistas y bailarinas en alquiler, que ofrecían servicios sexuales a tiempo parcial.)

En Shanghái, las sing-song girls formaron una parte única de la cultura de la ciudad, que, a su vez, incidió en la cultura de otras partes de China. Cuando Shanghái fue dividida en diferentes concesiones gobernadas libremente por múltiples partidos, hubo una mayor libertad para que las sing-song girls actuaran ante el ojo público sin repercusiones legales. Esto abrió la puerta, dejando que la cultura de entretenimiento a través de las cortesanas impactara en la cultura china más tradicional.

Mientras que incluso la clase más alta Changsan no podía huir de la ignominia de su asociación con el comercio sexual, en cierto modo, les dejaba alardear de una provocación que la tradición china conservadora no permitía. Los puntos de vista conservadores sostenían que una vez casada, una mujer no tenía ninguna necesidad de impresionar a nadie. Acorde con los ideales confucianos de virtudes domésticas como la modestia, el estándar de vestimenta femenina tendía a ocultar las formas, cubría del cuello a los pies y se usaban colores sobrios. Sin embargo, las cortesanas, eximidas de tales virtudes, solteras y perpetuamente cortejadas eran libres de explorar la alta moda, y adaptarla. Un ejemplo de esto puede ser visto en el qipao, el cual empezaron a usar desde finales del siglo XIX más ceñido, en colores vivos e incluso modelos sin mangas, o con ellas cortas y abiertos a cada lado hasta la rodilla.[5]

En general, el hecho de que las sing song girls estuvieran centradas en el ocio y el entretenimiento las convirtió en iconos de la moda y el estilo. Por ejemplo, a menudo decoraban sus salones con caras decoraciones y comodidades modernas, al punto de que hay casos registrados de damas que se colaron en las casas de entretenimiento para echar un vistazo a la decoración y las modas y mantenerse al tanto. Además, el hecho de ser a menudo cortejadas por individuos prominentes de la sociedad les otorgaba interés, incluso notoriedad. Entonces se hizo habitual que las cortesanas más famosas fueran invitadas a acompañar públicamente a sus pretendientes permitiendo que ellas pudieran lucir su moda, pronto imitada por las mujeres honestas.[6]

Las sing-song girls fueron los primeros individuos de la sociedad china en hacer uso de los medios de comunicación de masas. Desde finales del siglo XIX, algunas cortesanas empezaron a ofrecer sus servicios a través de retratos en foto y tarjetas de visita. Además, la generalización de los anuncios en carteles, revistas y postales con su uso de la figura femenina para anunciar todo tipo de productos, llevó a la circulación de imágenes de famosas sing-song girls mostradas como el estándar de la moda y la belleza.[7][6]

En cierto modo, al menos en Shanghái, las cortesanas de más alto rango se convirtieron en las primeras celebridades modernas. Su fama procedía, no de sus virtudes o trabajo, sino de su asociación con la alta cultura y la última moda. Consiguientemente, utilizaron esa fama para continuar extendiendo los límites impuestos por la cultura conservadora tradicional en formas que popularizaron la tecnología moderna y mayor expresión de la sexualidad femenina.



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