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Arca de Noé



El arca de Noé es un episodio de la Biblia, en el cual se narra la construcción de la embarcación realizada por Noé a petición del Dios de Israel para la salvación de todos aquellos que creyeran en las advertencias del gran diluvio, sin embargo el relato menciona que solo Noé, su familia y distintas especies de animales fueron salvos. Preservados del diluvio universal, luego repoblarían la Tierra con su descendencia.

Se encuentra tanto en los textos sagrados del judeocristianismo (la Torah y el Antiguo Testamento) como en el Corán de los musulmanes. Existen manuscritos que son parecidos a la historia del arca bíblica, entre ellos Ziusudra, incluido en un poema épico de la mitología caldea llamado Atrahasis, y al contacto de los hebreos con la cultura mesopotámica después de la caída de Jerusalén.

En el pasado, se aceptaba el diluvio universal como un hecho histórico, actualmente y debido a la falta de evidencia, el consenso científico lo toma como una historia que fue pasando de forma oral hasta llegar a ser una obra literaria. Sin embargo, existe su contraparte, algunos historiadores indican que pudo basarse en un desastre natural de tal envergadura que fue atribuido a Dios.[1][2][3]

La historia del arca de Noé, según los capítulos 6 al 9 del libro del Génesis, comienza así:

Yahvé observó que los hombres se estaban multiplicando sobre la faz de la Tierra y la violencia y la maldad crecía en ellos. De hecho, la violencia era tanta que a los ojos de Yahvé la Tierra estaba arruinada,[4]​ por lo que decidió destruir esa generación.

Sin embargo, uno de sus habitantes era un hombre justo llamado Noé. «Un hombre justo y recto entre sus contemporáneos», y decidió advertirle para que se salvara con su familia. Yahvé dijo a Noé que construyera una embarcación, y que llevara con él a su esposa, a sus hijos Sem, Cam y Jafet, y a las esposas de estos.

Adicionalmente, tenía que llevar de ciertos tipos de animales, hembra y macho, y en distinta cantidad: de los puros (heb.: kosher, ritualmente "apropiados") debía tomar siete y de los impuros (no kosher) una sola pareja; y para suministrarles alimentos, le dijo que tomara y almacenara la comida necesaria.[5]

El período que Noé tuvo para la construcción del arca es indeterminado. Algunos interpretan los ciento veinte años mencionados en el relato como el plazo hasta el diluvio, y para otros solo es una reducción del promedio de vida de la humanidad.

Luego acontece el diluvio: "Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de sobre la faz del suelo todos los seres que hice".[6]

Cuando Noé completó el arca, entraron con él su familia y los animales que le habían mandado. «Aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas del cielo fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches».

Según el relato el diluvio cubrió hasta las montañas más altas. «...y todas las criaturas de la Tierra murieron; sólo Noé y los que estaban con él en el arca sobrevivieron».[7]

Finalmente, después de ciento cincuenta días, el arca se asentó en el monte Ararat, y las aguas retrocedieron por algunos días hasta que emergieron las cimas de las montañas. Entonces Noé envió a un cuervo que «salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra».

Luego Noé envió una paloma, que regresó porque no tuvo donde posarse. Noé envió de nuevo a la paloma y regresó con una hoja de olivo en su pico, y entonces supo que las aguas se habían retirado. Noé esperó siete días más y envió a la paloma una vez más, y esta vez el ave no regresó. Pero tuvo que esperar unos días más, entonces él, su familia y los animales salieron del arca, y Noé ofreció un sacrificio a Yahvé, y Dios decidió que no volvería a exterminar a todos los seres vivos con aguas de diluvio, ni habría más diluvio para destruir la tierra.[8]

Para recordar esta promesa, Yahvé puso el arcoíris en las nubes, y dijo: “Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne".[9]​ Vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años más y, finalmente, a la edad de novecientos cincuenta años, murió.[10][11]

La Biblia en Génesis 6:14, aunque no da detalles, si dice que esta embarcación era una "teba" (heb.: canasto, cesto, caja, arcón). Eso, junto a las medidas dadas en el relato, deja como resultado que la embarcación era solo una gran "arca" o caja rectangular de fondo plano cuya proa o popa no eran diferenciables, quilla plana, carente de remos, timón, anclas o velas, diseñada solo para flotar al garete y no para navegar. El texto hebreo dice que fue hecha de madera de "gofer", que es un tipo de árbol no identificado con certeza, pero basándose en la similitud existente entre este vocablo y el correspondiente a la palabra “alquitrán” (heb. kófer), hay quienes lo han relacionado con un tipo de árbol "resinoso", podría haber sido madera de árbol de balsa, tal vez el roble blanco o probablemente el ciprés, cuyas maderas son muy duraderas y de extrema resistencia a la putrefacción.[12]​ El arca habría sido calafateada por dentro y por fuera con betún brea. Fue detallado especialmente el que se hiciera un "tsohar" (del hebreo "brillante": tragaluz o ventana) a un codo por sobre el arca, una puerta al costado, celdillas y tres cubiertas superpuestas.

Las medidas del arca se describen claramente en el capítulo 6, versículo 15, del libro del Génesis.[13]

La mayoría de los eruditos se adscriben a la escuela hermenéutica de críticas de textos modernos — las hipótesis documentales,— la historia del arca contada en el Génesis está basada en dos fuentes originalmente casi-independientes, y no alcanzó su forma presente hasta el siglo V a. C.. Estas hipótesis sostienen que el proceso de composición en el transcurso de muchos siglos ayuda a explicar la repetición de porciones en el texto. Esta hipótesis se sustenta en la diferencia de estilo en el hebreo que indica una antigüedad mayor para ciertas porciones, también en la ausencia del nombre inefable o Tetragramatón para referirse a la deidad en los textos que serían más recientes. Según esto, el relato más antiguo (el texto Yavista) narra escuetamente la supervivencia de un hombre que salva a su familia en una embarcación y a su ganado. El segundo texto superpuesto, mucho más elaborado (el Elohista) provendría de una fuente sacerdotal que habría introducido al relato información con fines didácticos: la separación anacrónica de animales kosher y no kosher, la repetición de siete días para cada espera importante, a la manera sabática, etc.

Efectivamente, hay once secciones en el Génesis, con diferentes estilos de escritura y hasta puntos de vista distintos. La historia del arca contada en el Génesis tiene paralelos en el mito sumerio de Utnapishtim, que cuenta cómo un antiguo rey fue advertido por su dios personal de que construyera una embarcación en la que escaparía de un diluvio enviado por el consejo superior de los dioses.

En 2014, Irving Finkel, curador del Museo británico, descubrió una tablilla en cuneiforme que contenía una narración del diluvio similar a la referida a la historia del arca de Noé. Su hallazgo fue descrito en su libro The Ark Before Noah, y fue ampliamente cubierto por los medios informativos.[14][15]​ El arca descrita en la tablilla era circular, esencialmente un coracle o kuphar muy grande construido con cuerda sobre una estructura de madera.[16]​ La tablilla incluía suficientes detalles de las dimensiones y ello permitió construir una réplica del arca a escala 1:3 que flotó con éxito, como se documenta en un documental de televisión de 2014. En dicha tablilla se podía leer un nuevo detalle que estaba hasta entonces ilegible en el Poema de Gilgamesh.

Pero los animales salvajes de la estepa
[...] ...

Se han hallado paralelismos menos exactos en otras culturas alrededor del mundo. La historia del arca ha sido objeto de amplias elaboraciones en las variadas religiones abrahámicas, que mezclan soluciones teóricas a problemas prácticos (por ejemplo, cómo Noé se habría deshecho de los excrementos de los animales) con interpretaciones alegóricas (por ejemplo, el arca sería un precursor de la iglesia cristiana, que ofrece salvación a la humanidad).

A comienzos del siglo XVIII, el crecimiento de la biogeografía como una ciencia significó que pocos historiadores naturales sintieran que podían justificar una interpretación literal de la historia del arca. No obstante, muchos creyentes en que la Biblia ha sido inspirada por Dios, cuya autoridad consideran incuestionable, continúan creyendo en la literalidad del diluvio, y hasta hay quienes han explorado el monte Ararat (en el noreste de Turquía) en busca del arca perdida, ya que la Biblia menciona que el arca de Noé se asentó en la amplia región montañosa de Urartu (Ararat), lo que incluye toda Armenia y parte de Turquía.

En 1829, el científico alemán Friedrich Parrot ascendió al monte Ararat con el objeto de hallar el arca bíblica, pero no encontró nada que pudiera demostrar que tuvo éxito.

En 1916, Vladimir Rosskowizky, un explorador ruso, aseguró haber hallado a una altitud de 4 000 msnm en el monte Ararat una embarcación semienterrada bajo el hielo.

El zar Nicolás II de Rusia envió una expedición que ratificó que el hallazgo correspondía al arca y se extrajeron pruebas que se estimaron como definitivas. La Revolución Soviética y el fin del régimen zarista hicieron que dichas evidencias se perdieran para siempre.

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos escaladores o exploradores han señalado haber visto o hallado fragmentos del arca en las inmediaciones de la cima del monte Ararat, varios documentales acerca del tema que incluyen rastreos satelitales. Las exploraciones han sido limitadas ya que la situación geopolítica de la zona (en especial durante la Guerra Fría) ha impedido la autorización de ascensos por los países que han convergido limítrofemente con la zona del Ararat: Armenia, Irán, Turquía (actual) y la ex-U.R.S.S.

En 1949, una expedición turco-estadounidense, fotografió lo que se conocería a futuro como la Anomalía del Ararat.

En 1955 surgieron nuevamente noticias acerca de su supuesto descubrimiento cuando un alpinista francés llamado Fernand Navarra aseguró haber observado una estructura de madera a más de 4 000 msnm y que identificó como el arca de Noé. Adicionalmente, aportó un travesaño de madera negra.

En 1965, un aviador turco fotografió lo que él creía se trataba de la huella de una embarcación entre unos campos de hielo en Ararat. Posteriormente se conocería como la anomalía del Ararat. Esta anomalía es una formación geológica inusual que semeja haber sido depositaria del arca, ya que presenta la forma de un navío en forma de hoja, muy similar a la caricatura popular del arca con forma de barco, y cuyas medidas son bastante parecidas a las descritas en la Biblia. Esta anomalía geológica hallada a 4 600 m de altura en el sector iraní fue identificada, a su vez, en 1974 por satélites. Sin embargo se demostró que se trataba de una formación de lava volcánica.[17][18]

El más reciente, ocurrido en 2010, fue de parte de unos investigadores chinos y turcos que aseguraron, en un 99%, haber hallado una importante porción del navío. Dichos hallazgos incluían una sección compartimentada de madera datada mediante el método de carbono 14 en 4.800 años y que podría haber albergado animales, ya que parecía un pesebre.[19]​ No obstante, al mismo tiempo que se anunciaba el descubrimiento, un grupo cientista cristiano aseguraba que era un montaje fraudulento en cooperación con el campesinado de la zona.[20]



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