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Anthony Mann



Anthony Mann, nacido con el nombre de Emil (o Anton) Bundesmann (San Diego, 30 de junio de 1906 - Berlín, 29 de abril de 1967), fue un director de cine, productor y actor estadounidense.

Se desconocen muchos datos iniciales, aunque se supone que nació en 1906 en San Diego (o en Point Loma). Pero se sabe que su padre, Emile Theodore Bundsmann, era un emigrante austríaco; y que su madre, Bertha Waxelbaum (apellido original: Weichselbaum), provenía de una familia judía de Macon, Georgia. Hacia 1917, la familia se trasladó a Nueva York. Mann inició sus estudios, que tuvo que abandonar en 1923 tras la muerte de su padre,[1]

Anthony Mann comenzó su carrera como actor en Nueva York, en pequeñas salas del Off-Broadway. Esa experiencia sería decisiva para su futuro quehacer. Entre 1926 y 1933 fue contratado como jefe de producción del Teatro Guild; ese último año dirigió dos producciones para dicho teatro. En 1936 dirigió Cherokee Night para el Teatro de Harlem; en 1937, otra pieza para el teatro de la Calle 46; y en 1938 otras tres para el teatro federal.[1]

En 1938 se trasladó a Hollywood contratado por David O. Selznick, como descubridor de talentos y director de reparto. En 1942 empezó a trabajar como asistente de dirección. Hizo pruebas para filmes famosos, como Lo que el viento se levó, Intermezzo y Rebecca.

Sus primeros filmes, de 1942, fueron Dr. Brodway (para la Paramount) y Moonlight in Havana (para la Universal). Rodó con habilidad la comedia Two O'clock Courage (1945). Destacó pronto en el cine negro clásico —así con He Walked by Night (1948), Railroaded!, T-Men y Raw Deal—, lo que le permitió hacerse un hueco en la capital del cine. También hizo Reign of Terror, 1949, sobre la Revolución francesa.

A continuación obtuvo un éxito significativo en el género del wéstern durante su etapa en los Estudios Universal, así con La puerta del diablo (1950); y sobre todo destacó en un ciclo de colaboraciones con James Stewart: Winchester '73 (muy alabada), Horizontes lejanos, The Naked Spur, The Far Country, El hombre de Laramie y El hombre del oeste, con Gary Cooper, considerada por muchos críticos su obra maestra. En el estilo cinematográfico de Mann resalta cómo subraya a un personaje por encima de los restantes.[2]

Aunque sea un campo menos logrado, destacó su Música y lágrimas (The Glenn Miller Story, 1954), de género musical (y también biográfico, sobre Glenn Miller) con guion de Valentine Davies y Oscar Brodney; tuvo como protagonistas a James Stewart y June Allyson. En 1958 rodó una violenta película en blanco y negro, La pequeña tierra de Dios, basada en la novela homónima de Erskine Caldwell.

En los años 60 se concentró en realizar dos grandes producciones épicas, ambas con Sofía Loren, producidas por el rumano-estadounidense Samuel Bronston. El Cid (1961), por un lado, tuvo gran éxito comercial, no sólo en España; y algunos críticos valoran especialmente su factura pictográfica.[3]​ Aunque con menos éxito de crítica, pero sí de público, realizó La caída del Imperio romano (1964), una gran película tétrica y extensa, que arranca de los últimos años del emperador sabio, Marco Aurelio (su funeral sería la culminación del relato), y se detiene justo en el ocaso de su hijo Cómodo, cuyo desorden vital y público o su muerte en el año 192 preanunciarían, antes de dos siglos, el fin del Imperio. El guion, dice en los créditos, estaría inspirado por la Historia de la decadencia y caída del Imperio romano de Edward Gibbon, cuyo arranque es precisamente el mandato de Marco Aurelio.

Por su trabajo, tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en el 6229 de Hollywood Bulevard. Estuvo casado con Mildred Mann (1936–1956); en segundas nupcias, desde 1957 con Sara Montiel, y trabajaron juntos en Serenade, con otras estrellas como Joan Fontaine, Mario Lanza y Vincent Price. Tras anular ese matrimonio se casaría con la bailarina rusa Sadlers, con la que tuvo un hijo.

En 1964 fue presidente del jurado en el 14.º Festival International de Cine, en Berlín. Murió de un ataque al corazón en la capital alemana, en 1967, cuando grababa una película de espionaje, Sentencia para un dandy (A Dandy in Aspic). El encargado de asumir la labor de dirección de la película tras el fallecimiento de Mann fue Laurence Harvey, actor protagonista de la obra.

Estuvo cierto tiempo olvidado y no se le situaba junto a los grandes directores estadounidenses. Andrew Harris, en 1968, lo destacó en su libro The American Cinema, 1929-1968, y señalaba que ese olvido afectaba entre otros a Douglas Sirk, Nicholas Ray, Samuel Fuller y Otto Preminger.

Pero a finales de los setenta, en 1979, la crítica americana Jeanine Basinger escribió una monografía sobre Mann, que sería el texto, bien ilustrado 25 años después, que se presentó en el Festival de San Sebastián en 2004, que se centró en su obra. Este evento proyectó de nuevo a Mann en el siglo XXI (y se han recuperado en DVD muchos de sus filmes).



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