Amadeus es una película estadounidense de 1984, categorizada como película de culto,[cita requerida] en la categoría de cine de época. Fue dirigida por Miloš Forman y está vagamente basada en la vida de los compositores Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart. Cabe aclarar que la supuesta rivalidad entre Mozart y Salieri es un recurso literario trasladado al guion cinematográfico y que no tiene ningún fundamento histórico. El guion es una adaptación de la obra de teatro Amadeus, de Peter Shaffer.
La película recibió 40 premios, entre ellos: ocho Premios Óscar, cuatro BAFTA, cuatro Globos de Oro y un Premio del Sindicato de Directores. En 1998, el American Film Institute situó la película Amadeus en el puesto N.º 53 en su lista de las 100 películas más representativas del cine estadounidense.
La película cuenta la vida de Wolfgang Amadeus Mozart (Tom Hulce), narrada por Antonio Salieri, el antagonista del filme (F. Murray Abraham). La historia, que no es lineal, comienza cuando el ya anciano Salieri intenta suicidarse tras haberse confesado culpable del asesinato de Mozart, que no habría muerto por causas estrictamente naturales. Los criados de Salieri, tras derribar por la fuerza la puerta tras la cual se encontraba el ensangrentado y moribundo anciano, inician un traslado de urgencia del cuerpo a un sanatorio. Allí, ante la amenazante posibilidad de que este volviese a intentar quitarse la vida, un joven sacerdote es enviado a su alcoba para escuchar su confesión. El padre, apellidado Vogler, pronuncia una frase conocida y usada incluso a día de hoy por los religiosos: «Todos los hombres son iguales ante los ojos de Dios». Esta afirmación inofensiva desencadena el más profundo rencor de Salieri, quien responde sarcástico: «¿Lo son...?». A raíz de esta frase, decide contar la historia sobre sus gloriosos años en la corte del emperador de Austria. Un relato plagado de celos, mediocridad y también una admiración enfermiza. Un ambicioso Salieri, aún en edad adolescente, hizo un pacto con Dios; el chico le entregaría su castidad y su afán de trabajo a cambio de que le fuera concedido un gran talento musical para poder glorificar al creador con sus composiciones.
En la etapa inicial de la narración, Salieri todavía no había conocido personalmente a Mozart, pero sí que había oído hablar de él y también era seguidor de su música. Antonio Salieri admiraba las composiciones de Mozart y estaba más que emocionado ante la posibilidad de poder conocerle durante un salón literario al que había sido invitado y en el que se interpretarían algunas de las obras de Mozart bajo la batuta del mismísimo compositor. Sin embargo, cuando finalmente encuentra a Wolfgang, Salieri queda decepcionado ya que su vulgar personalidad no concuerda con la grandeza de sus piezas. De hecho, la primera vez que comparte espacio con Mozart, encuentra al joven arrastrándose por el suelo y jugando con su futura esposa Constanza Weber (persiguiéndola y haciendo chistes obscenos, usando las palabras al revés).
Salieri, que había sido católico devoto durante toda su vida, no puede soportar que Dios haya elegido a un ser que él considera despreciable y no a él como receptáculo de un don tan puro, por lo que termina renunciando a su religión y fundiéndose con su funesta ambición frustrada, ya imposible de ignorar. A partir de una cadena de desafortunados sucesos que enlazan a ambos personajes, Salieri decide hacer todo lo que esté en su poder para dinamitar la imagen de Mozart, a quien admira y detesta a partes iguales.
Durante el resto de la historia, Salieri se hace pasar por amigo de Mozart mientras a sus espaldas se esfuerza por destruir la reputación del compositor y mermar poco a poco el éxito de sus piezas. En muchas ocasiones, la intervención del propio Salieri ante el emperador José II es lo único que permite que Mozart, por quien siente simpatía, logre sobrevivir.
La historia, que inicialmente se muestra cómica, brillante e incluso entrañable, adquiere tintes cada vez más oscuros a medida que Salieri destruye cada hilo que unía a Mozart a la vida: un matrimonio que había sobrevivido a la oposición de ambas familias, una reputación labrada desde su tierna infancia y por último su salud, tanto física como mental.
Una última secuencia muestra el entierro del incomprendido genio, desprovisto de toda identificación, en una fosa común. Diluvia alrededor, y los únicos que quedan para verlo partir en coche rumbo al panteón son Constanza y el propio Salieri, las dos personas que lo amaron. Constanza a su persona y Antonio Salieri a su irrepetible estrella.
En el presente, Salieri termina su narración dejando sorprendido al sacerdote, quien en un último esfuerzo por salvar su alma, le pregunta si se arrepiente de lo que hizo ante Dios, cuando este está por contestar, un enfermero del sanatorio aparece y se lo lleva para que desayune. Antes de salir, Salieri le dice al padre que no se preocupe por él, pues ahora es "el santo de los mediocres", dejando al padre confundido. Mientras el enfermero lleva a Salieri en una silla de ruedas, este, ya completamente loco, comienza a "absolver" a todos los pacientes llamándolos mediocres.
El último plano muestra al compositor feliz mientras es escoltado, al mismo tiempo que se escucha la risa de Mozart, que tanto irritaba a Salieri. La toma se va a negro y la película termina.
Amadeus fue inicialmente una obra teatral escrita por el dramaturgo británico Peter Shaffer en 1979. Fue estrenada en Londres, con Paul Scofield como Salieri y Simon Callow como Mozart.
Ian Mckellen ganó el premio Tony por su encarnación de Salieri y Tim Curry fue candidato en 1980 por lo correspondiente con Mozart. En el año 2000, la obra fue repuesta, y el actor David Suchet fue propuesto como candidato al premio al mejor actor.
En 1981, Miloš Forman asistió a la puesta en escena de Amadeus en Broadway y abandonó el teatro desencantado. Forman odiaba las películas y obras biográficas de músicos debido a que las hallaba profundamente aburridas. Sin embargo, tras presenciar el primer acto, Forman se acercó a un nervioso Peter Shaffer (quien conocía la trayectoria de Forman y sabía que él se encontraba en la función) y emocionado, le comentó: «Si el segundo acto es tan bueno como el primero, haré la película». El resto, como se suele decir, es historia. Tanto Peter Shaffer como Miloš Forman trabajaron en conjunto durante cuatro exhaustivos meses de 1982 en la redacción del guion, aunque los créditos finalmente reconocen solo a Shaffer como guionista.
El libreto teatral difiere en dos aspectos muy importantes para la película:
Miloš Forman descubrió acertadamente mientras trabajaba el guion con Shaffer que la versión cinematográfica contaba en el momento con un tercer personaje: la propia música de Wolfgang Amadeus Mozart. Forman sugirió a Shaffer extender el guion, mostrando entonces escenas completas de las óperas y música de Mozart para que estas ilustraran aún mejor la intrincada trama, dando como resultado una película con un guion tan sólido en el texto como efectiva en su función de espectáculo cinematográfico.
El argumento de la película de Miloš Forman gira en torno a Mozart, Salieri y sobre la leyenda romántica de la muerte de este primer compositor. En la vida real, Salieri ni siquiera llegó a presenciar la muerte de Mozart. Es cierto, sin embargo, que Mozart recibió el encargo de componer una misa de réquiem, el Réquiem K.626, que no conseguiría terminar debido a su enfermedad. Las circunstancias un tanto misteriosas bajo las que nació la obra han dado origen a una gran cantidad de leyendas románticas.
Estudios recientes han arrojado luz sobre este misterio. Lo cierto es que el conde Franz von Walsegg, gran aficionado a la música y que solía ofrecer veladas musicales en su casa, hizo el encargo del réquiem.
El 14 de febrero de 1791 murió la joven esposa del conde, que no había cumplido aún los 21 años. En honor a ella, el conde von Walsegg quiso hacer componer un réquiem especial que se estrenaría en su casa en el funeral. Así, él mismo encargó a uno de sus criados que fuera a hacerle esta oferta a Mozart, pero quiso conservar todo el asunto en secreto. Esto explica que el sirviente del conde apareciera tapado y encapuchado cuando acudía a la casa del compositor. Al final se descubrió que el conde pretendía proclamarse como único autor de la composición funeraria que había encargado y, así, cubrirse de gloria frente a sus colegas.
Mozart inició la composición durante sus últimos meses de vida e incluso llegó a creer que escribía el réquiem para su propio funeral a causa de los delirios de la enfermedad, que le hacían creer que la Muerte le había concedido un aviso para que pudiese componer su última pieza musical.
Comenzó a empeorar rápidamente el 4 de diciembre de 1791 cuando estaba terminando el pasaje de ''Lacrimosa''. Ese mismo día, unos amigos se reunieron en su casa e interpretaron dicho pasaje a capella, estando el compositor en cama. Al día siguiente, murió plácidamente en su lecho, a los 35 años. Según los doctores y los informes de la época, murió de fiebre reumática aguda, aunque entonces comenzó a circular el rumor de que había muerto envenenado por algún compositor envidioso, hecho que nunca se pudo demostrar.
El 6 de diciembre el cadáver fue bendecido en la catedral de Viena y a continuación fue llevado al cementerio de San Marcos, situado a 5 kilómetros de la ciudad, donde fue enterrado.
Su esposa Constanza no pudo proporcionarle un nicho o tumba, debido a los aprietos económicos por los que pasaba su matrimonio. Cuando por fin quiso poner una tumba al cadáver de su marido, el sepulturero no recordó dónde lo había enterrado, misterio que aún hoy permanece sin resolver.
Debe recalcarse que la intención tanto de Shaffer como de Forman no era hacer una biografía o documental sobre Mozart; por el contrario, la idea era crear una fantasía basada en un mito popular en los siglos XVIII y XIX (Mozart vs. Salieri), para así presentar el verdadero tema de la obra: el hombre en contra de Dios. De esta manera, la película construye un gran mito que para algunos seguidores de Mozart fue incluso ofensivo y se llegaron a realizar protestas en contra del papel que había tomado la productora, ya que presuntamente había contribuido a dañar la imagen de Mozart y degradarla del estatus de genio musical al de estúpido con suerte. Protestas aparte, lo cierto es que Amadeus muestra a un Mozart cinematográficamente apasionante y efectivo.
Algunas diferencias con la realidad son:
Sir Neville Marriner dirigió a la Academy of Saint Martin in the Fields en una completa banda sonora que contiene temas de Mozart, Pergolesi y Salieri. A continuación, entre otras, aparecen las piezas que muestra la película:
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