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Arquitectura cuántica



La arquitectura cuántica es la tendencia de crear espacios habitables para un entorno cuántico, una respuesta constructiva para la nueva percepción del espacio y sus relaciones derivada de las aplicaciones prácticas y cotidianas de la física cuántica, caracterizadas por la disponibilidad de información total e instantánea en un contexto de simultaneidad, superposición escénica e indefinición de ubicuidad, lo cual obliga al ejercicio de enfocar las referencias para cada acción.

Andrés Weil indica que “de un modo análogo al principio onda-partícula de la física cuántica, la fenomenología arquitectónica opera bajo el principio dual idea-materia: el observador es parte y creador de la realidad que observa. Se puede afirmar que la fenomenología arquitectónica corresponde al estudio de la “física del sentido común” que acepta los hechos sin juzgarlos previamente y pone el foco de atención en el sentido de las cosas que hacemos".[1]

Precisando un poco más Ibo Bonilla ha definido la arquitectura cuántica como “el entorno arquitectónico donde los espacios se caracterizan por medición relativa, superposición escénica, referencias repartidas, incertidumbre posicional, entrelazamiento, temporalidad, enfoque, voluntad, presencia global e inmediatez con entes y objetos considerados paquetes de información. Es la arquitectura consecuente con una nueva relación persona-información-espacio-tiempo derivada de la interrelación de la física cuántica con los sistemas de información cuántica y la comunicación multimedia global instantánea.”[2]

Emulando los principios de la mecánica cuántica el arquitecto y matemático Bonilla, resume algunos de los principios más comunes que por ahora caracterizan la tendencia:

Al cumplir 100 años de haber sido descubierta la física cuántica se empieza a sentir con toda fuerza el impacto de sus aplicaciones cotidianas (voz y datos global e instantánea, GPS, laser, radiaciones ionizantes, nanotecnología, equipos en general con microchips, entre otros) modificando la percepción del espacio arquitectónico, donde éste y sus usuarios se entienden y relacionan como paquetes de información.

La física cuántica conocida como mecánica cuántica es cronológicamente, la última de las grandes ramas de la física. Se formuló a principios del siglo XX, casi al mismo tiempo que la teoría de la relatividad, aunque el grueso de la mecánica cuántica se desarrolló a partir de 1920 (teoría de la relatividad especial en 1905 y la teoría general de la relatividad en 1915).

La física cuántica fue descubierta ahora, pero siempre ha estado aquí, como indican los estudios antropológicos de culturas ancestrales como la cultura asiria, egipcia, hebrea, griega, maya, hindú, hopi, bribri, el chamanismo ancestral de todas las culturas, la islámica o la antigua china[4]​ Una vez más la academia está en proceso de revisar las bases del conocimiento arquitectónico de modo que se pueda restablecer una coherencia entre teoría y práctica.

Según Andrés Weil, “algo similar sucedió con el Movimiento Moderno el que, inspirado esta vez en la plástica de la Bauhaus, pretendió establecer la “manera correcta” de hacer arquitectura a partir de leyes objetivas consecuentes con el ideal científico que movilizó a la sociedad de mediados del siglo XX. La arquitectura, como expresión física de su fenomenología, es espejo de la sociedad que la origina y también un medio para su transformación”.[1]

Salvador Jara (2003) en “La revolución conceptual de la mecánica cuántica” menciona que “en la arquitectura nos encontramos con sorprendentes ejemplos, apropiándose e de esas características de incertidumbre, inestabilidad y complejidad”. El arquitecto Bernard Tschumi (1995) afirma: “La complejidad de la arquitectura comienza con la imposibilidad de cuestionar la naturaleza del espacio y a la vez construir o experimentar un espacio verdadero”. Shusaku Arakawa y Madeline Gins diseñaron una unidad habitacional con el propósito de imaginar un espacio donde “será posible estar exactamente en donde uno está y simultáneamente estar exactamente en algún otro sitio”, “como cualquier gato de Schrödinger”.[5]

Un antecedente de interés es la Fundación Reversible Destiny (2010) que es un grupo de artistas-arquitectos-poetas liderado por Shusaku Arakawa y Madeline Gins . El trabajo de la Fundación se refiere al concepto de cuerpo-tiempo y su relación específica y no específica a su entorno y es lo que orienta sus teorías arquitectónicas y obras. La Fundación tiene la colaboración de profesionales en una amplia gama de disciplinas, incluyendo biología experimental, neurociencia, física cuántica, fenomenología experimental y la medicina. Sus proyectos arquitectónicos han incluido residencias, parques y planes de complejos de viviendas y barrios.[6]

El Bioscleave House (2008) es el primer proyecto arquitectónico que la Fundación ha completado en los Estados Unidos. La casa cuenta con cuatro habitaciones, una sala de estar de forma libre y paredes hechas de diversos materiales, como el metal y policarbonato translúcido. No hay puertas internas. Es como una habitación que tiene niveles que hacen sentir como si el usuario estuviera en dos lugares a la vez. Eso viola la idea tradicional de lo que una habitación debe ser y cambia el concepto de cómo debe funcionar la arquitectura y por tanto la vida.[7]

Otro hito más reciente (2014) es el “Centro de creatividad” diseñado por el arquitecto y escultor Ibo Bonilla para una institución rectora de telecomunicaciones, con el encargo de disponer de un entorno apropiado para la búsqueda de soluciones innovadoras en su área, un espacio que a sus ingenieros les hiciera salir de la inercia de las soluciones tradicionales generadas en espacios de referencias cartesianas convencionales.

En esta obra amplía la gama de recursos para, según su autor, “caracterizar los espacios por su percepción difusa dada la superposición escénica de transparencias y veladura en variados tonos y texturas salpicados de brillos, efectos de luz, multitonos, degradados, claroscuros, matices, vaporosidad, movimiento, potenciados por reflejos tridimensionales multicapa, efectos holograma y caleidoscopio, uso del ciclorama fotográfico para integrar pisos, cielos y paredes, pantallas táctiles interactivas gran formato tipo ventana inteligente, entre lo cual se mueven los habitantes de las fases espaciales, integrando información inmediata, multireflejo, virtual, de interfase, adimensional, remota y global”[3]



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