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Arte degenerado



Arte degenerado es la traducción de la expresión alemana Entartete Kunst, adoptada por el régimen nazi en Alemania, a partir de la exposición con el mismo nombre en Munich en julio de 1937, para describir prácticamente todo el arte moderno y prohibirlo en favor de lo que los nazis llamaban "arte heroico". El arte tildado de "degenerado" fue prohibido en el territorio alemán, menospreciado como "no alemán" por sus connotaciones o influencias bolcheviques y judías. Aquellos tildados de "artistas degenerados" fueron sujetos a sanciones. Esto incluía ser despedido de posiciones en la docencia, prohibición de exhibir o vender su arte, y, en algunos casos, hasta el prohibirles el producir obras de arte.

La primera mención del término se debe a Friedrich Schlegel, que lo mencionó en su obra Estudio de la poesía griega, refiriéndose no al arte contemporáneo sino al de la antigüedad clásica tardía.[1]​ Fue nuevamente mencionado por el diplomático y escritor francés Joseph Arthur de Gobineau en 1853 en su Essai sur l'inégalité des carreras humaines, en un sentido peyorativo.

El término sería posteriormente difundido por el crítico cultural judío Max Nordau, que en su obra Entartung (Degeneración, 1892) intentó demostrar que la degeneración del arte se remonta a la degeneración del artista, pues "la degeneración implicaba debilidad y desorden, y pronto se unió a metáforas políticas que empleaban el lenguaje de la enfermedad y la infección para describir la impureza política y racial"[2]

Nueve años más tarde, el propio emperador Guillermo II hizo un comentario despectivo sobre las tendencias del arte modernista. Las tesis de Nordau serían posteriormente retomadas por los nacionalsocialistas y especialmente por Adolf Hitler.[3]​ En un discurso sobre arte, afirma que estas distorsiones del arte moderno eran síntomas de la degeneración mental de los artistas, o de su ansia por pervertir o mentir a la gran nación

Arte degenerado o Entartete Kunst fue el título de una exhibición propagandística montada por los nazis en la Haus der Kunst en Múnich en 1937, que consistía en obras de arte moderno, requisadas de colecciones públicas, que se encontraban caóticamente colocadas y acompañadas por etiquetas de texto ridiculizándolas, exhibiendo en las etiquetas explicativas el precio desorbitado que las autoridades alemanas anteriores a 1933 habían pagado por ellas, en tanto el pueblo sufría las consecuencias de las ingentes reparaciones de guerra alemanas y de la tremenda crisis de 1929.

Las obras contenían subtítulos redactados por Hitler, que reflejaban de manera sarcástica la “obscenidad, locura, blasfemia y “negritud” (Verniggerung) de este arte”[2]​ aludiendo a ciertas características estéticas correspondientes al arte africano.La exposición fue diseñada para inflamar la opinión pública y ponerla en contra del arte moderno, debido al éxito de la misma, viajó luego a muchas otras ciudades en Alemania y Austria.

Mientras los estilos del arte moderno eran prohibidos, los nazis promovían pinturas y esculturas que estaban más cerca del convencionalismo tradicional y que exaltaban los valores de "sangre y tierra", "pureza racial", belleza, militarismo y obediencia. De manera similar, la música se esperaba que fuese tonal y libre de la influencia del jazz; se censuraban las películas y obras en las que sonara.

En general, este arte degenerado, un arte eminentemente moderno “era peligroso porque privilegiaba al individuo en cuanto a visión original, estilo singular, redención personal, etc. Este “subjetivismo” era iba en contra del imperativo colectivo de los regímenes totalitarios, la necesidad de unir a las masas psíquica y casi físicamente con el líder, el partido y el Estado”[4]

La teoría era la siguiente: el arte heroico simbolizaba el arte puro, la liberación de la deformación y de la corrupción, mientras que los modelos modernos desviaban de la norma prescrita por el canon de belleza clásica. Los artistas "puros" producían "arte puro", y los artistas modernos, "inferiores o degenerados", producían "obras degeneradas". Este arte “heroico” y “puro” se reflejó en la exposición de “Gran Arte Alemán” o "Tag Der Deutschen Kunst", inaugurada un día antes de la exposición de Arte degenerado dos exposiciones en contraposición de lo que era arte y lo que no, lo que estaba mal, degenerado, resultado de perturbados mentales o traidores de la nación.[5]

En junio de 1938, mientras que la exposición de Entartete Kunst se estaba exhibiendo en Berlín, se hizo una gran subasta de "arte degenerado a petición del mariscal Goering. La subasta se realizó en el Grand Hotel National de Lucerna y además de obras de los mejores artistas alemanes del momento, había obras de Van Gogh, de Paul Gauguin, de Picassode Modigliani y de Marc Chagal. El responsable se subastar las obras de arte fue Theodor Fischer. En total se recaudaron 115.000 dólares y algunas de las obras vendidas fueron un Autorretrato de Van Gogh o "El bebedor de absenta" de Picasso[6]

En España, el acontecimiento de la exposición de Entartete Kunst fue relevante y apareció a menudo en los periódicos, por ejemplo, el ABC Madrid, pocas semanas después de la inauguración, publicó datos sobre los asistentes a ambas exposiciones constatando que la de Arte degenerado había tenido cuatro veces más público que la de arte oficial. Irónicamente y en contra de lo que pretendían los organizadores, la exposición había tenido mucho éxito y constituía una manera de protesta genial contra el régimen nazi.

El diario el Sol, también da muestra de esto en publicaciones de ese mismo año y en el siguiente, se habla sobre una “depuración artística”, decretada en Alemania para censurar y castigar a artistas y eliminar de los museos multitud de obras de artistas como Matisse, Picasso o Cézanne. Incluso las autoridades alemanas querían hacer desaparecer los cuadros de Rembrandt porque era “pintor de los judíos”. Todo esto se refleja en los periódicos españoles que estaban al tanto de todo lo que acontecía en la Alemania del III Reich.[7]

Los artistas modernos tildados de "degenerados" por los nazis fueron:

[8]


Existe un inventario mecanografiado de las obras de arte que el gobierno nazi incautó a instituciones públicas alemanas, por ser consideradas "degeneradas", sobre todo en los años de 1937 y 1938. Consiste en la lista de más de 16.000 obras de arte, fue creado en el año 1942, cuando dichas obras estaban ya vendidas o con un destino marcado. Algunas de estas obras fueron expuestas en Múnich en la exhibición Entartete Kunst. El inventario tiene un total de 482 páginas divididas en dos volúmenes, los cuales son una valiosa fuente de información acerca de dichas obras. Además del título de la obra, el inventario contiene el nombre del autor, la ciudad en la que fue incautada, la institución que la conservaba, la técnica artística y el destino de la obra (muchas de ellas eran destruidas, si no se podían vender).

Se sabe que hay tres copias de este inventario, dos de las cuales se encuentran en los Archivos Federales Alemanes en Berlín, las dos tienen como título Beschlagnahmte Werke / nach Museen geordnet (Obras confiscadas, organizadas por museo). La otra copia fue donada a la Biblioteca Nacional de Arte del Victoria and Albert Museum por Elfriede Fischer, la viuda de Heinrich Robert (Harry) Fischer, en 1996. Esta última versión del inventario se encuentra digitalizado en la página web del museo.[9]



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