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Alborache



Vista de la localidad

Alborache (en valenciano Alboraig) es un municipio de la Comunidad Valenciana, situado en el interior de la provincia de Valencia, en la comarca de la Hoya de Buñol. Se sitúa a una altitud de 425 msnm[1]​ y su población era de 1 136 habitantes en 2015 (INE).

El topónimo aparece mencionado por primera vez en el siglo XIII con la forma valenciana Alboraig.[2]​ Esta proviene del árabe البريج (al-buraīĝu), «la torreta», el mismo origen que otros topónimos como Alborax, Alboraya o Alborea.[3][4]​ Se trata del diminutivo de برج (burĝun), «torre», a su vez préstamo del griego πύργος (pýrgos), del mismo significado.

El municipio de Alborache tiene 27,3 km² y el punto más alto del casco urbano está a 425 msnm.[1]​ Limita al norte con Buñol y Godelleta, al sur con Dos Aguas, al este con Turís y al oeste con Macastre y Yátova.[1]

Localidades limítrofes

El término municipal de Alborache tiene forma alargada, adaptada a un relieve irregular y accidentado, sobre una estrecha loma delimitada por los barrancos de El Conde y de San Jaime.[1]​ Los principales relieves se localizan en el norte (Ferrajón y alto Valencia) y el sur (Socaña y la Ceja) .[1]​ Por el centro fluye el río Buñol y varios barrancos que desaguan en él y por el sur fluye el río Magro. [1]​ Además, hay varios manantiales, como el de la Cueva de las Palomas y el de la Virgen, así como dos importantes fuentes, la de San Jaime y la de la Agricultura.[1]

La superficie forestal ocupa una buena parte del municipio (2735 ha), aunque ha sufrido importantes pérdidas de bosque a causa de los incendios.[1]

El término de Alborache debió de estar poblado ya en época romana, dado el hallazgo de lápidas y otro tipo de materiales.[1]​ En la época musulmana era una alquería constituida en torno a una torreta (al-buraīĝ) de la que no quedan restos. El rey Jaime I la concedió a Rodrigo de Linaza que, al servicio del rey, la conquistó en 1245.[1]​ El lugar permaneció poblado principalmente por musulmanes (luego forzosamente convertidos en moriscos hasta su expulsión definitiva en 1611,[1]​ que redujo la población a la mitad. Para contrarrestar el revés demográfico, el Conde de Buñol le otorgó escritura de Carta Puebla.[1]​La presión que soportaban los habitantes por las condiciones de las cartas pueblas, que en el condado de Buñol ascendía a un 20% del valor de casas y tierras de huerta, olivares y eras; un séptimo del de los secanos y viñedos; y un sexto del de los cañares[24]​ hizo que hubiera una creciente oposición por parte de los vasallos, que se reflejó en revueltas antiseñoriales, pero también en pleitos.Así los vecinos del condado ofrecieron 12 000 florines en 1797 al conde de Buñol para incorporarse a la corona. Al no aceptar el conde esta oferta, se inició un largo proceso que se prolongó hasta el 19 de enero de 1836, cuando el ministerio de Gracia y Justicia resolvió el paso de Alborache a jurisdicción real contra el pago de 70 588 reales y 8 maravedíes.[25] En el Diccionario de Madoz (1845-1850) aparece la siguiente descripción, con interesante información sobre Alborache y su término en el siglo XIX:

Alborache contaba con unos 90 habitantes tras la expulsión de los moriscos (1611), que habían aumentado a 135 en 1713 y 435 en 1787.[1]​ Durante el siglo XIX y principios del XX creció hasta superar los 1100 habitantes en 1910. Después se produjeron pérdidas constantes por emigración, quedando 768 habitantes en 1981, si bien el regreso de pensionistas y la inmigración han vuelto a elevar el número de habitantes.[1]

Alborache está gobernada por una corporación local formada por concejales elegidos cada cuatro años por sufragio universal que a su vez eligen un alcalde. El censo electoral está compuesto por todos los residentes empadronados en Alborache mayores de 18 años y nacionales de España y de los otros países miembros de la Unión Europea. Según lo dispuesto en la Ley del Régimen Electoral General,[6]​ que establece el número de concejales elegibles en función de la población del municipio, la Corporación Municipal de Alborache está formada por 9 concejales. El Ayuntamiento de Alborache está actualmente presidido por PSPV-PSOE y consta de 4 concejales de este partido, 4 del PP y 1 de C's.[7]

La agricultura apenas ha variado en las últimas décadas, con 301 ha de secano donde predominan las viñas y los olivos.[1]​ El regadío abarca 202 ha de frutales y hortalizas.[1]​ El agua para el regadío proviene de dos azudes practicados en el río Juanes (afluente del Buñol): el del Partidor y el de la Cueva de las Palomas.[1]

La principal actividad económica es la industria, en la que destaca la papelera, produciéndose también bolillos.[1]​ Los molinos papeleros se alineaban tradicionalmente a lo largo del río Buñol. También funcionó el molino eléctrico denominado Molino de la Luz (mediados o finales del siglo XIX), que abastecía a Alborache, Macastre y Yátova.[8]

El término de Alborache está atravesado principalmente por dos vías. La primera, en dirección N-S, es la carretera CV-425 que lo une con Buñol, la A-3 y la estación de Buñol hacia el norte y con Macastre y Dos Aguas hacia el sur.[9]​ La segunda, en dirección E-O, es la CV-415 que lo une con Turís y Picasent.[9]

En el término de Alborache existen un buen número de fuentes y manantiales,[1]​ que han creado frondosos espacios naturales, como el Parque de San Jaime, el Lugar del Milagro o el Molino de la Luz. La Ruta de los Molinos La Ruta de los Molinos arranca en el Charco Azul, un manantial de aguas cristalinas que creo una pequeña corriente que, tras atravesar una chopera, desemboca en el río Buñol. Este sendero temático recorre las antiguas edificaciones que aprovechaban la fuerza del agua para diferentes usos desde el S.XVIII hasta principios del S. XX. Molinos harineros primero, "fábricas de luz" después, algunos de ellos se han perdido para siempre aunque otros perviven transformados en residencias y casas rurales. Pero sobre todo perviven las infraestructuras que se construyeron para dotarlos de utilidad: azudes, canalizaciones, compuertas, ... ahora ya integradas en el paisaje fluvial de este rincón de Alborache. La Ruta de los Molinos es fácilmente transitable para todo tipo de personas a pie, en bicicleta o incluso a caballo. Además de acondicionar el recorrido cuenta con algunos paneles que informan sobre los antiguos molinos que encontramos a nuestro paso y sobre algunas de las construcciones realizadas para el aprovechamiento del agua. El municipio cuenta con dos infraestructuras turísticas que se benefician de sus riquezas naturales: el albergue «Torre de Alborache» el centro de educación ambiental y turismo rural «Actio».[1]

El casco urbano de Alborache se levanta sobre un cerro, estando el casco antiguo al este, en torno a la plaza de Salvador Martínez.[1]​ La población creció en un primer momento hacia el noroeste (calles de Maestro Cervera Lloret, El Prado y San José) y el suroeste (carretera de Turís).[1]​ Desde mediados del siglo XX el crecimiento se ha producido sobre todo en torno a la carretera de Buñol.[1]

Los platos más tradicionales de Alborache pertenecen a la gastronomía mediterránea de interior: arroz al horno, gazpachos de pastor, paella valenciana, mojete, carnes asadas a la brasa con ajoaceite; acompañados con vinos de las variedades locales.



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