En oftalmología y optometría el astigmatismo (del griego ἀ- "sin" y στιγμή "punto") es un defecto ocular que se caracteriza porque existe una refracción diferente entre dos meridianos oculares, lo que impide el enfoque claro de los objetos. Generalmente se debe a una alteración en la curvatura anterior de la córnea. La córnea es la región transparente que se encuentra en el polo anterior del ojo y actúa como una lente a través de la cual pasa la luz que se enfoca sobre la retina en la parte posterior del ojo. La superficie de la córnea debe ser simétrica y regular en sus curvaturas, de no ser así se produce el astigmatismo.
En el ojo humano el astigmatismo es frecuente en mayor o menor grado y suele asociarse a otros defectos de refracción, como miopía o hipermetropía. Puede corregirse mediante el uso de lentes cilíndricas.
El astigmatismo es en general de origen congénito, está presente desde el nacimiento y se debe a una alteración en la curvatura anterior de la córnea; también puede estar ocasionado por una asimetría en la curvatura del cristalino. En ocasiones se origina en la vida adulta por intervenciones quirúrgicas oculares, como la cirugía de catarata, traumatismos o úlceras en la córnea.
Aunque puede no existir ninguna manifestación en los casos leves, en general los astigmatismos de hasta media dioptría suelen ser asintomáticos. Cuando el trastorno es importante, el síntoma principal consiste en disminución de la agudeza visual tanto para visión próxima como lejana, la visión es borrosa y los objetos se ven distorsionados. Puede existir dolor de cabeza y sensación de mareo, pues el ojo intenta compensar el defecto mediante la acomodación, con el consiguiente esfuerzo muscular. El astigmatismo casi siempre se presenta asociado a miopía o hipermetropía, por lo que los síntomas se superponen a los de estas afecciones. En los niños, el astigmatismo que afecta únicamente a un ojo, y no se tratan, puede provocar una diferencia de agudeza visual importante entre los dos ojos. El niño utiliza únicamente el ojo de mayor capacidad, mientras que el contrario acaba por quedar anulado funcionalmente, aunque su estructura física permanezca intacta, fenómeno que se conoce como ojo vago o ambliopía.
Las personas son capaces de ver con nitidez debido a que la parte anterior del ojo puede desviar la dirección de la luz y dirigirla hacia la superficie posterior de este órgano donde se encuentra la retina, fenómeno que se denomina refracción. Si los rayos de luz no se enfocan exactamente sobre la retina, las imágenes son borrosas. En el astigmatismo, cuando los rayos de luz atraviesan la córnea se forman dos focos o más, dando una imagen distorsionada.
Pueden realizarse diferentes clasificaciones, dependiendo del criterio que se utilice.
El astigmatismo regular puede dividirse en dos grupos: simple y compuesto.
Para el diagnóstico del astigmatismo se emplea la esfera o abanico astigmático, que consiste en una lámina en la cual se representan una serie de líneas que forman un dibujo similar a la esfera de un reloj. Una persona con visión normal puede ver todas las líneas con igual nitidez. En cambio el paciente con astigmatismo observa algunas líneas borrosas. En el caso de que se trate de astigmatismo simple, la línea más nítida corresponde al meridiano emétrope o normal y la más borrosa al meridiano anómalo. Normalmente los dos meridianos principales se disponen en un ángulo de 90 grados.
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