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Acosta Ñu



La batalla de Acosta Ñu (llamada también batalla de los Niños por los paraguayos o batalla de Campo Grande por los brasileños) fue un enfrentamiento que ocurrió durante la guerra de la Triple Alianza donde el 16 de agosto de 1869, &&&&&&&&&&024000.&&&&&024 000 soldados y milicianos se enfrentaron como parte de la Guerra de la Triple Alianza.[1]

En 1869, el ejército paraguayo estaba en retirada y Asunción ocupada por los aliados. Francisco Solano López se rehusó a rendirse, prometiendo continuar luchando hasta el fin. El comandante brasileño Luis Alves de Lima e Silva, el Duque de Caxias, sugirió que la guerra estaba, militarmente cerrada, pero Pedro II, emperador brasileño, exigía la rendición de Solano López. El duque se apartó por motivos de salud y fue sustituido por el yerno del emperador, Luis Filipe Gastão de Orléans, el conde d’Eu. Bajo el nuevo comando, el Ejército brasileño continuó la campaña en el Paraguay hasta matar a López en 1870.

Con la mayoría de los hombres adultos paraguayos muertos, capturados o degollados, debieron pelear niños, mujeres y ancianos en el ejército para continuar la lucha contra la Alianza. Algunos niños lucharon con pinturas en la cara a partir del hollín de los utensilios.[2]​ Ya en los Combates de Lomas Valentinas y Piribebuy el Ejército Enemigo no había perdonado la vida de menores por lo tanto, y en vistas de que no había esperanzas de que se respetase la vida de cualquier paraguayo, muchos preferían pelear antes que rendirse.

El conde d'Eu y las principales tropas aliadas avanzaron y tomaron Caacupé el 15 de agosto, en donde suponían que López estaría escondido –en verdad, se había retirado para Caraguatay días antes. Para impedir que el ejército paraguayo se moviera a Caraguatay, el conde d'Eu envió una división brasileña de caballería para el paso a Campo Grande. La división fue reforzada, más tarde, por la 2.ª unidad táctica del ejército brasileño, junto con tropas argentinas comandadas por el coronel Luis María Campos.

Las tropas aliadas alcanzaron la retaguardia de las fuerzas paraguayas en Barrero Grande, hoy Eusebio Ayala el 16 de agosto. La batalla comenzó a las ocho y media de la mañana, con 4000 paraguayos comandados por el general Bernardino Caballero, enfrentando 20 000 soldados brasileños y argentinos. Campo Grande es una ancha planicie con 12 kilómetros cuadrados, ideal para la caballería brasileña.

La batalla duraría ocho horas, con los paraguayos, en minoría, ofreciendo una feroz resistencia. Después de los primeros ataques, las tropas del general Caballero retrocedieron al otro lado del río Yukyry, en donde tenían ocho cañones y cobertura. También prendieron fuego en el bosque para ocultar sus movimientos tácticos con el humo. El incendio se salió de control y pronto se extendió a través de la hierba seca.

La infantería aliada fue la primera en avanzar para cruzar el río, pero fue repelida. El Conde d'Eu, entonces, ordenó que su artillería abriese fuego, el que causó grandes pérdidas en el lado paraguayo. Hasta entonces, la caballería brasileña había alcanzado el campo de batalla y conseguiría cruzar el río y hacer un devastador ataque contra la posición paraguaya. Las tropas del general Caballero se defendieron utilizando una clásica formación en cuadrado con bayonetas. Aun así, sus tropas sufrieron grandes bajas.

La infantería aliada atacó de nuevo con bayonetas, capturando los ocho cañones y la posición paraguaya. Al final 3.300 paraguayos fueron muertos. Las fuerzas aliadas tuvieron menos de 50 muertos y menos de 500 heridos.[3]​ El general Caballero se retiró apresurado con parte de su tropa.[4]

La batalla de Acosta Ñu demostró el desesperado intento de luchar contra un hecho que para ese momento ya era inevitable, la victoria enemiga.

Después del fin de los combates, el conde d'Eu ordenó que el resto del campo fuese incendiado, matando a los soldados heridos, niños y familiares que ya se habían rendido y otros que intentaban socorrer a los heridos, generando así un genocidio sin precedentes para la época.[1]

Esta fue la última gran batalla en la Guerra del Paraguay,[5]​ que terminaría tiempo después con la muerte de López. Está representada en el cuadro Batalla de Campo Grande, de Pedro Américo, y en el libro Recordações de Guerra e de Viagem, del escritor Visconde de Taunay, que fue parte de la batalla.

Caballero, como muchos otros oficiales paraguayos en esa situación, fue preso a Río de Janeiro, en donde vivió por algunos meses en una casa de familia. Más tarde llegaría a ser presidente del Paraguay (1880-1886). Manoel Deodoro da Fonseca comandó uno de los batallones de la infantería brasileña y fue, más tarde, el primer presidente del Brasil (1889-1891).

En el Paraguay, el Día del Niño es celebrado el 16 de agosto de cada año, en memoria de los niños que perdieron sus vidas en esta batalla.[6]

Durante siglos las sociedades occidentales aceptaron el uso militar de niños en la guerra, sin embargo, nunca como unidades exclusiva o formadas por ellos ni su reclutamiento masivo salvo en breves excepciones.[9]​ En la Guerra de la Triple Alianza todos los países involucrados los incorporaron a sus filas.[10]​ El caso paraguayo es un ejemplo sin precedentes en Sudamérica de esas excepciones, con una movilización a gran escala de menores de edad porque su líder exigía a toda la población masculina combatir.[11]

A finales de 1865 muchas escuelas cerraron para que maestros y alumnos de cursos mayores fueran al frente por orden del mariscal López.[12]​ En mayo de 1867, para paliar las graves bajas, el gobierno de Asunción manda el reclutamiento obligatorio de todos los varones entre 12 y 15 años.[13]​ En diciembre siguiente se produce la Dezembrada en el que el ejército paraguayo como resultado «dejó de existir como fuerza de combate».[14]​ A partir de entonces, la guerra estaba perdida.[11]​ Entre los días 11 y 15 de ese mes, López dejaba a 1500 jóvenes e inválidos en la trinchera de Piquirisy para proteger su retirada.[15]

Con su ejército casi destruido, el mariscal había decretado el 14 de febrero de 1869 que todo menor de 12 años es adulto e inicia las levas de ancianos y jóvenes de 14 y 15 hasta tener un nuevo ejército de 12.000 soldados.[14]​ En Piribebuy el conde d'Eu intima a Bernardino Caballero a rendirse o dejar a los civiles salir de la plaza, pero Caballero se negó. Los 20.000 brasileños masacraron durante y después de la lucha a los 1.600 defensores y no combatientes que encontraron.[16]

Los soldados paraguayos destacaron siempre por su valor, adultos o no; por el contrario, López solo estuvo en combate en Ita Ybaté en diciembre de 1868 y Cerro Corá en marzo de 1870.[17]​ Para Corrêa Martins, lo peor de dicha idealización sería una visión según la cual es aceptable el reclutamiento de menores de edad en el ejército, motivo por el que Paraguay ha sido denunciado varias veces durante el siglo XX.[18]




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