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Neoplasias



El término neoplasia se utiliza en medicina para designar una masa anormal de tejido. Se produce porque las células que lo constituyen se multiplican a un ritmo superior a lo normal. Las neoplasias pueden ser benignas cuando se extienden solo localmente y malignas cuando se comportan de forma agresiva, comprimen los tejidos próximos y se diseminan a distancia.[1]

Exteriormente se manifiestan como una masa o tumor que altera la arquitectura del órgano en que se asientan. Sin embargo, pueden ser de tamaño tan pequeño que sea preciso la utilización de un microscopio para su detección.

Neoplasia maligna y cáncer son dos expresiones con el mismo significado; en el lenguaje médico habitual es frecuente emplear el término neoplasia maligna como sustituto de la palabra cáncer, utilizando las expresiones neoplasia pulmonar, neoplasia tiroidea o neoplasia laríngea, por ejemplo, como sinónimos de cáncer de pulmón, cáncer de tiroides y cáncer de laringe, malignos y no malignos.

No existe consenso en la definición biológica de neoplasia. Sin embargo, se cita con frecuencia la del oncólogo británico R. A. Willis:

Las células que componen las neoplasias son clónicas, es decir, descienden de una única célula progenitora. Las células neoplásicas se caracterizan por portar anormalidades genéticas o epigenéticas. La demostración de origen clónico es considerada por muchos científicos necesaria, pero no suficiente para caracterizar una proliferación celular como neoplásica.

Algunas masas desorganizadas de tejido no corresponden realmente a proliferaciones monoclonales neoplásicas, aunque su nombre puede llevar a confusión. Dentro de este tipo, destacan el hamartoma y el coristoma.

Su nombre acaba en el sufijo -oma y se denominan según el origen del tejido del que procedan, pueden ser: fibroma (tejido conjuntivo fibroso), mixoma (tejido conjuntivo laxo), lipoma (tejido adiposo), condroma (tejido cartilaginoso), osteoma (tejido óseo), hemangioma (vasos sanguíneos), linfangioma (vasos linfáticos), meningioma (meninges), tumor glómico (tejido nervioso de sostén), leiomioma (tejido muscular liso), rabdomioma (tejido muscular estriado), papiloma (tejido epitelial formando papilas), adenoma (tejido glandular), teratoma (células totipotenciales).

Es preciso tener en cuenta que existen múltiples excepciones a estas normas generales de nomenclatura tumoral. Por ejemplo: El tumor benigno de melanocitos se denomina nevus, y su forma maligna, melanoma de gran agresividad a pesar de su terminación en oma, lo mismo ocurre con el cordoma que es un tumor maligno.[2]



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