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Altruismo biológico



En biología, el término altruismo se refiere al comportamiento de un individuo que mejora la aptitud o eficacia biológica de otro individuo mientras reduce la del actor.[1]​ En este sentido es diferente del concepto filosófico de altruismo, en que una acción puede ser llamada altruística si existe una intención consciente de ayudar a otro. En etología, no existe este requisito. No está evaluado en términos morales; lo que importa es el efecto de una acción sobre la aptitud biológica, no las intenciones, si tales existieran.[2]

El término altruismo fue acuñado por el filósofo francés Auguste Comte en francés como altruisme, como un antónimo de egoísmo.[3][4]​ Derivado de la palabra italiana altrui, que a su vez viene del latín alteri, que quiere decir otros u otras personas.[5]

Los comportamientos altruísticos más comunes en biología, se ven en la selección de parentesco, como en el cuidado de la cría y también se suelen ver en animales que forman grupos sociales, como en los insectos sociales. Le permiten a un individuo incrementar el éxito de sus genes al ayudar a parientes cercanos que comparten tales genes.[6][7]

Es una pérdida permanente de aptitud directa (con una ganancia potencial de aptitud indirecta). Por ejemplos las abejas melíferas pierden la vida cuando usan su aguijón en defensa de la colmena.[8]

Es una pérdida temporaria de aptitud directa (con una ganancia de aptitud indirecta seguida de una posible ganancia personal reproductiva) por ejemplo en las urracas de los matorrales de Florida que ayudan a cuidar el nido y pueden heredar el territorio de los padres.[9]

En etología y, en general, en estudios de evolución social a veces los animales se comportan en formas que benefician la aptitud de otros miembros de su población mientras se perjudican a sí mismos; esta es la definición funcional de altruismo.[10]​ Además de los esfuerzos corrientes realizados por las madres (y en algunos casos los padres) en el cuidado de la cría, hay ejemplos de sacrificios extremos. Por ejemplo, se da el caso de matrifagia (devorar la madre) en la araña Stegodyphus; otro ejemplo es de los machos de algunas especies de arañas y mantises que permiten ser devorados por la hembra durante el apareamiento. La regla de Hamilton describe el beneficio de tal altruismo en términos del coeficiente de parentesco formulado por Sewall Wright. Si el beneficio al receptor menos el costo para el dador es mayor que cero, esto provee una ganancia indirecta de aptitud para el dador.

Cuando el altruismo tiene lugar entre miembros no emparentados, es posible que se trate de un altruismo recíproco. Por ejemplo un mono que acicala a otro, espera a su vez que se inviertan los papeles. Esta reciprocidad es beneficiosa en términos evolutivos, siempre que el costo de ayudar a otros sea menor que el beneficio recibido en retorno y siempre que no haya explotación, es decir casos de no devolver el favor. Este tema está más desarrollado en la teoría evolutiva de juegos, en especial en el llamado dilema del prisionero en teoría social.

Se da un ejemplo de altruismo en mohos del fango, como Dictyostelea. Estos protistas viven como amebas individuales hasta que les falta alimento, entonces se congregan en cuerpos fructíferos multicelulares en los que algunas células se sacrifican para promover la supervivencia de otras.[22]



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