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Arancedo



Arancedo es una parroquia del concejo asturiano de El Franco, en (España), y un lugar de dicha parroquia.

La parroquia tiene una extensión de 10,43 km² y una población de 233 habitantes (2009), repartida entre la casería de Andina y el lugar de Arancedo.

Éste, con 170 habitantes, se sitúa a una altitud de 160 msnm y dista 4 km de la capital del concejo, La Caridad, por la carretera comarcal FR-1, que va de Viavélez a Rozadas.

Según García García el nombre podría proceder de la palabra vasca, «aranz» (espino), y «cedo», (monte de).[1]

Como curiosidad también "Valle de los celdones", del vasco "Aran" (Valle) y "cedón" (caballo extinto de las tribus galaicas al que hace referencia el militar é historiador romano Plinio que dice "En la misma Hispania está el pueblo galaico y astur; crían una raza de caballos thieldones y los asturcones, de menor tamaño..." El extinto celdón de las tribus galaicas de la actual Asturias se trata de un caballo grande, también duro y piloso. (Revista Arbil núm. 81 Francisco de Otazu)

Según el lingüista Edelmiro Bascuas, "Arancedo" derivaría de la forma paleoeuropea *arant-, formado a partir de la raíz indoeuropea *er- 'fluir, moverse'.[2]

Aguirre, autor del Diccionario Geográfico y Estadístico de Asturias (La Habana 1897), describe sus linderos señalando «limita por el Norte con el campo de la Mula y el río de Perdigueiros, Miudes; por el Este con la cordillera que forman los picos de la Cruz de Abredo, el Cuadramón, Pena, Carrobos de Pena, la Pumarega, Montes de las Antiguas, Penas de mendo, Brial Carvajal y otros que le separan de Cartavio; por el sur con el alto pico de Savinto que lo separa de Boal y por el Oeste con los montes Bodie y Prendones».-

Dado el poblamiento disperso de la población, existe aparte del núcleo de Arancedo, varios lugares o agrupaciones de caseríos. Marcelino Fernández Fernández recoge para el año 1887, las siguientes entidades de población: Acernada, (10 edificios), Andina de Abajo, (15), Andina de Arriba (16), Arancedo (20), El Balcón (6), Las Barrosas (5), Braña mayor (6), Cabanella (6), Cabarcón (7), Carbayo (7), El Castro (6), Couz (4), Figueirola (9), Follaranca (7), Grobas (5), Gudín (7), El Pozón (5), Lebredo (20), Preguntoiro (3), Pumarinos (7), Río Cabo (4), La Venta (4), otros edificios diseminados (22). El total de la población para el 31 de diciembre de 1887 ascendía a 568 vecinos de hecho y 569 de derecho, registrándose 197 edificios 57 de ellos de un piso y 140 de dos pisos.[3]

La ganadería lechera es la principal fuente de riqueza en la actualidad, en otros tiempos se producía maíz, patatas, centeno, habas y trigo; había 6 molinos para moler la producción de maíz y trigo, que el diccionario de Madoz cifraba en 2500 fanegas de maíz y 900 de trigo. Otra fuente de riqueza era la forestal, pues abundan los bosques en los que se dan pinos, robles, castaños, eucaliptos, vidureiros etc.

La historia de Arancedo se remonta a la época castreña donde consta documentado el Castro de la Corona, poblado quizás por los cibarcos, etnia del que hayan quedado algún topónimo como el barrio de Caborcos. Dicho Castro de la Corona fue objeto de un sistemático estudio por Fernández Vuelta a mediados de los años cincuenta del pasado siglo, si bien las excavaciones nunca llegaron a terminarse en su totalidad. En el curso de dichas excavaciones se encontraron monedas del emperador César Augusto que son descritas por el propio José María Fernández Vuelta, en el nº 10 del Boletín de Estudios Asturianos (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)..[4]Madoz hace referencia en su diccionario estadístico-histórico a la explotación de minerales por tribus prerromanas en la Andía, Barganaz y el Pico del Veiral, y Schulz, Descripción geológica de la Provincia de Oviedo, habla de remotas explotaciones mineras en la Andía, A Braña y otros lugares. Lo cierto es que entre el Río Mazo y el río Meiro hay diversos vestigios de explotaciones auríferas de las que la más conocida es el ya indicado de La Andina. Hubo también minas en las que se extraía mineral de hierro, y aprovechando la zona caliza del entorno del «Valle Feliz» se elaboraba cal en unos hornos rudimentarios llamados "caleiros" de los que quedan todavía al menos dos ruinas, el de Nogueiro y el del Cóuz. De la profundidad de estas excavaciones, nos da cuenta Miguel Vigil, indicando que las mismas tenían como de legua y media de largo, (unos 7500 metros).[5]

Durante la Edad Media la población de Arancedo, se concentra en torno a la existencia de un puesto de Azores al que aluden reiteradamente las crónicas. La primera referencia documental a la actual aldea de Arancedo se remonta al año 976, en el testamento en que el Conde Froilán Velaz y la Condesa Gislavara hacen donación del monasterio de Santa María de Cartavio a la Iglesia de San Salvador de Oviedo. En dicho documento se comprende dentro de las pertenencias del monasterio, un núcleo humano, al que se da ya la consideración de villa, y en el que se contiene una referencia a la existencia de aztoreras o puestos de azores, que como es conocido para los naturales del lugar, son todavía al día de hoy las rapaces más abundantes del pueblo. Con posterioridad, en el año 1090 encontramos una nueva referencia a la aldea de Arancedo en la disputa e inventario por unos siervos entre Santa María de Cartavio, Suarón y Alvam, en él se hace asignación de los pobladores de Arancedo al monasterio de Cartavio, conteniéndose nuevamente una referencia expresa al puesto de Azores que se atribuye a la mandación cartaviense:et dixerunt pro illo monte Arancedo cum suis aztoribus quod est cartaviensis.[6]​ La asignación de la aldea al monasterio de Cartavio, no debió de ser completa. En un documento del cartulario de Villanueva de Oscos del año 1153, 28 de agosto, se refiere a un donación otorgada por Honega Ramírez, en el que dona al abad D. Guillermo y al monasterio de Santa María de Villanueva de Oscos la mitad de una heredad, llamada Villar de Piantés en Miudes pero cuyos linderos comprenden gran parte de la actual parroquia de Arancedo.[7]​ El propio cartulario de Villanueva de Oscos se refiere a un documento fechado en 1302 que contiene un repartimiento entre los hijos y herederos de Munio Arias y de su cónyuge Urraca, Fernán Monniz y Alfonso Arias e Mayor Núnnez con el otorgamiento de su Marido Diego Pérez y María Arias con otorgamiento su marido Lope e... Monniz se reparten entre los mismos las heredades que tenían en los Oscos, la Andina y en el Valle de Miudes.

En el año 1056 tuvo lugar un pleito entre la iglesia ovetense con la nobleza de la comarca sobre el Monasterio de Cartavio y el castillo del Aguilar, que resultará determinante para la historia de Arancedo.[8]​ En dicho pleito el obispo don Froilán alegaba que tanto el monasterio como el castillo eran propios de la Iglesia de Salvador de Oviedo, y que como tales venían siendo poseídos por la sede ovetense pacíficamente desde tiempos del Conde don Froilán Velaz y después de su muerte, por los obispos de Oviedo, Don Bermudo y don Gudesteo, y que habiendo fallecido Adegani, prelado de la misma sede, se apoderó violentamente de las dichas posesiones doña Eldonza y que por tanto las tenía sin ningún derecho. Afirmaba lo contrario doña Eldonza, mandó el Rey don Bermudo que se hiciesen averiguaciones acerca de las personas a quienes tocaba el dominio del monasterio y castillo, averiguaciones que dieron razón al obispo en todo lo que aseguró del derecho que tenía su catedral. Entonces mandó el Rey al juez designado para el caso, Anaya Anáyaz, que decidiese este pleito. El juez determinó que las partes litigantes se presentasen con las escrituras y testigos.[9]​ Examinados los testigos y reconocidos los instrumentos presentados por don Froilán, el Juez Anaya Anáyaz en sentenció el pleito en favor del Obispo y de su iglesia, a cuya sentencia se ajustó luego la condesa doña Eldonza y Munio Peláez confesando ingenuamente en presencia del Rey y de la Reina y de los otros caballeros de la corte, que sin derecho alguno y con toda violencia habían retenido el expresado Monasterio. Éste junto con el castillo de Aguilar fue puesto en poder de la catedral de Oviedo por medio de dos ministros uno llamado Marcito, que hacía las veces doña Eldonza y de Munio Peláez, y otro llamado Millán que fue nombrado por el Rey para este caso.[10]​ El pleito documentado en el Liber Testamentorum Ovetensis, entra en contradicción y en parte se ve confirmado con lo que sabemos de Arancedo por el Libro Registro de Corias. Este documento pone el origen de los dominios de Corias sobre el Monasterio de Miudes y el lugar de Arancedo en la donación otorgada en el año 1044 por el Conde Piniolo Jiménez y la condesa Eldoncia del monasterio de Santa María de Miudes edificado junto al río Armazá. El mismo documento señala como, entre 1015 y 1022, la mitad del monte Arancedo había sido donada por el Rey Alfonso V y la reina Elvira, al Monasterio de Miudes al que pertenecía gran parte de su término:

Lo cierto es que tras el pleito del año 1056, en el que doña Eldoncia se allana a las pretensiones del Obispo, no resulta claro la titularidad de aquellos lugares. Los documentos posteriores que se refieren a la mandación cartaviense, significan que lo que gozan los obispos es de un préstamo o prestimonio, que era un modo de concesión temporal de los beneficios a cambio de una merced, y ciertamente el documento que sirve al pleito del año 1056, aún puesto en duda por los estudiosos, se refiere a un comiso o encomienda del Monasterio de Miudes por parte del Rey Ramiro, no a una donación. Por otra parte sabemos que el Monasterio de Corias fue perceptor de parte de los diezmos de la Iglesia de Miudes y después de la de Arancedo hasta bien entrado el siglo XIX, lo que se corresponde con la existencia de un prestimonio sobre estos lugares. Sin embargo no resulta clara en modo alguno la cuestión.

Por lo demás, el Libro Registro de Corias, contiene una anotación en romance practicada en letra gótica que se viene datando de finales del siglo XIII, en la que se delimitan los linderos de la aldea de Arancedo y del monasterio de Santa María de Miudes:

También el Libro del Becerro nos da cuenta de la existencia durante el tiempo de dominación de los obispos de un importante castillo, el cual se pone al mismo nivel que el de Fiel en Castropol que constituía la fortaleza de los encomenderos episcopales en Castropol y en su tierra de Ribadeo:

Durante el tiempo de sometimiento al Obispo ovetense Arancedo, estuvo adscrita al partido de El Franco, (en alguna ocasión se le designa dentro del partido de Valdemiudes), origen del actual Concejo si bien con una extensión sensiblemente mayor.

Del examen de los cartularios medievales se pueden reconocer la existencia de cuatro núcleos de población fundamentales:

En 1583, Arancedo juntamente con el resto del concejo logra desvincularse de los obispos ovetenses, integrándose entonces en la Parroquia de Miudes, formando parte de uno de los tres cobres o electores que las ordenanzas le reconocían a Miudes en la designación de los cargos concejiles. En el padrón de hidalgos de Castropol de 1580, inmediatamente anterior al tiempo de la redención, figuran como "hijos dalgos notorios" por el partido de Valdemiudes los siguientes vecinos en lo que sería hoy la actual parroquia de Arancedo:

Pese a la sólida tradición que ostentaba la aldea no logró alcanzar la condición de parroquia quedando en este tiempo comprendida dentro de la de Miudes. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, concretamente en el año 1796, la parroquia de Sta. María de Miudes se escindió en tres por orden del Obispo D. Juan de Llano Ponte, en virtud de Real Cédula de dicho año, formándose las actuales parroquias de Miudes, Arancedo y La Braña.

Según Madoz, «hubo dos escuelas particulares a las que asistían unos setenta niños y niñas y si bien unos y otras abandonan la escuela cuando la edad les permite ayudar a sus padres en las labores del campo, son pocos los que no saben leer, escribir y tienen algunos conocimiento de aritmética, porque si no los adquieren en la niñez los consiguen ya de adultos aprovechando las largas noches de invierno».

El primer párroco tomó posesión de la parroquia de San Cipriano el 1 de octubre de 1796. La primitiva capilla, habilitada entonces provisionalmente para la celebración de los oficios divinos, es descrita por Madoz señalando: «mas parece la choza de un miserable vecino, que lugar destinado a dar culto a la Divinidad; es una capilla de teja vana, amenazando ruina, con dos altares de piedra sin mérito artístico, y sirven de torre dos maderos clavados en la tierra y arrimados a la capilla». Para la construcción de una buena iglesia, fue designada por mucho tiempo la tercera parte de los diezmos, la cual ascendía, según quinquenio a 16.000 reales y por consiguiente se han reunido considerables fondos e invertido en construir una casa rectoral bastante cómoda. -El cura percibía el cuarto del diezmo y cedía la sexta parte para gastos de fábrica; eran también partícipes de la renta decimal el extinguido Monasterio de Corias; el párroco percibía además por primicia una medida de trigo por cada matrimonio o viudo, y la mitad por cada viuda; los derechos de estola ascendían a unos 500 reales.

La parroquia aun cuando englobada en la Miudes, tuvo su relevancia en la vida del concejo como resulta del número de Alcaldes que como veremos a continuación son originarios de Arancedo. Hay constancia además que en 1836 y 1839 las sesiones del Ayuntamiento de El Franco se celebraron en Arancedo. Conforme al censo de 14 de febrero de 1868 concurrían como votantes del concejo: Domingo Ron y Cancio (Las Barrosas), Fernando López y Martínez de la Torre (Arancedo), Francisco Carvajal Gayol (Boimouro), José Infanzón Campo-Osorio (Boimouro), Gabriel Gudín González (La Espieira), José María Gudín y Requejo (El Candal), Salvador Gudín y Gudín (El Castro), Antonio Valledor Alonso (El Llombo), Domingo Rodríguez González (Preguntoiro), Eduardo Carbajal y Trelles (Lleira), Pedro Fernández Gudín como Maestro, José Campa párroco de Arancedo, José García Lebredo Coadjutor.

El hecho más notable en ese tiempo es la masiva emigración a América. Durante el siglo XX se produce una profunda crisis en el campo asturiano que determinó la emigración masiva de los campesinos a Hispanoamérica principalmente a Cuba, México y Argentina.

Por lo demás durante ese tiempo el pueblo de Arancedo ve cómo se van instaurando los distintos servicios que contribuirán a incorporar a la parroquia a la modernidad. El 8 de junio de 1908 se instauró el servicio diario de correo entre La Caridad, dándose posesión al empleado de correos que realizaría diariamente dicho servicio.

En estos años, alcanzó gran notoriedad en la vida del concejo, José María Gudín Fernández originario del lugar de la Espieira. Este vecino de Arancedo pudo promocionarse por su destacada intervención en la Guerra de Cuba, donde se promocionaría militarmente y alcanzaría prestigio y fortuna. Luego de su vuelta a España, es nombrado en 1908 concejal por la oposición independiente, siendo nombrado alcalde en el año 1914. En sus años de mandato mantuvo una frenética actividad empeñado en la mejora de las condiciones de vida de sus administrados, acometiendo numerosas obras que contribuyeron a mejorar enormemente el desarrollo del concejo.[20]

A principios de siglo se reforman las escuelas del pueblo y en 1917 se reforma la filial de la escuela de Arancedo existente en Lebredo mediante la aportación de los vecinos del pueblo residentes en América. La escuela en ese tiempo estaba sobresaturada excediendo en cien los menores que asistían a clases. El 27 de diciembre de 1911 tomo posesión la maestra Petra Simón, que dejaría un imborrable recuerdo en este pueblo.

Los años de 1918 y 1919, Arancedo sufre una asoladora sequía que determinó la pérdida casi total de la cosecha no sólo de trigo sino también de patatas y de maíz. Como consecuencia de ello, en enero de 1920 se crea el sindicato agrícola de Arancedo que contribuiría a la modernización de la actividad económica del concejo. Dichos sindicato formado por más de una centena de socios fue presidido inicialmente por José María Rodríguez, vicepresidente José María López, secretario Enrique López y Tesorero Amador Gudín.

El 10 de abril de 1920 es reelegido alcalde de El Franco, don José María Gudín Fernández quien contribuirá notablemente en ese tiempo al desarrollo del pueblo mediante la terminación de la carretera de Viávelez a Rozadas-.[21]

Durante la guerra civil aunque el pueblo no se ve directamente afectado por la guerra, padeció reclutamientos forzosos y la movilización de gran parte de la juventud del pueblo. Terminada la guerra se produce un proceso de transformación del campo que se orienta a una explotación intensiva de la ganadería lechera, aunque también ha resultado importante la explotación maderera y el cultivo de forrajes y patatas.

Entre los años 1948 y 1952, existió en Arancedo "El Deportivo de Arancedo" que jugaba en un campo que tenían, y siguen teniendo, los vecinos junto al río del Mazo. No tenía Junta Directiva, pero hacía de presidente D. Manuel del Chabolo y de secretario el maestro D. Serafín Rodríguez. En él participaron los siguientes jugadores: los hermanos Vicente y Jesús Fuertes García; Gervasio García, del Gallo de Cartavio; Manuel de Torre; Ricardo D'a Veiga; Rey de Navia; Gabriel de Loza (portero); el valenciano Emilio, Laureano del Cuarto, Roberto del Galocho, Raúl el madrileño, José Luis Bazo y algunos otros. El árbitro era, casi siempre, José Luis de Casía, que también fue jugador. Vestían camiseta roja y blanca, pantalón y medias azules con vuelta blanca. Esta afición deportiva en Arancedo fue promovida, ya en el año 1934, por el párroco Dn. José Arenas, quien formó dos equipos con los jóvenes de la parroquia; dos equipos a los que distinguía por unas cintas, azul para uno de ellos y roja para el otro, colocadas en las mangas de las camisas de ambos equipos. El mismo cura hacía de árbitro, con la sotana arremangada hasta la cintura.[22]

Aparte de la Iglesia parroquial existen también tres capillas, la de la casa de Espiéira, la de la casa de La Torre y la de la casa de Lleirá

Página web dedicada al pueblo [1]



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