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Svetlana Alliluyeva



Svetlana Alilúyeva, nacida bajo el nombre de Svetlana Iósifovna Stálina y fallecida con el nombre de Lana Peters (28 de febrero de 1926-22 de noviembre de 2011; en ruso, Светлана Иосифовна Сталина, en georgiano, სვეტლანა ალილუევა), fue la única hija de Iósif Stalin. Escritora, naturalizada en los Estados Unidos. Alilúyeva conmocionó a la opinión internacional al refugiarse en este país en 1967.

Svetlana nació el 28 de febrero de 1926. Su madre, Nadezhda Allilúyeva (la segunda esposa de Stalin), murió el 9 de noviembre de 1932, cuando Svetlana tenía 6 años de edad.[1]​ La causa de muerte oficial fue apendicitis; sin embargo, existen algunas teorías que sostienen que se suicidó e incluso que pudo haber sido asesinada.

Tuvo dos hermanos varones: Yákob y Vasili, siendo ella la menor.[2]

Como casi todos los hijos de altos oficiales soviéticos, Svetlana fue criada por una niñera y pocas veces vio a sus padres. Sin embargo, inicialmente mantuvo una buena relación con su padre, la cual se fue deteriorando a medida que crecía y se volvía una persona independiente.[1]​ Stalin llamaba a su hija «pequeño gorrión» o «pequeña mariposa».[3]

Svetlana se enamoró a los 16 años del guionista de cine judío llamado Alekséi Kápler, de 40 años. Luego, Kápler fue exiliado durante diez años a la ciudad polar de Vorkutá, y se especula que fue por causa de Svetlana.[1][3]

Mientras estudiaba Historia en la Universidad de Moscú, a los 17 años de edad, Svetlana se enamoró de Grigori Morózov, también judío. Su padre se opuso a la boda, pero terminaron casándose. En 1945 Svetlana dio a luz a Iósif. En 1948 Morózov y Svetlana se divorciaron.[3][1]

En aquellos años casi no se veían. De hecho, Stalin conoció a su nieto Iósif cuando este tenía 4 años.[3]

En 1949, a instancias de su padre, Svetlana se casó por segunda vez con Yuri Zhdánov (hijo de Andréi Zhdánov), quien adoptó al hijo de esta del primer matrimonio. Después de dar a luz a Yekaterina, en 1950, se divorciaron poco después.[1]

Cuando Stalin murió en 1953, Svetlana adoptó el apellido de su madre y trabajó como maestra y traductora en Moscú. El 20 de mayo de 1962 fue bautizada en la fe ortodoxa.

En 1963 se enamoró de un intelectual comunista indio llamado Brajesh Singh en Moscú. En 1965 intentaron casarse, pero no se les permitió debido a que la ley vigente no permitía a los soviéticos casarse con extranjeros. Singh murió en 1966 y Svetlana obtuvo permiso para viajar a la India a dejar las cenizas de Singh con su familia, para luego verterlas en el Ganges. En los dos meses que estuvo allá, estuvo inmersa en observar las costumbres locales y quedó encantada del lugar y su gente.[1][3]

Fue en diciembre de 1966 que Svetlana vio a sus hijos Iósif y Yekatenina por última vez, quienes tenían 18 y 16 años respectivamente.[3]

El 6 de marzo de 1967 solicitó al embajador soviético en Nueva Delhi, Iván Benediktov, permitir que ella se quedara en la India. después de haber visitado la embajada soviética en Nueva Delhi; sin embargo, ante la insistencia del embajador en que volviera a la Unión Soviética y pensando en que no se le permitiría salir de nuevo de su país, Svetlana fue a la embajada de los Estados Unidos y pidió asilo político al embajador Chester Bowles. Pronto la noticia causaría gran polémica a nivel mundial debido a que se desconocía en Estados Unidos que Stalin tuviese una hija y, además, que justo en ese momento la Unión Soviética y Estados Unidos se encontraban en negociaciones para abrir consulados en ambos países.[1]

Fue el hijo de Singh, quien vivía en Seattle, quien le sugirió a Svetlana que fuese a Estados Unidos, obtuviese la nacionalidad y luego regresara a la India.[3]​ Asimismo, Svetlana aseguró que parte del motivo para desertar fue el tratamiento que las autoridades soviéticas dieron a Singh.[4]

Después de obtener el asilo, se le urgió que abandonara la India inmediatamente para ir a Suiza, con el fin de evitar un incidente internacional. Después de pasar seis semanas en Suiza, se dirigió finalmente a los Estados Unidos.

Svetlana dejaría en la Unión Soviética a sus entonces dos hijos: Iósif y Yekaterina. Uno de ellos renegó a su madre.[5]

Finalmente, el 21 de abril de 1967 llega al estado de Nueva Jersey.[1]​ Una vez en suelo estadounidense, Svetlana ofreció una conferencia de prensa denunciando los excesos cometidos por el gobierno soviético.[2]​ El lanzamiento de su autobiografía Rusia, mi padre y yo (Veinte cartas a un amigo) coincidía con el 50.º aniversario de la Revolución de Octubre, pero debido a protestas por parte de la Unión Soviética, el lanzamiento fue adelantado. La venta de esta obra le permitió gozar de una fortuna.[1]​ Esta obra fue traducida a 23 idiomas y ha recibido numerosos premios desde entonces.[3]

Debido al escándalo político desatado por la huida de Svetlana, la Unión Soviética demandó la garantía por parte de los Estados Unidos que cualquier figura de alto rango de su país que pidiera asilo debía ser interrogada primero por oficiales soviéticos. De igual manera, los líderes trataron de desacreditarla tachándola como una «persona enferma» y «moralmente inestable».[4]

Desde su vida en Estados Unidos, Svetlana se dedicó realizar obras benéficas y dar apoyo económico a diversas organizaciones como un hospital en la India con el nombre de su amado Brajesh: el Brajesh Singh Memorial Hospital.[1]

En 1969 el Gobierno soviético de entonces le revoca la ciudadanía acusándola por «mala conducta y difamar a la ciudadanía», un crimen establecido en 1938 durante el mandato de Stalin.[3]

En 1970 Svetlana recibió una invitación de la viuda de Frank Lloyd Wright, Olgivanna, para visitar su casa en Arizona. Allí Svetlana se enteró de que Olgivanna creía que Svetlana era el reemplazo espiritual de su hija, también llamada Svetlana, que había muerto en un accidente de tráfico.[6]​ Svetlana no solo aceptó esta idea, sino que también se casó con el viudo de la Svetlana muerta, William Wesley Peters y se cambió el nombre a Lana Peters.[2]​ La pareja tuvo una hija llamada Olga en 1971, pero finalmente se divorciaron.[3]

En 1982 se mudó con su hija Olga a Cambridge, Inglaterra, donde entró en la Iglesia católica.[7]

En 1984 regresó a la Unión Soviética para reencontrarse con su familia, negando todo lo que había dicho en Estados Unidos y afirmando que no había gozado ni de un día de libertad en Occidente. Entonces, la Corte Suprema Soviética le devolvió la ciudadanía, aunque las autoridades soviéticas les confiscaron los pasaportes estadounidenses a ella y a su hija Olga. El reencuentro con su hijo Iósif fue distante y nunca se reencontró con Yekaterina. Sin embargo, dos años después regresa a Estados Unidos arrepintiéndose de lo que había dicho y asegurando que fue una mala traducción.[3][4]

En diciembre de 1984 se estableció en Tiflis, Georgia. En 1986 Svetlana regresó a los Estados Unidos, y luego viajó a Bristol, Inglaterra, en los años 1990.

En 1991 intentó suicidarse.[8]

Sus últimos años de vida residió en un hogar de la tercera edad en el condado de Richland, Wisconsin.

En sus últimos años de vida criticó al líder ruso Vladímir Putin por estar aparentemente imitando el culto a la personalidad que ejerció su padre.[3]

Murió el 22 de noviembre de 2011 por un cáncer de colon en el condado de Richland, Wisconsin (EE. UU.) a los 85 años de edad. Su muerte fue anunciada el 28 de noviembre de 2011.[9]

Según la escritora checa Monika Zgustova, Svetlana pasó de ser estrictamente vigilada por la KGB a ser espiada por la CIA, así como también de estar constantemente acosada por parte de la prensa. Zgustova declaró de ella: «Fue una víctima de su padre, de la sociedad y de sí misma».[5]



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