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Apneísta



La apnea o buceo libre (freediving) es un deporte extremo, el cual tiene como base la suspensión voluntaria de la respiración dentro del agua mientras se recorren largas distancias o se desciende hasta grandes profundidades. Esta suspensión voluntaria de la respiración es, así mismo, la base de una actividad milenaria y vigente como la pesca submarina a pulmón, practicada, por ejemplo, por las ama en Japón, por los bajau en Indonesia y Filipinas, y por los wayú en Colombia y Venezuela. Aunque, en un principio, pueda parecer entrenamiento físico, el deporte de la apnea se basa principalmente en la relajación mental del individuo, la buena alimentación e hidratación, el fomento de los reflejos mamíferos en humanos, y el entrenamiento en ambientes de hipoxia y de presiones hidrostáticas altas donde los gases se comprimen dramáticamente y el volumen de los pulmones se ve considerablemente reducido.

Esta muy particular actividad practica el descenso a la profundidad del mar a pulmón libre, es decir, sin equipos de submarinismo tradicionales como el esnórquel. En un principio la disciplina permitía descender unos pocos metros (30 metros con peso variable en 1849) pero, a medida que se fueron sofisticando las prácticas, alcanzó a sobrepasar el límite de 120 metros con peso variable,[1]​ por lo que se requirió de una cuerda atada a un ancla perfectamente vertical para evitar la desorientación del apneísta. Con este mecanismo solo se sigue la cuerda en el descenso y ascenso sin la necesidad de orientarse abriendo los ojos.

El cuerpo humano se adapta para poder hacer el buceo libre. Primero disminuye el ritmo cardíaco entre 10% y 25% para ralentizar las funciones corporales y consumir menos oxígeno. Los vasos sanguíneos se contraen para elevar ligeramente los niveles de oxígeno y el bazo libera más glóbulos rojos para que llegue oxígeno a los órganos vitales, sobre todo el cerebro y el corazón (restringiendo el oxígeno en las extremidades). Para ayudar a este proceso se contraen los músculos grandes. Dependiendo de la profundidad, el plasma sanguíneo llena los vasos sanguíneos de los pulmones para reducir el volumen y evitar daños que podrían provocar la presión a más de 35 metros de profundidad. Existen estudios que demuestran que el reflejo mamífero de inmersión se activa más rápidamente si existe un choque directo de la cara con agua a una temperatura baja.[cita requerida]

Otra de las acciones que se pueden hacer junto con una relajación total es la de tomar cierta cantidad de respiraciones de la siguiente manera:

-Tomar una bocanada de aire no muy profunda.

-Meterse debajo del agua.

-Aguantar 1"/2" y expulsar el aire por la nariz cuando se esté casi en la superficie del agua.

-Repetir este proceso durante 1' o incluso durante algo menos.

Este proceso se puede hacer para evitar el hambre de aire, que es el aviso que da el diafragma y los pulmones cuando se quiere respirar, otro método algo menos efectivo es el de tragar saliva, que no es más que hacer el reflejo de tragar algo cuando se está bajo el agua.

La Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea (AIDA) reconoce seis modalidades distintas: [2][3]

Actuales récords mundiales por modalidad de acuerdo con AIDA[4]​ (los organismos deportivos internacionales no reconocen los récords televisivos, ya que se realizan con una inhalación artificial previa de oxígeno puro).

Récords no contemplados por la AIDA, pero sí por otras organizaciones como el Libro Guiness de los Récords.

Como deporte acuático la apnea tiene sus peligros. Uno de los principales riesgos se presenta durante el ascenso de los practicantes desde profundidades alrededor de los 20 metros o más, lo que produce una expansión de los pulmones a su volumen natural, con la consecuente disminución de la presión parcial del oxígeno produciendo hipoxia que en algunos casos puede llevar al Black Out (BO) o pérdida del control motor (samba). El primero, BO, es la pérdida total de la consciencia y el segundo la pérdida parcial de la misma, las cuales si no se está supervisado por un compañero, pueden derivar en accidentes mayores como la muerte. Estos accidentes suelen suceder en los últimos diez metros, ya que a partir de esa profundidad es donde se produce un mayor descenso de la presión parcial del oxígeno. Ambas situaciones pueden presentarse también en otras disciplinas como: la apnea estática (STA) o la apnea dinámica (DYN/DNF).



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