Vivir un poco es una telenovela mexicana producida por Valentín Pimstein para la cadena Televisa y exhibida por El Canal de las Estrellas entre el 29 de julio de 1985 y el 14 de marzo de 1986.
Fue protagonizada por Angélica Aragón y Rogelio Guerra, con las participaciones antagónicas de Beatriz Sheridan, Nuria Bages, Claudio Báez, Inés Morales, Gregorio Casal, Felicia Mercado, Roberto Ballesteros y el primer actor Carlos Ancira, además de las participaciones estelares de Augusto Benedico, Irma Lozano, Juan Antonio Edwards, Arturo Peniche, Patricia Pereyra y Alberto Mayagoitía, entre otros.
Estuvo basada en La madrastra una historia original del dramaturgo chileno Arturo Moya Grau, bajo la fiel adaptación literaria del guionista Carlos Romero.
Andrea Santos es una mujer mexicana que ha pasado 20 años recluida en la Cárcel de Mujeres de Buenos Aires, Argentina, acusada de un crimen que no cometió. Exactamente hace veinte años, ella junto a su marido Gregorio Merisa Obregón y un grupo de amigos viajaron a la capital argentina por placer. Pero una noche se escucha el sonido de un disparo en una de las habitaciones del hotel; Andrea es la primera en oírlo y va a la habitación a ver lo que ocurrió. Es allí donde encuentra a su amiga Martha muerta en el piso; ella inconscientemente toma el arma homicida y a continuación es sorprendida por personal del hotel. Meses más tarde, Andrea es declarada culpable y condenada a cadena perpetua, más aún luego de saberse que la víctima estaba embarazada. Todos a los que creía sus "amigos" le dan la espalda, incluso Gregorio, quien la deja en el penal argentino y la obliga a firmar la anulación del matrimonio.
Después de los años en prisión, Andrea se ha convertido en una mujer dura, amargada y huraña. Es la presidiaria más antigua del recinto penitenciario. Sus compañeras le tienen miedo y respeto y solo mantiene contacto con su abogado Alejandro Luccino, quien siempre ha creído en ella y ha apelado constantemente su sentencia, sin éxito. Andrea también mantiene contacto por medio de cartas con el padre Benigno, su sacerdote consejero, quien además le envía comida mexicana y arcilla, con la cual Andrea hace artesanía típica mexicana que es muy cotizada, y cuya venta le ha permitido amasar una pequeña fortuna. Pero la compañía incondicional que le representa su nueva compañera de celda Silvina, presa por robo, hace que Andrea se abra poco a poco.
Hasta que uno de esos días, Andrea por fin es dejada en libertad luego de que Alejandro pidiera el indulto por duodécima vez. Todavía sin poderlo creer, se despide de Silvina prometiéndole que su abogado la ayudará, ya que le ha tomado mucho cariño a la joven hasta considerarla una amiga, y decide volver a México. Al mismo tiempo, en tierras aztecas, Gregorio está a punto de casarse con la frívola Magdalena Armenteros, aunque sus hijos: el responsable Adrián, la rebelde Atenas y el inseguro Aldo, no están de acuerdo con la unión, porque consideran a Magdalena una advenediza y se niegan rotundamente a aceptarla como madrastra. Además está el hecho de que se acerca un nuevo aniversario de la "muerte de su madre", ceremonia que Gregorio inventó para hacerles creer que su madre había muerto y ocultarles así que estaba cumpliendo una condena por asesinato. Para ello les creó una madre falsa, poniendo la fotografía de una modelo de revistas a la cual llamó Mariel. Cada año en esa misma ceremonia Gregorio también les da dinero a sus amigos para silenciarlos. La farsa es también mantenida por las hermanas de Gregorio, la calculadora Aura y la apocada Rosa, que tampoco están de acuerdo con su matrimonio.
Después de unos días, Andrea finalmente deja la Argentina despidiéndose de Alejandro, quien horas antes le declara su amor, pero ella lo rechaza suavemente y le pide que queden como amigos. Al llegar a México lo primero que hace es ir a Aculco, la tierra donde nació y donde vive el padre Benigno, con quien se reencuentra en su parroquia. El sacerdote la recibe dichoso, sin embargo se ve obligado a confesarle que sus hijos la creen muerta debido a la farsa que inventaron Gregorio y sus amigos. Después de su desconsuelo inicial, Andrea se repone y siguiendo un plan decide reunir al mismo grupo que fue con ella al fatídico viaje; para ello cita por teléfono a todos haciéndoles creer que es una antigua amiga de Francia, que quiere volver a verlos y les trae un gran "regalo". Aunque ninguno de los invitados tiene idea de quién puede ser, empujados por la curiosidad deciden asistir a la cena... y ahí aparece Andrea, su anfitriona, quien sin perder en ningún momento la compostura les reprocha el abandono en que la dejaron y la mentira que tejieron alrededor de su paradero, y les informa de su deseo de hacer justicia y dar con el verdadero asesino de Martha, que se encuentra entre ellos. Para comenzar su venganza en contra de quienes le hicieron daño, hace que Gregorio rompa su noviazgo con Magdalena y que se vuelva a casar con ella, convirtiéndose en la madrastra de sus propios hijos, quienes la rechazan y le hacen la vida imposible, aunque ella se irá ganando su cariño poco a poco. Y sus planes presentarán otros contratiempos, como el hecho de que Rogelio, el hijo huérfano de Martha y su esposo y socio y protegido de Gregorio, se enamora de Andrea desde la primera vez que la ve. Además Andrea intentará descubrir al verdadero culpable, pero la tarea se le tornará muy complicada porque todos tuvieron oportunidad, cualquiera pudo hacerlo.
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