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Éter dietílico



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El etoxietano, conocido coloquialmente como éter etílico, o dietiléter es un éter líquido, incoloro, muy inflamable, con un bajo punto de ebullición, de sabor acre y ardiente.

Es más ligero que el agua (su densidad es de 736 kg/m³), sin embargo su vapor es más denso que el aire (2,56 kg/m³). El éter etílico hierve con el calor de la mano (34,5 °C), y se solidifica a -116 °C.[2]

Es un buen disolvente de las grasas, azufre, fósforo, etc. Tiene aplicaciones industriales como disolvente y en las fábricas de explosivos.

Se le da el crédito de su descubrimiento al alquimista Ramon Llull en el año 1275, aunque no hay evidencia contemporánea que lo afirme[cita requerida]. Lo sintetizó por primera vez en 1540 Valerius Cordus, que lo llamó «aceite dulce de vitriolo» (oleum dulci vitrioli, en lengua latina). El nombre se debe a que fue descubierto a partir de la destilación de etanol y ácido sulfúrico (conocido antiguamente como aceite de vitriolo, porque se producía a partir de ese mineral), y descubrió algunas de sus propiedades medicinales. Aproximadamente al mismo tiempo, Theophrastus Bombastus von Hohenheim (mejor conocido como Paracelsus) descubrió sus propiedades analgésicas. El nombre de éter se lo dio August Sigmund Frobenius en 1730.

El doctor estadounidense M. D. Crawford Williamson Long fue el primer cirujano que lo empleó como anestésico general el 30 de marzo de 1842. Sin embargo, su autoría es discutida; no introdujo la anestesia de forma general en su práctica ni escribió ni conferenció sobre el tema antes de que los dentistas Oliver Wendell Holmes y William Morton hicieran sus demostraciones. Los historiadores de la medicina se decantan por estos últimos como verdaderos desarrolladores de la anestesia.[3]​ El éter no se usa mientras haya otro anestésico disponible, por su inflamabilidad y porque es irritante para algunos pacientes.

Debido a esas razones, junto con su alta inflamabilidad y su bajo punto de ignición, el éter etílico es considerado uno de los factores de riesgo de los laboratorios.

El éter puede usarse para anestesiar garrapatas antes de eliminarlas de un cuerpo animal o humano. La anestesia relaja a la garrapata y evita que mantenga su aparato bucal (hipostoma y quelíceros) debajo de la piel.

Los efectos anestésicos del éter le han hecho una droga recreacional o recreativa, aunque no popular. El éter etílico no es tan tóxico como otros disolventes utilizados como drogas recreacionales.

El éter mezclado con etanol se vendió en el siglo XIX como droga recreativa, durante algunos movimientos por la templanza de la sociedad occidental. En esa época, no se consideraba apropiado que las mujeres consumieran bebidas alcohólicas en sociedad, así que en su lugar se consumían drogas que contenían éter. Un medicamento para la tos llamado gotas de Hoffmann se vendía en esa época como una de esas drogas ya que contenía mucho alcohol. El éter tiende a ser difícil de consumir solo, y por lo tanto se mezcló a menudo con drogas como el etanol para uso recreativo. También se puede utilizar como inhalante.

Se ha propuesto que la enzima citocromo P450 es el que metaboliza el dietiléter.[4]​ Además, el dietiléter inhibe el alcohol deshidrogenasa, y por tanto ralentiza el metabolismo del alcohol.[5]​ También inhibe el metabolismo de otras drogas requiriendo un metabolismo oxidativo.[6]




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