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Éforo



Éforo (del griego Ἔφορος, formado por ἐπί, "sobre" y ὁράω, "ver", "aquel que supervisa") era el nombre dado a ciertos magistrados de los antiguos Estados dorios de Grecia. Entre ellos, los más importantes eran los éforos de la antigua Esparta.

En Esparta existían cinco éforos, elegidos anualmente, que juraban cada mes respaldar a los reyes, mientras que estos, a su vez, juraban respetar las leyes.

Heródoto afirmó que la institución fue creada por Licurgo de Esparta,[1]​ que es un legislador cuya cronología e incluso historicidad es dudosa. En todo caso, se estima que el origen de los éforos puede situarse hacia el siglo VII a. C.[2]

Los éforos eran elegidos por la asamblea popular, la Apella. Todos los homoioi, ciudadanos libres, podían ser elegidos para este puesto, pero no podían optar a la reelección.

Ejercían una función de control sobre los dos reyes que había en Esparta, además de otros muchos aspectos de la vida de los espartanos.[2]Platón los denominó los tiranos[3]​ que regían realmente Esparta como déspotas, mientras que los reyes no eran más que meros generales. En efecto, las atribuciones de los éforos aumentaron progresivamente, hasta acumular el poder legislativo, el judicial y el ejecutivo.

Los éforos que acompañaban al rey se mantenían en contacto con los que permanecían en Esparta mediante la escítala.

De acuerdo con una cita de Aristóteles escrita por Plutarco,[4]​ los éforos renovaban cada año una declaración de guerra contra los ilotas, convirtiéndoles en enemigos del Estado, como forma de justificar el uso de la fuerza contra ellos. Así, podían mandar a prisión y ejecutar a cualquier ilota por cualquier razón, en cualquier momento y sin tener que llevarlos a juicio o violar ningún ritual religioso de pureza.

El rey espartano Cleómenes III abolió la institución de los éforos el año 227 a. C., pero fueron restaurados por el rey de Macedonia Antígono III tras ser derrotados los espartanos en la batalla de Selasia en julio de 222 a. C. La institución siguió existiendo hasta el siglo II, siendo probablemente abolida definitivamente por el emperador romano Adriano.

En la novela gráfica de Frank Miller 300 y su adaptación cinematográfica, los éforos son mostrados como un grupo de sacerdotes no elegidos, lujuriosos y corruptos, con rasgos de sufrir lepra. En esta obra de ficción traicionan en secreto al rey de Esparta, Leónidas I, antes de la Batalla de las Termópilas frente a Jerjes I. Además, ordenan al rey no atacar a los persas para honrar el festival de las Carneas. También aparecen como custodios del Oráculo de Delfos.




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