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Análisis de orina



Un examen general de orina, también llamado análisis de orina o uroanálisis, consiste en una serie de exámenes efectuados sobre la orina, constituyendo uno de los métodos más comunes de diagnóstico médico.[1]​ Un examen completo consta de varias determinaciones: un examen macroscópico, un examen físico-químico, un examen microscópico y, si fuera necesario, un urocultivo. El análisis físico-químico se puede efectuar mediante tiras reactivas cuyos resultados se leen de acuerdo a los cambios de color.

Ya en la antigüedad era común el diagnóstico de enfermedades con base en la observación de la orina. El método, denominado uroscopia, basado en la observación de las propiedades organolépticas de la orina fue descrito por Galeno y su aplicación tuvo lugar por muchos siglos en el contexto de la teoría de los cuatro humores apoyada por Hipócrates.

Aunque la tecnología de análisis químico cualitativo y cuantitativo permitió desde finales del siglo XIX la superación del método uroscópico, las propiedades organolépticas, típicamente olor y color, permiten todavía un diagnóstico inmediato de numerosas enfermedades.

La orina es de color amarillo claro y en función de su concentración puede adoptar una coloración amarillo clara, si está diluida, y amarillo oscuro, si está concentrada; sin embargo, puede tener una apariencia turbia si en ella existen células o cristales. Si el paciente está tomando ciertos medicamentos, la orina podría ser teñida por ellos.[2]

Osmolalidad de la orina

Es una prueba que evalúa la concentración de partículas en la orina. La osmolalidad (partículas/kg de agua) y la osmolaridad (partículas/litro de solución) algunas veces se confunden, pero para líquidos diluidos como la orina son esencialmente lo mismo

La densidad de la orina es un método sencillo y rápido, aunque en cierto grado inconfiable, que indica el peso de los solutos disueltos en la orina. El valor de esta se obtiene al comparar el peso de 1 ml de orina con el de 1 ml de agua. El fundamento de esta prueba está en que la densidad es reflejo de la concentración, aunque en orinas con una concentración elevada de solutos de alto peso molecular (como glucosa o algunos marcadores radiológicos) el valor de la densidad es superior a la concentración estimada. La densidad se considera normal si se encuentra entre 1.015 y 1.020.[2]

Entre las causas de un aumento de densidad se encuentran:

y entre las causas de una disminución se encuentran

Por otro lado, la osmolalidad —evite confundir con osmolaridad— es el número de partículas que contiene la orina por kilogramo de disolvente (agua). Esta varía en relación con la función renal. La osmolalidad de la orina oscila entre 40 y 1300 mOsm/kg y su valor se utiliza para calcular la brecha aniónica osmolar en la acidosis metabólica, determinar el aclaramiento de agua libre, determinar la existencia de disociación entre la osmolalidad de la sangre y la orina, y para determinar la capacidad de los riñones para concentrar la orina.[2]

Se calcula usando una fórmula que relaciona las sustancias que influyen en la osmolaridad de la orina; sin embargo, su valor no corresponde con el valor real en diferentes situaciones.[2]

Donde

La diferencia aniónica osmolal o gap osmolal de la orina es la diferencia que existe entre la osmolalidad real y la osmolalidad teórica de la orina. Dicha diferencia normalmente es de 10 a 14 mOsm/Kg. Las diferencias entre estos dos valores se generan cuando están disueltas en la orina otras sustancias no contempladas en la fórmula.[2]

Un reporte típico comprende usualmente:

Mediante el examen al microscopio se comprueba la presencia de células epiteliales renales y de elementos de la sangre que, presentes por lo común en pequeño número, pueden aumentar en caso de enfermedad.
Las células epiteliales, normalmente ausentes, proceden de la exfoliación de las vías urinarias y son indicativas de inflamación de las vías renales.
Los leucocitos están presentes en trastornos fisiológicos, pero aumentan en caso de infecciones de las vías urinarias (como la pielonefritis) o de las vías genitales (epididimitis en el hombre, salpingitis en la mujer). La presencia de un número excesivo de leucocitos en la orina recibe el nombre de leucocituria. [4]
Los glóbulos rojos están presentes en la orina en caso de cistitis, cálculos o glomerulonefritis, así como en la tuberculosis y en las neoplasias de las vías urinarias.
En la muestra pueden encontrarse también los llamados cilindros urinarios (formaciones alargadas), que pueden ser hialinos -en curso de proteinuria- o epiteliales -cuando existe un proceso degenerativo del epitelio de los túbulos-; o bien hemáticos, cuando están formados por aglomeraciones de eritrocitos.[5]
Otro hallazgo puede ser el de los cristales de diverso tipo, como los de oxalato.

El número y tipo de células o material que se encuentra en la muestra de orina puede brindar información detallada sobre la salud del paciente y establecer diagnósticos específicos:

Es un método estándar para el diagnóstico de infección del tracto urinario. El examen bacteriológico permite, en caso de infección de las vías urinarias, identificar el agente patógeno responsable.

La recolección de orina para un urocultivo tiene exigencias mayores que para un análisis simple. Se deben utilizar envases estériles para evitar la contaminación de la muestra.

El urocultivo se realiza mediante la siembra de una pequeña cantidad de orina homogeneizada, lo que permite la cuantificación de las eventuales bacterias presentes. Las bacterias se contabilizan utilizando el criterio de «UFC/ml»,[7]​ porque de acuerdo a esta técnica se considera que cada bacteria en la muestra diluida dará origen a una colonia. El conteo de las mismas se efectúa luego de un período de incubación de 24 horas a 37 °C , para permitir la multiplicación bacteriana.

Se considera generalmente que un conteo superior o igual a 10 5 UFC /ml es altamente indicativo de infección bacteriana, mientras que guarismos menores a 10 3 UFC /ml no se consideran relevantes.Los conteos intermedios se consideran dudosos y exigen la obtención de una nueva muestra y repetición del urocultivo .[8]​ De todas formas, solo un 80 % de los resultados superiores a 10 5 UFC /ml representan una verdadera infección, correspondiendo el resto a bacteriurias asintomáticas. De aquí que se requieran en estos casos evaluaciones complementarias, mediante observación clínica integral. En caso de efectuarse toma clínica de muestras al azar en cualquier porción de la uretra o mediante punción supra púbica y detectarse presencia de bacterias, se considera bacteriuria significativa cualquier valor encontrado, ya que la orina contenida en la vejiga es estéril.

La muestra de orina se siembra en uno o más medios de cultivo específicos, generalmente McConkey y CLED, que permiten el crecimiento de bacterias Gram negativas y Gram positivas , así como de hongos, en el 99 % de las veces del género Cándida.[9]​ En una segunda fase del examen, las bacterias que crecieron en la etapa de aislamiento son incubadas en los medios adecuados para su identificación y la susceptibilidad a los antibióticos, también llamado antibiograma Los resultados representan importantes guías para el tratamiento médico individual, y colectivamente para la evaluación epidemiológica.



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