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Ali al-Hadi



Alī ibn Muhammad ibn ‘Alī (en árabe, أبو الحسن علي بن محمد‎, Abū l-Hasan ʿ Alī ibn Muḥammad) (Medina, 5 de marzo de 828 - Samarra, 27 de junio del 868), conocido como Ali al-Hadi o Alí an-Naqí (en árabe علي النقي, ʿ Alī an-Naqī o علي الهادي , ʿ Alī al-Hadi), fue el décimo imán de los chiíes imamíes, hijo y sucesor del noveno imán Muhammad ibn Alí ar-Rida y antecesor de su hijo Hasan al-Askari.

Fue profesor en Medina hasta los 30 años cuando se trasladó a Samarra tras una llamada del califa abasí Al-Mutawákkil. Allí fue tratado con rudeza por el califa y sus sucesores hasta que, según los relatos chiitas, fue envenenado víctima de la intriga del califa abasí Al-Mu'tazz en 254/868, y fue enterrado en Samarra. [1][2][3][4]

Según las informaciones más precisas nació en 828 en un pueblo cerca de Medina llamado Sorayya.[3]​ Era hijo del noveno imán chiita, Muhammad al-Taqi, (también conocido como Imam Muhammad al-Jawad), y de Samnah o Susan de origen bereber (del noroeste de África). Su padre le otorgó el apellido Abul-Hasan, después del apellido otorgado a su abuelo Ali al-Ridha y su bisabuelo Musa al-Kadhim. Para diferenciar entre estos tres Abul Hasan, los narradores usualmente llaman a Musa al-Kadhim, Abul Hasan primero, a Ali al-Ridha, Abul Hasan segundo y a al-Hadi Abul Hasan tercero.[5]

Vivió en Medina hasta el reinado de Al-Mutawakkil, que llevó a cabo una política anti-chiita. En una fecha entre 847 y 849 el califa envió a Yahya ibn Harthama a detenerlo y llevarlo a Samarra, quedando bajo vigilancia hasta su muerte. Tuvo como bab a Muhammad ibn Uthman al-Amri (muerto hacia 917) hijo de Uthman ibn Said que había sido bab y wakil de los imanes octavo y noveno.

Cuando su padre, Muhammad Ibn Ali murió, él estaba en Medina y también, como su padre, llegó a ser Imán de los chiitas en la infancia, a la edad de ocho años. Y según el consejo de su padre, él fue su sucesor y su heredero. Los seguidores de Muhammad Ibn Al, aceptaron el liderazgo de su hijo. Un grupo pequeño, eligió a su hermano (Musa) como su líder, pero Musa no aceptó esta elección, y este grupo, de nuevo, eligió a Ali Ibn Muhammad como líder. [6]

Ali Ibn Muhammad vivió en la época de seis gobernantes abasíes:

Antes del liderazgo de Mutawakkil, vivió en Medina con tranquilidad, pero éste, para proteger su gobierno, comenzó a luchar y molestar a Ali Ibn Muhammad y a los chiitas. La mala política de Mutawakkil con los alíes causó problemas a Ali Ibn Muhammad. El gobernador de Medina, Abdolah Ibn Muhammad Ibn Davod Hashemi, escribió una carta a Mutawakkil, informándole de las actividades de Ali Ibn Muhammad y sus seguidores. Concretamente le acusó de la posesión de dinero, armas y escrituras prohibidas. Por su parte, Ali Ibn Muhammad escribió una carta a Mutawakkil para defenderse de las denuncias del gobernador de Medina. Finalmente, Mutawakkil desalojó al gobernador de Medina y respetó a Ali Ibn Muhammad, pero le pidió que fuera con su familia a su ciudad. [7][8]

En el mes de Ramadán de 233 de la Hégira entró en Samarra. Cuando Ali Ibn Muhammad llegó a Bagdad, muchas personas de la ciudad, estaban esperando para verle, y el nabab de la ciudad fue a visitarle y estuvo con él hasta medianoche. El Califa no tenía cita con él en el día de entrada, pero al día siguiente destinó una casa para Ali Ibn Muhammad. El resto de su vida se quedó en Samerra, aunque él dijo: «yo no he venido a esta ciudad voluntariamente». [9]

Los imamíes reconocieron como sucesor a su hijo Hasan al-Askari.

Sheij Tusi dice: los alumnos de Ali Ibn Muhammad fueron 185 personas. Los alumnos más famosos son:

En Samarra, Ali Ibn Muhammad, a pesar de las limitaciones impuestas por el gobierno abásida, podía caminar por la ciudad y tener relación con la gente. Tenía relación con sus delegados, y recibía cartas de los chiíes y dinero por ellos. Pero a lo largo del tiempo por las rigurosidades de Mutawakkil no pudo llevar su vida social más lejos.

Aunque en su época, no era libre para realizar todas las actividades que hubiera querido, tuvo algunas importantes, como discutir, escribir cartas, contestar a las preguntas de los chiitas, educar a los alumnos y enseñar en asuntos islámicos. [11]

Se conservan varias narraciones de Ali Ibn Muhammad sobre los actos del hombre y sobre los derechos de la gente y los animales. También Ziyarat Jameh Kabireh se refiere a él. [12]

Hay muchas narraciones populares sobre los milagros de Ali Ibn Muhammad. El número de estos supuestos milagros es mayor que el de los otros imanes chiitas. Se dice que sabía hablar en muchos idiomas, preveía la muerte de las personas y daba noticia de cuando se avecinaba tormenta. Asimismo se dice que una vez anatematizó a Mutawakkil, y le avisó de su próxima muerte, ocurriendo que después de tres días murió por el anatema.

También se ha narrado que una vez, Ali Ibn Muhammad ordenó a unas piedras que se convirtieran en oro y se las dio a un pobre. [13]

Ali Ibn Muhammad murió en la cárcel, donde estaba por orden de Al-Mu'tazz, el 3 de Rayab del año 254 de la hégira, con 41 años de edad. La duración del Imanato (liderazgo) de Alib Ibn Muhamad fue de 33 años.




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