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Auscultación



La auscultación es un procedimiento clínico de exploración física que consiste en escuchar de manera directa o por medio de instrumentos como el estetoscopio (o fonendoscopio), el área torácica o del abdomen, para valorar los sonidos normales o patológicos producidos en los órganos (contracción cardíaca, soplos cardíacos, peristaltismo intestinal, sonidos pulmonares, etc.).[1]​ Los ruidos más comunes encontrados a nivel patológico son: roncus, crepitus (o crepitantes), sibilancias y estertores.

Existen tres maneras principales de auscultar a un paciente:

La auscultación pulmonar es la técnica exploratoria más importante para evaluar el flujo de aire por el árbol traqueobronquial. Junto con la percusión, ayuda a evaluar el estado de los pulmones y del espacio pleural. La auscultación consiste en escuchar 1) los ruidos generados por la respiración, 2) los ruidos adventicios (añadidos) y 3) si se sospecha alguna anomalía, los ruidos de la voz hablada o susurrada del paciente que se transmiten hasta la pared torácica.[2]

El paciente se colocará sentado o de pie. El fonendoscopio se sitúa a cada lado de la columna vertebral, en los costados y en la cara anterior del tórax. Mientras tanto el paciente va inspirando y espirando según las indicaciones del médico.

Este ruido se percibe con mayor intensidad en laringe, tráquea y esternón. Característicamente es un ruido brusco y soplante que se emite durante la espiración.

Este ruido se percibe en todas aquellas partes en que el pulmón este en contacto con el tórax. Se ausculta en el tórax posterior a nivel de vértice, partes medias y bases de los pulmones. Se origina por la entrada de aire hacia los alvéolos pulmonares durante la inspiración. Característicamente es suave y armónico. Cuando se considera normal se denomina "murmullo vesicular conservado". El murmullo vesicular está disminuido o incluso ausente si hay obstrucción bronquial, enfisema, neumotórax o derrame pleural. Si por el contrario existe condensación pulmonar, el murmullo vesicular normal cambia, es más agudo y se denomina ruido bronquial o soplo bronquial.[3]

Son sonidos de timbre alto(sibilancias) o grave (roncus) producidos por el paso de aire a través de vías aéreas estrechadas. En el asma son preferentemente espiratorios y agudos, en la bronquitis son más graves y pueden oírse tanto en inspiración como en espiración.

Son sonidos discontinuos, inspiratorios o teleinspiratorios, producidos por la entrada de aire en un alveolo ocupado o colapsado. Son, por tanto, un signo de condensación. Se pueden modificar con la tos. También pueden auscultarse en la fibrosis pulmonar, en cuyo caso se les denomina tipo de “Velcro®”, o en bronquios dilatados llenos de secreciones, como en las bronquiectasias o las bronquitis agudas.[2]

Se produce por la fricción entre la pleura visceral y la parietal cuando estas se han vuelto rugosas por el depósito de un exudado fibroso, produciendo un sonido simula el roce de cuero o un crujido. Es muy similar a los crepitantes, pero se difernecia de ellos porque el roce tiene un componente inspiratorio y otro espiratorio.

Los sonidos vocales se transmiten desde la laringe hasta la pared torácica a semejanza de los ruidos repiratorios. Una disminución de la transmisión de las vibraciones vocales se encuentra en el derrame pleural, el neumotórax y en la obstrucción de un bronquio grueso (atelectasia), mientras que en la condesación adquieren un tono agudo (broncofonía) y la voz susurrada se ausculta mucho mejor con el fonendoscopio (petoriloquia áfona).

(bronquio gran calibre)

(bronquio fino)

Espiración alargada

Egofonía, pectoriloquia áfona

Egofonía, pectoriloquia áfona

Roncus o crepitantes si bronquitis asociada

El fonendoscopio se coloca en unos puntos determinados en la cara anterolateral izquierda del tórax para escuchar los sonidos cardiacos mientras el paciente sentado inspira, espira y mantiene el aliento siguiendo las indicaciones del médico. Con la auscultación cardiaca se oyen los latidos cardiacos y los soplos que pueden indicar un trastorno de las válvulas cardiacas.

A menudo se auscultan pulmones y corazón en un mismo procedimiento, lo que se llama auscultación cardio-pulmonar o ACP.

Al aplicar la campana del fonendoscopio sobre los distintos cuadrantes del abdomen se escuchan los movimientos intestinales, que según su frecuencia o intensidad indican normalidad o patología.12

En ocasiones es preciso auscultar las arterias carótidas o las femorales, para descartar que no padezcan estenosis de las mismas.

Utilizando un Doppler continuo de 2 MHz, similar al empleado en obstetricia para la auscultación de latidos fetales, es posible auscultar movimientos valvulares y flujos sanguíneos en el corazón adulto. Esta técnica permite explorar fenómenos indetectables a la auscultación clásica con estetoscopio y ha demostrado una sensibilidad superior en el diagnóstico de valvulopatías aórticas y alteraciones en la relajación diastólica del ventrículo izquierdo. Debido a que las bases físicas de la auscultación Doppler difieren de las del estetoscopio clásico, ha sido sugerido que ambos métodos pueden complementarse mejorando el rédito diagnóstico del examen físico cardiovascular.[4]



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