Egara era un municipio (Municipium Flavium Egara) de la Hispania romana que corresponde a la actual ciudad española de Tarrasa, a unos 20 km de Barcelona.
Seguramente el municipio Flavio de Egara es la continuación del asentamiento ibérico denominado Egosa, citado por Claudio Ptolomeo en su Geografía, de la cual se han encontrado algunas piezas de cerámica con inscripciones ibéricas en la confluencia de los torrentes de Vallparadís y Monner, en el subsuelo de las iglesias de San Pedro situado en el actual parque de Vallparadís. Asimismo se han encontrado monedas ibéricas fuera del barrio de San Pedro.
Durante la romanización de Hispania desarrollada durante los siglos II a. C. y I a. C., se creó una red de vías de comunicación que unían las diferentes ciudades de nueva creación así como las explotaciones rurales denominadas villas, precursoras de las posteriores masías. En cuanto a lo que concierne a los asentamientos de tipo rural, se tiene constancia material o documental de la creación de diversas villas romanas situadas por los alrededores de Tarrasa, concretamente en Can Amat, Aiguacuit, Ca n'Anglada, Can Fatjó, Can Poal, las Martinas, San Pedro, Can Jofresa y Can Bosch de Basea. En los dos últimos yacimientos arqueológicos se han llevado a cabo diversos trabajos de excavación.
En cuanto al poblado ibérico de Egosa, parece ser que fue abandonado y sus habitantes se trasladaron al otro lado del torrente de Vallparadís, concretamente en el medio de la actual calle de San Antonio, donde se han encontrado varios objetos y cerámica. Aquí debió fundarse la Égara romana, en la época del emperador Vespasiano (69-79 d. C.).
Tradicionalmente se creyó que la ciudad romana estaba situada en el lugar en el que hoy se encuentra el conjunto monumental de las iglesias de San Pedro, San Miguel y Santa María, ya que la única información que se tenía sobre la existencia de Égara provenía de dos pedestales epigráficos aprovechados para la construcción de la iglesia de Santa María. En este recinto se encontraron restos de una villa romana y varias fosas, lo que hace pensar que existió, también, una necrópolis.
Asimismo se encontraron más restos de tumbas en la calle de la Font Vella en el centro de la Tarrasa actual, donde posiblemente existió otra necrópolis.
Egara debió ser un municipio importante, que llegó a su máximo esplendor con la creación de la sede episcopal, para lo cual se construyó el conjunto visigótico de las iglesias de San Pedro, y fue decayendo, hasta el abandono progresivo de la ciudad durante el siglo VIII, de forma paralela a la invasión sarracena, trasladándose, la población, a la vecina villa de Tarrasa, centrada en el castillo-palacio de la actual plaza Vella.
Dentro del nomenclátor oficial de la ciudad, llevan el topónimo romano:
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