Arturo Ossorio Arana (Morón, 8 de noviembre de 1902-Buenos Aires, 6 de diciembre de 1967) fue un militar argentino que ejerció los cargos de ministro de Ejército e interventor federal de la provincia de Buenos Aires durante la Revolución Libertadora. Previamente, comandó al ejército de tierra de su país entre 1957 y 1958.
Fue pasado a retiro por el ministro Franklin Lucero, por haber sido considerado responsable de hechos cometidos por grupos de jóvenes oficiales antiperonistas sublevados durante un intento de golpe de Estado contra Juan Domingo Perón en 1951. Tras un nuevo intento de derrocamiento contra Perón el 16 de junio de 1955 —que incluyó algunos combates y dos bombardeos sobre Plaza de Mayo que se cobraron la mayoría de las 308 vidas y aproximadamente 800 heridos entre uniformados y civiles— Ossorio Arana conspiró con los generales Pedro Eugenio Aramburu y Eduardo Lonardi para una nueva sublevación militar y golpe de Estado. En septiembre, inició el golpe de Estado autodenominado «Revolución Libertadora» desde la Escuela de Artillería de Córdoba.
Concluido el golpe, fue designado por el dictador Lonardi en el cargo de interventor federal de la provincia de Buenos Aires.
Posteriormente, fue ministro de Ejército de las respectivas dictaduras de Lonardi y Aramburu. Fue también uno de los impulsores de la reintroducción de la ley marcial en la Argentina; la misma fue establecida por un decreto firmado por Aramburu, Rojas, los ministros de Ejército, Arana; de Marina, Teodoro Hartung; de Aeronáutica, Julio César Krause y de Justicia, Laurean Landaburu. Sobre la base de este decreto se ordenó el fusilamiento de 23 militares y civiles peronistas que intentaron una rebelión contra la dictadura de Aramburu, entre ellos las víctimas de los fusilamientos de José León Suárez.
El 16 de junio de 1959, la IV División y la Guarnición Militar Córdoba iniciaron un nuevo levantamiento contra el Gobierno de Arturo Frondizi. Tres días después, Ossorio Arana se trasladó a la base cordobesa para ponerse al frente de la intentona. La rebelión consiguió la renuncia del titular de la Secretaría de Guerra y su segundo, Héctor Solanas Pacheco y Manuel Reimúndez, respectivamente.
Sus restos se encuentran en el Cementerio de Recoleta.
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