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Tundiqui



El Tundiqui o Tundique, es una danza boliviana originaria de la localidad de Mururata. En sus inicios esta danza la bailaba la comunidad afroboliviana principalmente en épocas de Pascua en la "Fiesta de San Benito" que se desarrollaba en la Capilla de Mururata de la Provincia de Nor Yungas.[1][2]

El tundiqui fue descrito por el arqueólogo Max Uhle en su manuscrito "Tänze Boliviens, los bailes de los Aimaras" en el año 1895 describiendola como una danza afroboliviana: "Lo bailan negros de Mururata. También otros en La Paz y se pintan. Lo retraté en La Paz Muñecas que representan el baile hechas en la Penitenciaría de La Paz".[2]

El historiador y etnógrafo boliviano Manuel Rigoberto Paredes Iturri en su libro "Arte en la altiplanicie", escrito en 1913, que trata del folklore en el altiplano boliviano, en el espacio geográfico de La Paz, describe la danza como un baile afroboliviano que era imitado por los mestizos: "el de los Tundiques, que ha llegado a popularizarse tanto que aun lo imitan los mestizos con aplauso y embeleso de vulgo. El vestido está compuesto de un pantalón y saco de genero blanco, y lleva en las manos dos pedazos de madera tallados y con dentaduras apropiadas para producir un sonido áspero con el roce o frote de ambas partes y cascabeles en los pies. Entonan cánticos que acompasan con el movimiento de los cascabeles y sonido de maderas. Cantan y bailan con mucha cadencia y mímica rítmica, sin perder un momento el compás. El negro muestra siempre aptitudes especiales para el baile por eso cuando los mestizos, los que hacen de tundiques, no entienden la gracia de aquél." [3]

Una referencia mas antigua de la danza la realiza el mismo autor en su libro "Monografía de la Provincia de Muñecas" del año 1898, libro que actualmente se encuentra en la Biblioteca Municipal de La Paz.

La danza tundiqui se originó en Mururata en la Provincia de Nor Yungas de la cultura afroboliviana. Posteriormente esta danza la imitaría la población mestiza e indígena boliviana pintandose el rostro de color negro y usando máscaras negras. El poeta y escritor coroiqueño Arturo Pizarroso Cuenca en su libro "La cultura negra en Bolivia" entre otros temas destaca la transculturación que crea el folklore afroboliviano: "Su música (el tundiqui y la saya) interpretada en tambores de todo tamaño, gusta en sobremanera al pueblo. Los mismos indios y mestizos los imitan en sus bailes y en su música, embadurnándose la cara con betún o corcho quemado o en su defecto emplean máscaras de estuco de color ébano, improvisando cantos alusivos a la ceremonia. Es frecuente ver en la Ciudad de La Paz, más que todo en las fiestas religiosas el baile del tundiqui".[1]​ Así mismo Pizarroso Cuenca describe la práctica del tundiqui en las comunidades afrobolivianas de los Yungas, apuntando: "En Yungas los negros al son de tambores del tundiqui y la saya improvisan canciones breves que repiten más de cien veces, bailando y cantando sin demostrar cansancio alguno; las mujeres son verdaderas tiples o sopranos cuyas voces se escuchan hasta la distancia".[1]

Según el investigador peruano Javier Salas Avila el tundique o tundiqui es una danza boliviana, un tipo de villancicos de la comunidad afroboliviana, que serían de base, para la construcción de la danza Caporales.[4]

El tundiqui conjuntamente con la saya y la semba formaba parte de una ceremonia acompañada de festejos dedicados al Rey Afroboliviano denominada la "Fiesta de San Benito" que se desarrollaban en la región de Mururata en Los Yungas de Bolivia. Pizarroso Cuenca describe: "Cada año en la fiesta de Pascua en la hacienda de Mururata, los negros, le rinden homenaje a su Rey de color con todos los honores del caso. El día de Pascua el cura Párroco de Coroico, celebra misa en la Capilla de Mururata, en cuyo recinto se venera la imagen de San Benito. Después de celebrada la misa, sale el Rey Negro llevado en andas, a un sitio apropiado y vistoso cerca de la Capilla, acompañado de su guardia de honor bién escoltado, de hombres armados y de mujeres escogidas, generalmente jóvenes quienes cantan e improvisan canciones alusivas a la ceremonia con voces de tiple y soprano que se hoyen hasta la distancia. Luego bailan sin descanzo alguno, horas enteras, con música de tambores de toda dimensión el tundiqui y la saya, pero, antes de comenzar el baile, debe hacerlo primero el Rey Negro, con el baile de linaje y tradición africana: La ZEMBA, exclusivamente baila el Rey, sin que nadie lo acompañe, solo, munido de un mortero, aparato de moler arroz, dando varias vueltas alredor, gesticulando palabras alusivas al acto y a su raza, ceremonia muy típica muy propia del folklore negro".[1]

Uno de los tundiques más famosos es el siguiente:

Cargada de su wawita cantando

Cargada de su wawita bailando.


Dónde está mi negra bailando

Cargada de su wawita cantando

Cargada de su wawita bailando.


Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante.


Nos tomaremos un yungueñito

Nos tomaremos un yungueñito

Donde la hermana del Manuelito

Donde la hermana del Manuelito.


Nos tomaremos un yungueñito

Nos tomaremos un yungueñito

Donde la hermana del Manuelito

Donde la hermana del Manuelito.


Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante.


Seguiremos, seguiremos bailando

Seguiremos, seguiremos cantando

Con la saya y el tundiqui bailando

Con la saya y el tundiqui cantando.


Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante

Negra, samba, aunque tunante siempre adelante.

Respecto a esta danza surgen cuestionamientos controversiales de carácter cultural e identitario. La investigadora Eveline Sigl expresa que las representaciones de esta danza últimamente se han vuelto muy problemáticas, ya que los danzantes no sólo se pintan la cara de negro (una práctica que se considera altamente racista), sino también incluyen escenas de violencia en sus representaciones donde un Caporal azota a un esclavo negro sin misericordia y donde algunos danzantes están arrastrando grilletes y cadenas, teatralizaciones que antiguamente no formaban parte de la danza y que proporcionan una imagen denigrante del afrodescendiente boliviano. Parece extraño que los observadores, es decir, el público, los jurados y dirigentes folkloristas no estén repudiando este tipo de espectáculo ya que es una falta de sensibilidad. Aparentemente, pese a la existencia de una ley contra el racismo y todo tipo de discriminación una parte de la población aún no entiende que estas escenificaciones transportan una imagen enteramente racista que no debería ser aceptada como algo “normal” o incluso “divertido”. No es que “sólo es una danza” (que según sus proponentes estaría enseñando la historia); es la construcción de una imagen que no debería tener lugar en teatralizaciones públicas ni mucho menos en entradas folklóricas devocionales. Sin embargo, con esto no se insinua que ya no se baile, pero sí se quiere llamar a la reflexión y la conciencia ciudadana en cuanto a la imagen que se suele dar a esta danza. Por otra parte resultado de esta representación satírica tergirversada de la danza tundiqui, la nueva generación del pueblo afroboliviano esta olvidando, negando y rechazando parte de su propia cultura, como lo es el tundiqui una expresión cultural que nace en el mismo pueblo afroboliviano.[5]

En Bolivia el Tundiqui es llamado también Danza de los Negritos siendo bailado por mestizos simulando ser afros y dirigidos por un caporal y se baila en fiestas como el Carnaval de Oruro, con Conjuntos como “Negritos de Pagador” fundado en 1956 y "Negritos Unidos de la Saya" fundado en 1957, ambas agrupaciones desde su fundación continúan bailando esta danza hasta la actualidad. Así también se baila en la entrada de La Fiesta de Jesús del Gran Poder en la ciudad de La Paz con la fraternidad de Negritos del Colegio Nacional San Simón de Ayacucho fundada en 1973, bailando desde su fundación hasta la actualidad. Otras fraternidades bolivianas que también participaban con esta danza fueron la "Fraternidad Negritos Espumosos de La Paz" y el "Conjunto Folclórico Negritos Centralistas".[6]

En el Perú en la región Puno surgió un debate sobre el orígen de la danza tundique, la danza tuntuna, la danza saya, y la danza caporales.

En el año 2011, el investigador peruano René Calcín Anco publicó un artículo titulado "Los Caporales, una danza afroaltiplánica" sosteniendo que el Tundiqui era una danza colonial creada por aymaras de la localidad de Yunguyo, afirmando que dicha localidad era un lugar de descanzo de afrodescendientes que llegaban a descanzar a esa localidad altiplánica de la cálida región de Los Yungas (actual Bolivia). "El tundique es una expresión coreográfica creada por los aymaras de Yunguyo en la colonia, como imitación a los negros de los Yungas de Bolivia que solían arribar a este pueblo; a decir de Ignacio Frisancho Pineda: “Desde los Yungas, de tiempo en tiempo, para las grandes festividades religiosas, los negros subían hacia los pueblos del Altiplano Peruano… Uno de esos sitios obligados… era el lugar que hoy ocupa la ciudad de Yunguyo, que en aquellos tiempos se denominaba Yunga-Uyo, es decir la pascana o Plaza de los Yungas o Yungueños… en esta pascana de Yunguyo crearon o recrearon como una parodia… la Danza de los Tundiques”.[7]

Así mismo Calcín Anco en su artículo citando a Emilio Romero y su obra "Monografía del Departamento de Puno" del año 1928 sostiene el origen colonial del Tundique, la ejecución por parte de los aymaras y la registraría como danza puneña: “Otro baile llamado Tundiquis, es igualmente de factura colonial. Los danzarines son parejas de hombres y mujeres entre los que uno de los indios se disfraza de zambo y mulato y caminan al son de una gaita hecha de un pinquillo y una vejiga inflada. Este baile se parece al conocido entre los mulatos de las bajas esferas del pueblo limeño con el nombre de son de los diablos” (1928:212).[7]

Otros investigadores criticaron y desacreditaron el artículo de Calcín Anco, entre ellos investigadores peruanos y bolivianos. El investigador boliviano Ariel Villazón en su serie de documentales titulado "TUNTUNA TUNDIQUI PRUEBAS DE FABRICACION PERUANA SOBRE SU ORIGEN 4/4" acusa a Calcín Anco y otros investigadores de la misma inclinación, de distorsionar información y fabricar origenes falsos a danzas bolivianas que se practican en el Perú, entre ellas el tundique.[8]​ Villazón enfatiza que la cita de Emilio Romero sobre el tundiqui es del año 1928 y es posterior a los registros históricos de Paredes Iturri que es del año 1898, para ese año Emilio Romero ni siquiera había nacido, también resalta que, a diferencia de Paredes Iturri, Romero no especifica de qué lugar preciso de Puno es la danza, Emilio Romero no clasifica al tundiqui como danza puneña y no menciona a la localidad de Yunguyo como lugar de origen de la danza. Villazón también destaca que en la descripción de Romero no coíncide con las características de la danza tundiqui y su música, en su descripción Romero afirma que de todos los bailarines solo uno se disfraza de zambo o mulato, no describe la percusión que es fundamental en la danza y mas al contrario la compara con la danza son de los diablos que tiene un ritmo diferente al tundiqui, por esa razón Villazon sostiene que la descripción de Emilio Romero podría tratarse de otra danza y no del tundiqui.[8]​ Villazón critica a Calcín Anco de fabricar información distorsionando el significado de Yunguyo para forzar un vínculo con Los Yungas de Bolivia al no encontrar afrodescendientes en dicha localidad peruana para legitimar un orígen peruano negroide al tundiqui, puesto que en la misma monografía de Emilio Romero describe la etimología del nombre Yunguyo haciendo referencia a asentamientos indígenas mitimaes Ichu-chiris de la época incaica y no la relaciona en ningún sentido con festividades o asentamientos de afrodescendientes: "El pueblo de Yunguyo debe derivar, así de Yunga-uuit casa de los Yungas"[8]

El investigador y musicólogo peruano Javier Salas Ávila igualmente desestimó algún probable orígen peruano del tundiqui afirmando:[9]

Hay que respetar la génesis de estas formas musicales danzarias.

Un historiador puneño ha tratado de sustentar la teoría de que los caporales si tienen génesis en el altiplano puneño y sostiene que en la época de los incas se bailaba una danza de los "quirquis", que era una danza que se bailaba con cascabeles, pero, yo juzgo de que el historiador, amigo mío además, no es músico, porque él, cómo puede comprobar que ese ritmo musical con el que se bailaban los "quirquis" es aporte afro y por lo tanto obliga a que se escriba en compás compuesto de 11/8 o 6/8 que es el compás que más se acerca a la expresión rítmica del tundique.



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