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Activismo



El activismo es la dedicación intensa a alguna línea de acción en la vida pública, ya sea en el campo social, como en lo político, ecológico, religioso u otro. También se entiende por activismo la estimación primordial de la acción, en contraposición al quietismo.[1]

La prensa, a veces, usa el término «activismo» como sinónimo de manifestación o protesta. En la ciencia política también puede ser sinónimo de militancia, particularmente a favor de una causa. Dentro del marco legal y electoral de las democracias representativas, usualmente toma la forma de cabildeo —redactar cartas, efectuar reuniones o hacer expresiones a la prensa y a dirigentes políticos en pro de la postura de preferencia; promover o simplemente seguir ciertos comportamientos que están diseñados o se estima que contribuyan a la causa —tal como boicotear ciertos productos de consumo, o ejecutar la preferencia por otros en las compras individuales o grupales, o efectuar manifestaciones o demostraciones organizadas, tales como marchas de simpatizantes, obtención de firmas a favor de la causa, y otras similares.

En su avance de la vigésima tercera edición, el Diccionario de la lengua española define activista como el «militante de un movimiento social, de una organización sindical o de un partido político que interviene activamente en la propaganda y el proselitismo de sus ideas».[2]

Así, los activistas suelen trabajar asociados a ONG. Los movimientos sociales y económicos suelen generar o alimentarse del activismo. Ejemplos relevantes de activismo incluyen la campaña social iniciada por estudiantes universitarios contra el apartheid en Sudáfrica, la cual ejerció presión económica sobre el régimen de separación racial en ese país y las huelgas de los sectores obreros en demanda de mejores condiciones de trabajo y aumentos salariales. Los motines del 2005 en Francia provocados por la muerte de tres jóvenes podrían ser ejemplo de activismo espontáneo como protesta social generalizada, aunque no han tenido un propósito concreto declarado ni dirigencia identificada. Otro ejemplo es el movimiento YoSoy132, organizado en México por los estudiantes de escuelas privadas y públicas en contra primero de la manipulación por parte de los medios de comunicación (principalmente Televisa) respecto a la campaña política para las elecciones presidenciales de julio de 2012 y luego en contra de la imposición de Enrique Peña Nieto como ganador de ese proceso electoral, en lo que ha dado en llamarse la primavera mexicana.[3]

En algunos casos se entiende el activismo como una sobreestimación exagerada de la vida activa, como un exceso de actividad incontrolada, que guarda elementos de obsesión o de distracción.[4]​ Esta sobreestimación recibió también el nombre de americanismo o, en el decir de Pío XII, herejía de la acción. El hombre, devorado por la fiebre de la acción, suponiendo que solo a fuerza de acciones se producen los cambios o el mejoramiento, se entrega más y más a actividades exteriores desconsiderando la vida interior. De ello advertía ya el poeta y místico cristiano san Juan de la Cruz:

Los activistas pueden desempeñarse en una serie de roles, incluidos el judicial, el medioambiental, Internet (tecnológico) y el diseño (arte). Históricamente, la mayor parte del activismo se ha centrado en crear cambios sustanciales en la política o práctica de un gobierno o industria. Algunos activistas intentan persuadir a las personas para que cambien su comportamiento directamente (ver también acción directa), en lugar de persuadir a los gobiernos para que cambien las leyes. Por ejemplo, el movimiento cooperativo busca construir nuevas instituciones que se ajusten a los principios cooperativos y, por lo general, no ejerce presión ni protesta políticamente. Otros activistas intentan persuadir a la gente o la política del gobierno para que permanezcan igual, en un esfuerzo por contrarrestar el cambio.

El activismo no es una actividad realizada siempre por quienes profesan el activismo como profesión.[6]​ El término ″activista″ puede aplicarse ampliamente a cualquier persona que se involucre en el activismo, o limitado estrictamente a aquellos que eligen el activismo político o social como una vocación o práctica característica.

El activismo judicial involucra los esfuerzos de los funcionarios públicos. Arthur Schlesinger, Jr., historiador estadounidense, intelectual público y crítico social, introdujo el término "activismo judicial" en un artículo de la revista Fortune de enero de 1946 titulado "La Corte Suprema: 1947". Los activistas también pueden ser vigilantes públicos y denunciantes, intentando comprender todas las acciones de todas las formas de gobierno que actúan en nombre del pueblo y responsabilizarlo ante la supervisión y la transparencia. El activismo involucra a una ciudadanía comprometida.[7]

El activismo medioambiental adopta varias formas:



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