Una supermodelo es una modelo muy bien pagada y que goza de fama mundial. El término fue popularizado en la cultura popular en la década de 1990. Las supermodelos, por lo general, trabajan para destacados diseñadores de moda y marcas de elevado prestigio. Tienen contratos, patrocinadores y campañas publicitarias millonarios llegando a convertirse en celebridades.
Una supermodelo se distingue de otras modelos por su fama mundial, acaparando las portadas de las principales revistas de moda. Aun cuando otras modelos sean consideradas bellas, las supermodelos utilizan su mayor popularidad para conseguir mejores contratos. Del mismo modo, las marcas de lujo contratan a las supermodelos para asociar su fama a los productos que promociona.
Según el libro Model: The Ugly Business of Beautiful Women de Michael Gross, el primer uso conocido del término "supermodelo" fue en 1943 por un agente llamado Clyde Matthew Dessner en su libro sobre cómo hacer el modelaje. Sin embargo, una escritora llamada Judith Cass usó el término antes que Dessner en octubre de 1942 en su artículo en el Chicago Tribune titulado "Super Models are Signed for Fashion Show".
El término "supermodelo" fue utilizado nuevamente en los medios de comunicación en los años 1960 y 1970. En mayo de 1967 el diario de Salisbury Daily Times se refirió a Twiggy como supermodelo; en un artículo de febrero de 1968 la revista Glamour publicó la lista de las 19 "supermodelos"; en enero de 1970 el Daily Defender escribió "New York Designer Turns Super Model" (Diseñadora de Nueva York se convierte en Súper Modelo), The Washington Post y el diario de Mansfield News Journal utilizaron el término en 1971; y en 1974 tanto el Chicago Tribune como The Advocate también utilizaron el término "supermodelo" en sus artículos. American Vogue empleó el término "supermodelo" en la portada por primera vez para describir a Margaux Hemingway en la edición del 1 de septiembre de 1975. La revista Jet también describió a Beverly Johnson como "supermodelo" en su edición del 22 de diciembre de 1977.
En 1979, la modelo Janice Dickinson afirmó haber acuñado el término "supermodelo" como un compuesto de la palabra superman y modelo. Durante una entrevista con Entertainment Tonight, Dickinson dijo que su agente Monique Pilar de Elite Model Management le preguntó: "Janice, ¿quién crees que eres, Superman?" Ella respondió diciendo: "No... yo soy una supermodelo, cariño, y tú te referirás a mí como una supermodelo y tú iniciarás una división de supermodelos". Dickinson también afirmó ser la primera supermodelo.
Sin embargo, Lisa Fonssagrives es ampliamente considerada como la primera supermodelo del mundo. Ella estuvo en la mayoría de las principales revistas de moda y de interés general desde 1930 hasta la década de 1950, incluyendo Town & Country, Life, Vogue, Vanity Fair, Harper's Bazaar, y Time. Dorian Leigh, también fue descrita como la primera supermodelo del mundo, así como Gia Carangi y Jean Shrimpton.
En 1968, un artículo en la revista Glamour describió a Twiggy, Cheryl Tiegs, Wilhelmina, Veruschka, Jean Shrimpton, y otras quince modelos más como "supermodelos".
En la década de 1970, algunas modelos se hicieron más prominentes y su nombre más reconocible para el público en general. La editora de Sports Illustrated Jule Campbell abandonó las tendencias de modelaje del momento para su incipiente Sports Illustrated Swimsuit Issue fotografiando modelos californianas "más altas y saludables" e imprimiendo sus nombres al lado de sus fotos, convirtiendo a muchas de ellas en nombres conocidos y estableciendo el traje de baño en piedra angular de la supermodelo.
En 1975, Margaux Hemingway consiguió el hito sin precedentes en la profesión de un contrato por un millón de dólares, como el rostro del perfume de Fabergé Babe y ese mismo año apareció en la portada de la revista Time, con la etiqueta de una de las "nuevas bellezas", dando más reconocimiento al nombre de las modelos de pasarela.
En octubre de 1981, Life citaba a Shelley Hack, Lauren Hutton, la primera supermodelo de pasarela en recibir un contrato de una gran marca de cosméticos al ser contratada por Revlon en 1973 al igual que poco después la somalí Iman, la primera supermodelo negra, por Revlon, Margaux Hemingway de Fabergé, Karen Graham de Estee Lauder, Cristina Ferrare de Max Factor, y Cheryl Tiegs de CoverGirl proclamándolas las "caras del millón de dólares"; de la industria de la belleza. Estas modelos negociaron acuerdos lucrativos y exclusivos con grandes compañías multinacionales de cosméticos, fueron instantáneamente reconocibles y sus nombres se hicieron bien conocidos por el público.
A inicios de los años 80, Inés de La Fressange fue la primera modelo en firmar un contrato de modelaje exclusivo con una casa de moda de alta costura, Chanel. A principios de la década de 1980, los diseñadores de moda comenzaron a hacer publicidad en la televisión y en vallas publicitarias. Las figuras de la pasarela como Gia Carangi, Tiegs, Brinkley, Kim Alexis, Paulina Porizkova, Yasmin Le Bon, Kathy Ireland, Brooke Shields, Carol Alt y Elle Macpherson comenzaron a avalar productos con sus nombres, así como sus rostros, a través de la comercialización de marcas como Diet Pepsi o camiones Ford. En 1980, Shields, de 14 años, fue la modelo de moda más joven en aparecer en la portada de Vogue.
A medida que las modelos comenzaron a acaparar el glamour de antaño, comenzaron a reemplazar a las estrellas de cine como símbolos de lujo y riqueza. En este sentido, las supermodelos eran vistas no tanto como individuos sino como imágenes.
En la década de 1990, la supermodelo se hizo todavía más prominente en los medios de comunicación. El título se convirtió en sinónimo de una superestrella, para significar que la fama de una supermodelo había surgido simplemente de su "personalidad". La fama las habilitó para hacerse cargo de sus carreras, para comercializarse a sí mismas y para obtener mayores comisiones.
La nueva era comenzó en 1990, con la célebre portada de la revista Vogue británica con Cindy Crawford, Christy Turlington, Linda Evangelista y Tatjana Patitz, fotografiadas por Peter Lindbergh, que creó tal sensación en el mundo de la moda que llegaron a encarnar el término "supermodelo". Individualmente y asimismo, como grupo de élite, parecía como si la idea de la supermodelo hubiera sido acuñada sólo para ellas. Cada modelo había alcanzado gradualmente fama desde mediados de los años ochenta y ahora estaban entre las principales estrellas de la industria. Seleccionadas por Lindbergh para la portada de enero de Vogue, el cantante George Michael eligió a las mismas cinco modelos para el videoclip de su canción,"Freedom! 90", dirigida por David Fincher. Otras fotografías notables que capturaron esta nueva generación de modelos, incluyendo el famoso conjunto de desnudos tomado por Herb Ritts para Rolling Stone que incluía a Patitz, Crawford, Campbell, Turlington y Stephanie Seymour, ayudaron a cada supermodelo a alcanzar la fama y la fortuna mundial compartiendo las portadas de todas las ediciones internacionales de Vogue, caminando por las pasarelas de los diseñadores más importantes del mundo, al punto de ser reconocibles solo por sus nombres de pila, Cindy, Naomi, Claudia, Linda...
En 1991, Turlington firmó un contrato con Maybelline que le pagaba $800,000 por doce días de trabajo cada año. Cuatro años más tarde, Claudia Schiffer ganó 12 millones de dólares por sus varios trabajos de modelaje. Las autoridades del mundillo, desde Karl Lagerfeld hasta Time, declararon a las supermodelos más glamurosas que las estrellas de cine.
Evangelista, Turlington y Campbell fueron conocidas como "La Trinidad", un término utilizado por primera vez por el fotógrafo Steven Meisel y mencionado por el periodista Michael Gross. Linda Evangelista era conocida como "camaleónica" por su especial habilidad para transformar su aspecto y reinventar su imagen corporal. Turlington era conocida como la "modelo segura", diciendo que "los clientes saben que si me contratan, nada saldrá mal". Campbell fue la primera modelo de raza negra en aparecer en la portada de Time, French Vogue, British Vogue y el número de septiembre de American Vogue, tradicionalmente el mayor y más importante del año.
Campbell, Crawford, Evangelista, Patitz y Turlington fueron el grupo original considerado como "Las Cinco Grandes" supermodelos de la década de 1990. El término "Las Cinco Grandes" se usó más tarde para describir a Campbell, Crawford, Evangelista, Turlington y la alemana Claudia Schiffer (reemplazando a Patitz), y con la adición de la británica Kate Moss, llegaron a ser conocidas como "Las Seis Grandes".
En el libro de 2006, In Vogue: La Historia Ilustrada de la Revista de Moda Más Famosa del Mundo (Rizzoli), los editores citan a las "supermodelos originales" y a Schiffer al citar a la editora jefa de la revista Vogue, Anna Wintour, diciendo: "Esas chicas eran tan fabulosas para la moda y reflejaban totalmente esa época... Eran como estrellas de cine". Los editores nombran modelos famosas de décadas anteriores, pero explican que "ninguna de ellas alcanzó la fama y el renombre mundial otorgado a Linda Evangelista, Christy Turlington, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Tatjana Patitz, Stephanie Seymour, Claudia Schiffer, Yasmeen Ghauri y Karen Mulder a finales de la década de 1980 y principios de 1990. Estas modelos brillaron más allá de las páginas de las revistas. Muchas se convirtieron en las caras de las marcas de cosméticos y perfumes, tenían sus propios programas de televisión y vídeos de fitness y sus propias líneas de lencería... sus vidas, actividades, influencias e imágenes fueron objeto de todo tipo de análisis sociológico e histórico".
A mediados de la década de 1990, la era de las supermodelos culminó y una nueva era comenzó, impulsada por la "heroína chic" que favorecía modelos más andróginas y excesivamente delgadas. A finales de la década de 1990, las actrices, cantantes de pop y otras celebridades del entretenimiento comenzaron a reemplazar gradualmente a las modelos en las portadas de las revistas de moda y en las campañas publicitarias. El péndulo del protagonismo dejó muchas modelos en el anonimato. Una popular "teoría conspirativa" que explica la desaparición de las supermodelos es que los diseñadores y editores de moda se cansaron de la actitud de "no me levantaré de la cama por menos de 10 000 dólares al día"; y se aseguraron de que ningún pequeño grupo de modelos volviera a tener el poder que tuvieron "Las Seis Grandes". Aun así, el término siguió aplicándose a modelos notables como Laetitia Casta, Eva Herzigova, Carla Bruni, Yasmin Le Bon, Amber Valletta, Helena Christensen, Patricia Velasquez, Adriana Karembeu, Valeria Mazza, y Milla Jovovich.
A partir del año 2000, Gisele Bündchen se convirtió en la primera de una oleada de modelos brasileñas en ganar fama entre el público y en la industria. Con numerosas portadas en Vogue, incluyendo una titulada "El regreso de la modelo sexy", a Bündchen se le atribuye el fin de la breve época de la "heroína chic" y las modelos de pasarela demacradas. Siguiendo sus pasos al firmar contratos con Victoria's Secret, también saltaron a la fama Adriana Lima y Alessandra Ambrosio. Sin embargo, esta nueva generación de supermodelos voluptuosas ya no pudo cruzar al mundo de la televisión, las películas y los programas televisivos tan fácilmente como sus predecesoras. Las oportunidades para el estrellato estaban menguando en el mundo del modelaje, y supermodelos como la alemana Heidi Klum y la estadounidense Tyra Banks se acercaron a la televisión con reality shows como Project Runaway y Next Topmodel, no solo para seguir siendo relevantes sino para establecerse como magnates del medio.
Aunque la supermodelo tiende a ajustarse al estándar de belleza de la mayoría nativa, debido a la creciente importancia de las redes sociales y a movimientos sociales, como la de la positividad corporal, el rango de diversidad en la industria de la moda se expandió a una mayor variedad de tamaños, etnias y visibilidad en las redes.
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