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33 mineros chilenos



El derrumbe de la mina San José se produjo el jueves 5 de agosto de 2010 alrededor de las 14:30 (UTC-4), dejando atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 69 días.[1]​ El yacimiento, ubicado en la comuna chilena de Caldera, a 30 km al noroeste de la ciudad de Copiapó, era explotado por la compañía San Esteban Primera S.A.

Las labores de rescate comenzaron ocho horas después dirigidas inicialmente por el ingeniero en minas Miguel Fortt Zanoni. En la madrugada del viernes, grupos de rescatistas empezaron a trabajar para lograr acceso por una chimenea de ventilación, a la vez que los mineros atrapados subían por la escalera de emergencia, pero el intento fracasó debido a que un tramo de la escalera no había sido colocada por la empresa. Un segundo derrumbe se produjo en la tarde del sábado 7 de agosto anulando la posibilidad de una salida por el tubo de ventilación. El gobierno chileno anunció entonces que el rescate había sido cancelado, pero la protesta de los familiares llevó a realizar un nuevo intento bajo la dirección del ingeniero André Sougarret y coordinación del ministro de Minería Laurence Golborne, utilizando maquinaria pesada de perforación.

El domingo 22 de agosto, 17 días después del accidente, los mineros fueron encontrados con vida, con considerables síntomas de desnutrición. En ese tiempo se habían organizado para racionar la muy escasa alimentación encontrada en el refugio, potabilizar agua y sostener un espíritu de solidaridad que les permitiera mantener el optimismo y la convivencia. El día 24 de agosto arribó a la Mina San José el “Grupo de Tarea Naval 33” compuesto por especialistas en submarinos y un médico especialista en medicina de sumersión de la Armada de Chile al mando del Capitán de Navío Renato Navarro Genta, con la tarea de participar como parte del equipo de rescate. También arribó a la zona un equipo del Ministerio de Salud de Chile a cargo del ministro de salud de ese entonces, Jaime Mañalich, además capacitar al equipo de la ACHS en medicina operativa naval.

Comenzaron entonces las tareas para abrir un pozo suficientemente ancho para poder enviar una cápsula de rescate hasta el refugio, disponiéndose a tal efecto tres planes alternativos. En este lapso, los sobrevivientes fueron alimentados y monitoreados a través de la perforación inicial, a la vez que se comunicaban con los familiares que se habían instalado en un asentamiento conocido como Campamento Esperanza. Tras 33 días de perforaciones interrumpidas solo por problemas en la maquinaria, uno de los tres planes, el B, con la máquina Schramm T130 consiguió «romper fondo» a 623 metros de profundidad. Luego de encamisar parcialmente la perforación comenzó la extracción de los mineros siguiendo un plan diseñado por el jefe de gobierno interior del ministerio del interior Christian Barra y el Comandante del GT Naval Capitán de Navío Renato Navarro y empleando para tal efecto una de las tres cápsulas individuales, Fénix 2 (autor intelectual de las 3 Cápsulas Fénix, Alejandro Poblete Villablanca, ingeniero mecánico) a las 00:00 h del miércoles 13 de octubre, y diez minutos después se logró traer a la superficie al primer minero, continuando con los siguientes, a un ritmo de cerca de uno por hora.

Hasta la fecha es el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial,[2]​ siendo el evento con mayor cobertura mediática de esas características con alrededor de 1000 a 1300 millones de telespectadores (sólo superado por el funeral de Michael Jackson de 2009 y superando por más de 400 millones de telespectadores a la misión del Apolo XI de 1969).[3]​ Según un estudio, el impacto mediático mundial del rescate es el mayor de la historia reciente de Chile, superior al que generó el terremoto del 27 de febrero de 2010.[4]

El rescate tuvo un costo de 29 millones de USD, de los cuales dos tercios fueron aportados por el Estado y el resto por donación de empresas privadas que controlan el 80% del sector minero.[5][6]​ El gobierno acordó con la empresa propietaria de la mina la cancelación de la deuda en un monto de 5 millones de dólares.[6]

La investigación penal fue cerrada en agosto de 2013 sin realizar imputaciones contra ninguna persona.[7]​ En 2017 aún estaba pendiente un juicio de los mineros y sus familiares, por responsabilidad civil contra el gobierno chileno.

Chile posee una larga historia en la minería, siendo la Gran Minería del Cobre el principal sector económico del país, metal del cual es el mayor productor del mundo. El yacimiento de la mina San José posee más de 100 años de antigüedad y previo al derrumbe de agosto de 2010 bajo la actual administración ya había registrado accidentes, por lo cual estuvo clausurada desde marzo de 2007 hasta su reapertura autorizada por Sernageomin el 30 de mayo de 2008. Los accidentes previos con consecuencias más graves corresponden al ocurrido el día 3 de julio de 2010, sufrido por el minero Gino Cortés, quien perdió una de sus piernas tras quedar debajo de un desprendimiento de varias toneladas. Durante el 2006, en la mina San Antonio (propiedad de los mismos dueños de la mina San José y separada de ésta por solo metros), otro minero falleció, y en un accidente similar otro minero perdió una de sus extremidades.[8][9]

El derrumbe en la mina ocurrió aproximadamente a las 14:51 (GMT-4) del jueves 5 de agosto, pero la empresa San Esteban Primera S.A., propietaria del yacimiento, recién informó del mismo a las 19:30, demorando el inicio de las tareas de rescate hasta las 22 horas.[10]​ Ese mismo día se hicieron presentes los familiares de los mineros accidentados, quienes se instalaron en carpas del otro lado del cerco de la mina formando un asentamiento que sería conocido como Campamento Esperanza, que llegó a albergar a más de tres mil personas.[11]

Inicialmente el rescate estuvo a cargo del tercer comandante de Bomberos de Copiapó, Álvaro Urrutia, junto con Integrantes de la brigada de emergencias de minera Carola y la supervisión de la Minera Punta del Cobre que llegó a apoyar las labores de rescate, despliegue que fue supervisado posteriormente por la ministra del Trabajo y Previsión Social, Camila Merino, el subsecretario de Minería, Pablo Wagner, y el director nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Alejandro Vío.[12]​ La Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) confirmó ese mismo día la identidad de 34 mineros encerrados en el yacimiento.[1]​ La gravedad de la tragedia no fue difundida por los medios de comunicación chilenos en la noche del 5 de agosto sino a la mañana siguiente, al tomar la información entregada por la Onemi y calificar el tamaño del derrumbe. La noche del 6 de agosto se comunicó que un minero que se quedó dormido al momento del accidente había sido registrado erróneamente en la lista de la Onemi y se confirmó de manera definitiva que los mineros atrapados bajo tierra eran 33.

En las primeras 48 horas los mineros intentaron salir subiendo por la escalera de seguridad de la chimenea de ventilación del refugio, ubicado a 688 metros de profundidad, pero la evacuación no pudo concretarse, porque la empresa minera no había terminado de construir la salida de emergencia. Los mineros enviados para explorar esa salida llegaron hasta los 235 metros de profundidad y quedaron a solo 20 metros de los rescatistas, cuando debieron volver al refugio. Poco después la vía de escape quedaría bloqueada por un segundo derrumbe.[13]

El ministro de Minería, Laurence Golborne, se encontraba en Ecuador como parte de la comitiva presidencial. Golborne viajó a Chile la tarde del viernes 6 y se trasladó al lugar del desastre la mañana del sábado 7 de agosto.[12]​ Una vez allí comunicó a la prensa y a los familiares de los mineros, que había ocurrido un nuevo derrumbe que bloqueó definitivamente la chimenea de ventilación a través de la cual se había planeado rescatar a los mineros.[14]​ El presidente Sebastián Piñera suspendió su asistencia a la posesión del presidente colombiano Juan Manuel Santos para viajar a Chile.[15]

Luego de que la falta de escaleras y el segundo derrumbe cancelaran la posibilidad de una evacuación por la chimenea de ventilación del refugio,[16]​ el gobierno consideró que no había más esperanzas y anunció que habían cancelado las tareas de rescate.[17]​ Las protestas de los familiares llevó a retrotraer la decisión y el gobierno designó al ingeniero André Sougarret, quien decidió realizar un pozo que comunicara la superficie con el refugio, mediante máquinas perforadoras de exploración minera, para establecer contacto con los mineros atrapados.[18]​ Este operativo se realizó utilizando hasta 10 equipos de sondaje, algunos de punta diamantada y otros denominados de aire reverso, equipos de distinta tecnología y eficiencia.[19]

Los trabajos de perforación comenzaron en la madrugada del día 9 de agosto y avanzaron velozmente,[20][21]​ lo que inicialmente implicó algunos contratiempos. Tras días de trabajo, y a 510 metros de profundidad, se encontró un taller abandonado, lo que inicialmente despertó controversias y falsas expectativas,[22]​ sobre todo por la compleja topografía de la mina.

El martes 10 de agosto, llega al Campamento Esperanza la Virgen de la Candelaria, junto a San Lorenzo, con motivo del día del minero, donde se celebró una misa a las 11 de la mañana por el Obispo de Copiapó entonces, Monseñor Gaspar Quintana. El jueves 19 de agosto, a dos semanas del desastre, una sonda hincada a 760 metros por debajo del cerro San José arrojaba una trayectoria errónea al no dar con el refugio ubicado a 700 m de profundidad.[23]​ Tras haber implementado perforadoras de mayor precisión,[24]​ se logró dar con el refugio de emergencia.

El 11 de agosto, el entonces presidente Piñera destituyó a la plana mayor del Sernageomin (Alejandro Vío, Exequiel Llanes y Rodolfo Díaz), debido a las anomalías detectadas en la fiscalización de la mina San José.[25]

El domingo 22 de agosto, alrededor de las 7:15, una segunda sonda consiguió «romper fondo» a 688 metros de profundidad, llegando a una rampa que estaría a 20 metros del refugio. La noticia llenó de esperanzas a los familiares y cercanos a los atrapados que, debido al fallido trabajo de la primera sonda, ya casi no creían que los mineros se encontrarían con vida. Luego, alrededor de las 14:55 horas, se dieron a conocer los primeros indicios del estado de los mineros, ya que al retirar la sonda, ésta salió con marcas de pintura roja, como muestra de que había mineros con vida, y a las 15:17 el presidente Sebastián Piñera mostró una nota enviada desde el interior del refugio de la mina, escrita en una hoja de papel con lápiz color rojo, y confirmando que los mineros se encontraban con vida, que decía:

La noticia provocó la alegría de todas las personas que se encontraban en la mina, y de todo el país, desatándose una verdadera fiesta nacional, en que la gente salió a celebrar a las calles, reuniéndose en puntos donde normalmente se celebran triunfos deportivos, como Plaza Italia en la capital, mientras que las personas que se encontraban en la mina entonaron el himno nacional de Chile, generando reacciones en la prensa nacional e internacional. Unas horas más tarde, mediante una cámara de video para inspección establecieron contacto con los mineros, captando las primeras imágenes de los atrapados.

Al día siguiente, se procedió con la re-hidratación de los mineros: Se les envió agua, bebidas isotónicas así como medicamentos. Aproximadamente a las 11 de la mañana, se les entregó un cuestionario para que respondieran e informaran sobre su estado de salud, el que resultó con 5 de cada 10 mineros con estrés. Estos elementos estaban contenidos en un dispositivo denominado «paloma», que consta de una tubería de PVC de alta resistencia cuyo diámetro le permite desplazarse con holgura por el interior de la perforación.

Ese mismo día Radio Cooperativa publicó declaraciones de Alejandro Bohn, uno de los dueños de la mina, en las que anunciaba que la empresa no estaba en condiciones de garantizar el pago de los salarios de los mineros, ni los seguros por accidente laboral, que desencadenaron severas críticas desde todos los sectores.[27]

El día martes 24 de agosto arriba a la mina el “Grupo de Tarea Naval 33” Al mando del Capitán de Navío Renato Navarro el Capitán de Fragata (Sn) Andrés Llarenas, el Suboficial Mayor Edgardo Rodriguez y el Sargento Edgardo Lagos, todos de especialidad submarinista de la Armada de Chile, para integrarse al equipo de rescate y capacitar al personal de la ACHS en lo referente a medicina operativa.

El jueves 26 de agosto los mineros enviaron un video donde se grabaron a ellos mismos, saludando a sus familias. El video, que fue mostrado en televisión, emocionó a todo el país.[28]​ En el mismo, se mostraron con aparente buen ánimo y nuevamente entonando el himno nacional chileno, recorriendo el mundo, noticia que encabezó las primeras páginas de los medios internacionales.

Presidente Sebastián Piñera muestra a los medios de prensa el mensaje de los mineros atrapados

Imagen del dispositivo con el que se surtió de provisiones a los mineros durante la espera.

Servicio religioso realizado en el Campamento Esperanza.

Bautizada así en honor al Santo patrono de los mineros, San Lorenzo, de aquí en adelante un equipo de ingenieros y especialistas en faenas de rescate, liderados por el ingeniero jefe André Sougarret, que también estuvo a cargo de los múltiples sondajes anteriores, planificaron los pasos a seguir en lo que sería el rescate definitivo.

Mientras los equipos médicos de la ACHS y del GT Naval 33 regulaban el ingreso de alimentos más complejos, como comidas sólidas y calientes, el primer paso del equipo de perforación fue realizar estudios topográficos para conocer el punto ideal de trabajo. El día 20 de agosto, el destacado ingeniero de minas y máster en perforación por la Hughes Tool Company (actual Baker Hughes), Ricardo Vega Robles, se contacta con el Ministro Golborne para asesorarlo en la perforación de la mina "San José", recomendándole un plan n°1, el cual consistía en utilizar una máquina perforadora de gran tamaño denominada "Raise Borer" (Strata 950) - que podría ser solicitada a "Terra Service", a Kala Máster Drilling o Codelco - para realizar un túnel vertical y, un plan n°2, consistente en realizar un túnel horizontal desde un lugar cercano, con una máquina de menor tamaño denominada "jumbo". El Ministro Golborne, presenta dichas opciones a la evaluación del equipo técnico encabezado por Sougarret.

Según el ministro Golborne, el rescate llevaría entre tres y cuatro meses, ya que el "Plan A", como fue designado, tenía una velocidad promedio de 20 metros por día, aunque dependía de muchos factores, entre ellos, la naturaleza de la roca. Incluso, en varias oportunidades, el trabajo se detuvo por problemas técnicos. La Strata 950 fue ubicada cercana a la chimenea de ventilación, en la parte más alta del cerro, de forma vertical al refugio. Trabajó perforando un ducto de 33 cm de ancho para luego ampliarlo a un diámetro de 66 cm, espacio suficiente para ingresar a una persona e izarla hasta la superficie.

Análogamente, el ingeniero y extrabajador de Codelco División El Teniente, diseñó un dispositivo o cápsula de rescate,[29][30][31][32]​ el cual debería tener determinadas dimensiones, prestaciones y condiciones de seguridad.[33]​ Sin embargo, el que fue usado en el rescate fue diseñado por la NASA norteamericana y el Suboficial Mayor Edgardo Rodríguez del GT Naval 33. Solo 3 cápsulas de rescate fueron construidas por ASMAR y bautizadas como Fénix. (Inicialmente se construyeron 4 de estos dispositivos).

Una segunda opción de rescate, el "Plan B", ideado por Igor Proestakis fue implementado como medida para asegurar el avance de las operaciones en el caso de que la Strata tuviera algún inconveniente. Usando como guía un sondaje previo, la máquina Schramm T-130, operada y propiedad de la compañía estadounidense Geotec, llegó a la mina el 3 de septiembre, iniciando sus operaciones inmediatamente. Utilizada comúnmente para llegar a pozos de agua profundos, su objetivo era el taller del yacimiento cercano al refugio, a una profundidad cercana a los 620 metros. Con una velocidad de 20 metros cada 24 horas, este trabajo tuvo la ventaja de utilizar un sondaje previo, de ahí la primera etapa de hacer un ducto de 30 cm. Luego, se evaluaría la necesidad de ensanchar el ducto, un trabajo inédito para la T-130.

Una opción que también fue planteada en la planificación previa, era la de utilizar una máquina perforadora creada para cavar pozos petrolíferos, que ofrecía la principal ventaja de romper un ducto del diámetro definitivo, o sea de 70 cm inmediatamente; además, su poder le permitiría avanzar a mayor velocidad. El equipo optó finalmente por dar el visto bueno, considerando todos los riesgos que involucraba tan colosal objeto. Bautizado como el "Plan C", fue un aporte de ENAP al rescate. Ingresó a la mina el 10 de septiembre entre aplausos de los familiares, al igual que sus dos predecesoras, en una caravana de 42 camiones que obligó a agrandar el acceso principal al yacimiento. Luego de nueve días en que se acondicionó su emplazamiento, construyendo una base de concreto, y armando la gigantesca estructura de 45 metros, "La Transformer", así llamada por los familiares, comenzó la perforación. De igual forma que la T-130, apuntaba hacia el taller, pero al ser ubicada a una altura menor, la profundidad hacia este era de 100 metros menos que el "Plan B", por lo que se creó gran expectativa ante la posibilidad de ahorrar tiempo respecto a los 3 o 4 meses inicialmente estimados.

Superadas estas dificultades técnicas, se precisó preservar la frágil salud de los 33 afectados, por lo cual se les suministró de ropa especial que les permitiría salir sin contratiempo alguno. Se les dotó con cascos especiales similares a los que usaban en labor diaria, Lentes filtrasol de alto grado para evitar daño por iluminación repentina, arneses y vendajes especiales en partes críticas del cuerpo como lo son las piernas esto en un esfuerzo por disminuir la probabilidad de que algún sobreviviente pudiese desarrollar trombosis venosa, además de seguirles suministrando bebidas isotónicas y otros medicamentos requeridos dada la situación.

El jueves 7 de octubre el ministro de minería Laurence Golborne anunció que un posible contacto para rescatar a los mineros sería el sábado 9 de octubre, ya que la perforadora T-130, apodada como "Plan B", había superado el día anterior los 500 metros de perforación y hasta el día de la noticia ya llevaba 535 metros perforados, lo que indicaría que dentro de dos días la perforadora podría comenzar a sacar a los mineros atrapados.[34]​ Además, el ministro junto con el de salud, Jaime Mañalich, realizaron un ensayo general del rescate en la mina según la planificación redactada por el Capitán de Navío Renato Navarro y en la cual se emplearon los helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile al mando del Comandante de Grupo Aldo Carbone .[35]

Finalmente el sábado 9, la máquina perforadora del "Plan B" logró llegar hacia donde aún se encuentra el taller de la mina, aproximadamente a las 8:05 horas.

El ministro Laurence Golborne precisó que el siguiente paso que se desarrollaría era el levantamiento de barras, lo que se calculaba tomaría unas seis horas, y los familiares de los mineros reaccionaron con profunda emoción y corrieron hacia donde se encontraban las 33 banderas en honor a los trabajadores atrapados, para celebrar y hablar a los medios de comunicación.[36]

El Gobierno de Chile presumía sacar a los mineros del refugio el martes 12 de octubre a partir de las 20:00 hora de Chile (23:00 UTC) y durante el transcurso de los días 13 al 15, aunque finalmente lo hizo durante el transcurso del día 13 sin ningún inconveniente. El orden de salida de los mineros se conformó siguiendo las pautas de un rescate desde un submarino siniestrado, es decir primero los en mejor estado físico y más hábiles, luego los más lábiles (enfermos crónicos y de mayor edad) y finalmente los más fuertes sicológicamente, dejando al jefe de turno Luis Ibarra al final. Según un estudio, los mineros que recibieron una mayor atención mediática mundial, por el número de noticias en las que fueron protagonistas en los días alrededor del rescate fueron, por orden: Florencio Ávalos (primer rescatado), Mario Sepúlveda (segundo rescatado), Luis Urzúa (último rescatado), Carlos Mamani (cuarto rescatado, boliviano, único minero no chileno), Mario Gómez (rescatado en novena posición, el mayor, de 63 años).[37]

Los 33 trabajadores atrapados en la mina.[38][39]​ Inicialmente se incluyó a William Órdenes,[38]​ quien se quedó dormido el día del accidente,[40]​ y a Roberto López Bordones.[38][41]

La hora del rescate fue tomada en el momento en que la cápsula se posaba sobre la superficie exterior.[42][43][44][45][46]

El tiempo promedio entre cada uno de los 33 rescates fue de 40 minutos, con una duración total de 22 horas 36 minutos desde que bajó la cápsula con el primer rescatista hasta que subió el último minero rescatado.

Sumando los seis ascensos de los rescatistas, el promedio entre cada rescate fue de 38 minutos. La duración total, desde que bajó el primer rescatista, hasta que subió el último a la superficie, fue de 25 horas 12 minutos.

Los mineros estuvieron atrapados en la mina —desde que se rescata el primer minero hasta que sale el último de los 33— entre 68 días, 9 horas, 5 minutos hasta 69 días, 6 horas, 51 minutos. (grandes mineros de la historia de Chile)

a La hora es correcta, más no necesariamente el nombre del rescatista. b Al fondo de la mina.

Mario Gómez, minero número 9 en ser rescatado

Luis Urzúa, minero número 33 en ser rescatado (último rescate)

Manuel González, rescatista de CODELCO, vuelve a la superficie.

El 14 de octubre el entonces presidente chileno Sebastián Piñera visitó a los sobrevivientes en el hospital en que estaban internados y realizó declaraciones muy críticas sobre las condiciones de trabajo en las minas, prometiendo que no habría impunidad:

En 2007 la mina había sido clausurada por no cumplir las normas de seguridad, autorizándose su reapertura en 2008. Entre las intimaciones formuladas por las autoridades se encontraba la construcción de una vía de escape alternativa a través de la chimenea de ventilación, que no fue finalizada por la empresa propietaria.

Pocos días después del derrumbe, el entonces presidente Piñera había destituido a la plana mayor del Sernageomin debido a las graves falencias detectadas en la fiscalización de las minas.[25]​ En esa oportunidad su titular, Alejandro Vío, relató que el organismo contaba con recursos insuficientes para realizar su tarea, y que solo tenía dieciséis inspectores para inspeccionar todas las minas del país, y apenas dos para la región minera de Atacama.[62]​ A poco asumir sus nuevas autoridades, el Sernageomin dispuso la clausura de dieciocho minas que no cumplían con las medidas básicas de seguridad.[63]

Las responsabilidades penales fueron investigadas en una causa abierta en la Fiscalía de Atacama a cargo de Héctor Mella Farías, que luego de tres años fue cerrada sin formular cargos contra ninguna persona. La decisión fue recibida con indignación y sorpresa por parte de los sobrevivientes, el sindicato minero y diversos sectores, entre ellos el exministro de Minería y coordinador del rescate Laurence Golborne, quien recordó que la empresa no había cumplido las intimaciones de seguridad realizada por las autoridades, entre ellas la construcción de una salida de emergencia a través de la chimenea de ventilación.[64]

El derrumbe provocó el cierre de la mina y el despido de unos trescientos trabajadores que se desempeñaban en la misma. La empresa solo cumplió parcialmente con el pago de las indemnizaciones adeudadas a los trabajadores despedidos.[65]

En 2011, treinta y un mineros sobrevivientes del derrumbe, iniciaron también un juicio civil contra el gobierno chileno, por negligencia en el cumplimiento de sus deberes de fiscalización, reclamando cada uno 535 mil dólares.[66]​ Hasta 2017 aún no había concluido.

Con respecto al costo del rescate, estimado en 29 millones de USD, el gobierno acordó con la empresa propietaria de la mina la cancelación de la deuda por un monto de 5 millones de dólares.[6]​ Los 24 millones restantes fueron aportados por el Estado en un 66% y el resto por donación de empresas privadas que controlan el 80% del sector minero.[5][6]

Presidente Piñera junto a la Reina Isabel II, entregándole una roca de la mina San José como obsequio.

Presidente Piñera junto a los 33 mineros en el Hospital Regional de Copiapó.

Ceremonia en la Moneda con los 33 mineros.

Luis Urzúa recibe una réplica a escala de la cápsula Fénix de parte del Presidente Piñera.

Los 33 mineros posan junto al Presidente Piñera en el salón presidencial de la Moneda.

Juego de fútbol entre un equipo conformado por los mineros, versus uno conformado por los rescatistas y miembros del gobierno, incluidos el Presidente Piñera y el Ministro Golborne.

Exhibición de la cápsula Fénix-2 frente al Palacio de La Moneda en Santiago.

Cápsula Fénix-2 en exhibición en Santiago.

Cápsula Fénix 2 en exhibición en el Museo Regional de Atacama en Copiapó.

Estatua por la Paz Mundial, conmemorativa del rescate, instalada en Copiapó.



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