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Alfabeto árabe



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El alfabeto árabe, también conocido como «alifato» en español (de alif, su primera letra),[1]​ es la escritura usada en diversas lenguas del mundo, como el árabe, el persa y el urdu. Es el segundo alfabeto más extendido a nivel mundial, solo por detrás del alfabeto latino.[2]

Hay diferentes sistemas estandarizados para romanización del árabe, es decir, adaptar el alfabeto árabe al latino o romano. Por ejemplo, el SATTS (en inglés, Standard Arabic Technical Transliteration System - Sistema de transliteración técnica del árabe estándar) es un sistema empleado para adaptar el alfabeto árabe al latino para angloparlantes adoptado por el Ejército de los Estados Unidos.

El alifato tiene características similares al alfabeto hebreo, en este sentido es un abyad. Esto se refiere al hecho de que las vocales cortas no se transcriben en la mayoría de libros y publicaciones, sino que han de deducirse del contexto. Esta situación se ve aliviada con el hecho de que las lenguas semíticas ponen la mayor parte de su significado en consonantes y vocales largas, que sí son transcritas. Tiene 28 letras básicas, con algunas variantes y diversos signos auxiliares.

La escritura árabe actual data del siglo IV y recibe el nombre de nasji para diferenciarla de la primitiva escritura más redondeada llamada cúfica, de Kufa. Es una escritura ligada y cursiva, más que una sucesión de caracteres individuales. Además de otras consecuencias, esto implica que la forma de la letra está influida por la posición que ocupa en la palabra. Se escribe de derecha a izquierda; no tiene mayúsculas y no se permite la división de la palabra a final de renglón; en cambio, es posible alargar los trazos de unión entre letras tanto como se quiera, a fin de que el texto quede alineado. Las consonantes dobles se indican con un tashdid, (un símbolo parecido a la 'w') sobre la letra en cuestión.

El Corán, el libro más importante del islam, está escrito usando el alfabeto árabe. Además del idioma árabe, hay varias lenguas que usan este mismo alfabeto, entre las cuales se incluyen el urdu y el persa; el turco se escribía con alifato hasta las reformas de Kemal Atatürk en la década de 1920. Este fue reincorporado oficialmente por el gobierno turco de Erdogan en el año 2014, aunque solo para el ámbito religioso. Algunos musulmanes andalusíes de los siglos XIV a XVI escribieron obras, principalmente religiosas, en lengua romance con caracteres arábigos (lo que se conoce como literatura aljamiada). La caligrafía árabe se considera un arte por derecho propio. Dado que el islam sunní prohíbe la representación de seres animados, la arquitectura islámica (mezquitas y palacios) suele usar versículos del Corán delicadamente escritos. Un ejemplo es el palacio de la Alhambra de Granada.

El alfabeto árabe puede remontarse al alfabeto nabateo usado para escribir el dialecto de los nabateos de las lenguas arameas.

El pueblo fenicio utilizó, hace más de tres mil años en la región de Canaán, el alfabeto fenicio, que rápidamente se extendió. Con el tiempo una parte evolucionó en el alfabeto griego, que a su vez se transformó en el alfabeto latino, usado por la mayoría de los idiomas europeos. Otra rama dio lugar al alfabeto arameo, del que surgiría el alfabeto árabe.

En el pasado, el alfabeto árabe se estableció con un orden diferente:

Además de las transcripciones tradicionales de la tabla de arriba, hay diversos otros sistemas adaptados a cada lengua, o bien de tipo SAMPA, en las que por ejemplo se transcribe como 7, ع como 3, etc.

El alfabeto de uso más común actualmente, llamado hiyā'ī (هِجَائِي) o alifbā'ī (أَلِفْبَائِي), agrupa las letras por similitud gráfica. Muchos grafemas tienen un mismo trazo básico y se distinguen entre sí gracias a unos puntos situados encima o debajo del trazo. Estos puntos se incorporaron en la época de la expansión islámica: hasta entonces, la escritura se utilizaba poco y frecuentemente como una especie de taquigrafía de uso personal para elaborar registros, contratos, albaranes, etc. Las necesidades ligadas a la administración del nuevo Estado islámico, así como a la correcta transmisión del Corán hicieron necesario el perfeccionamiento del sistema de escritura. Las letras representan consonantes o vocales largas. En caso de necesidad pueden utilizarse unos signos diacríticos adicionales para representar las vocales breves. Dichos signos se usan sobre todo en textos didácticos y en escritos cuya correcta vocalización se considera especialmente importante, como el Corán. De hecho, se inventaron precisamente para asegurar la correcta transmisión del libro sagrado, sobre todo entre musulmanes no árabes.

En caso de que no se utilicen los diacríticos vocálicos, que es el caso en la mayoría de los textos, para una correcta lectura el lector debe conocer la palabra o bien deducir su vocalización por su morfología y por el contexto. Esta es una característica común a todas las escrituras alfabéticas semíticas. Ejemplos:

Las vocales largas pueden deducirse de la presencia de las semiconsonantes ي (Y) y و (W), que por lo general aparecen unidas a las vocales breves i y u para dar las correspondientes largas, y por el signo álif ( ا ), que generalmente representa la vocal a larga, aunque en inicio de palabra puede representar cualquier vocal.

Salvo contadísimas excepciones, a cada grafema corresponde un fonema, esto es, no existen letras mudas ni letras que en determinadas posiciones, o unidas a otras, tengan un valor distinto al que les corresponde en principio.

En los dialectos árabes hablados, algunas letras tienen varios valores diferentes al que tienen en árabe clásico. Muchas veces, estas particularidades locales de pronunciación se mantienen cuando el hablante intenta utilizar el árabe estándar, por lo que se indican en el apartado de descripción de las letras. Pero conviene aclarar que el árabe estándar tiene una pronunciación estándar, que es la que se enseña en las escuelas y que se considera universalmente como la mejor. Así pues, a pesar de que muchos egipcios pronunciarán [ʔalbek] en lugar de [qalbuk] cuando hablan en su casa, cualquier locutor árabe de televisión, ya sea egipcio o de otro país, pronunciará siempre la letra qaf como una oclusiva uvular.

En la escritura árabe las letras de la misma palabra se escriben siempre ligadas entre sí, salvo 6 letras que no pueden conectarse con la letra siguiente (aunque sí con la anterior), lo que obliga a dejar un pequeño espacio de separación; estas 6 letras que no conectan son: alif (ا), dāl (د), ḏāl (ذ), rā' (ر), zāy (ز) y wāu (و).

Vocales breves:

En cualquier caso, la lectura exige cierto grado de comprensión del texto y de conocimiento de la gramática. Por esta razón, un reducido grupo de académicos propuso en los años 1920 adoptar el alfabeto latino, tal y como había hecho Turquía, argumentando que "otros pueblos leen para comprender; nosotros debemos comprender para poder leer". Este fue reincorporado oficialmente por el gobierno turco en el año 2014, pero solo para el ámbito confesional. La propuesta se desestimó, pero permaneció abierto el debate de hasta qué punto este sistema de escritura dificultaba la alfabetización. Hoy en día se tiende más a pensar que los problemas de alfabetización son ante todo económicos y políticos, ya que no parece presentar ninguna dificultad en Israel, que tiene un sistema de escritura similar, ni en países como China o Japón, siempre que se cuente con los medios y la voluntad política necesarios de cada individuo.

Hay tres tipos de numerales en la escritura árabe; por un lado están los numerales orientales, divididos en: árabes, que se usan en todo el Máshrek, y persas, usados en la escritura árabe de Irán, Pakistán e India. Por otro lado están los llamados números arábigos, de uso común en la mayor parte del mundo, que se usan en los países del Magreb. Todos proceden de la India, en diferentes épocas.



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