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Baño de calor



Sauna (del finés sauna)[3][4]​ es un baño de vapor o sudoración que se realiza en un recinto a muy alta temperatura. La palabra puede ser utilizada tanto en femenino como en masculino.[5]​ Dependiendo de la humedad relativa dentro del recinto la sauna puede ser húmeda o seca. La sauna húmeda, donde la temperatura no supera los 70 °C y la humedad relativa es muy alta, es conocida como baño turco. La sauna seca, con temperaturas entre los 80º y 90 °C y una humedad mínima, nunca superior al 20%, se la conoce como "sauna finlandesa" o simplemente "sauna".

La sauna tiene efectos buenos sobre el organismo, al liberar, mediante sudoración, que suele ser abundante y rápida, toxinas y activar la circulación sanguínea [cita requerida]. Siempre va acompañada con contrastes de temperatura, a la sesión de calor le sigue una de enfriamiento, que amplía los efectos de la sudoración. Se toma con fines higiénicos y terapéuticos.

Cuando se habla simplemente de "sauna" se hace referencia, normalmente, a la sauna seca.

Tampere, la segunda ciudad más grande de Finlandia, ha sido declarada oficialmente como la "Capital mundial de la sauna".[6][7][8][9][10]

En España y otros países se llama incorrectamente sauna húmeda a los baños de vapor o baños turcos, una habitación caliente que oscila sobre los 45-55 °C con una humedad relativa que ronda el 100%. Suelen ser salas herméticas donde se mantienen esas condiciones.

Originalmente es un sistema de salas de calor a diferentes temperaturas. Son tres salas que se escalonan en su temperatura, la primera está a 25 °C, la segunda a 40 °C y la tercera a casi 60 °C. Se combinan calor seco y calor húmedo, con frío y masajes, proporcionando unos beneficios muy parecidos a los de la sauna finlandesa aunque con menos exigencias e impacto.

Las exigencias físicas son importantes. Está contraindicado a las personas hipertensas o con trastornos circulatorios o cardiacos. Siempre hay que realizar una consulta médica antes de comenzar a utilizarlos.

La sauna seca es de origen finlandés (2 millones de saunas para 5,2 millones de habitantes) y esta práctica es muy habitual en Escandinavia, donde la temperatura en el interior llega a 70-100 °C y la desnudez es natural y casi obligatoria.

El interior de las saunas secas está revestido de madera y las cabinas de sauna están calentadas por leña o electricidad.

Los motivos higiénicos están presentes en los orígenes de la sauna, en todos los documentos tanto escritos como orales hay referencia exclusiva a la misma.

El concepto de higiene de sauna hace referencia a la eficacia de la sauna en conseguir una higiene de la piel muy eficiente prácticamente sin jabón. La transpiración que se produce, muy profunda, hace que se abran todos los poros y que se elimine el sebo, las toxinas y las bacterias.

El origen de la sauna se atribuye normalmente a los finlandeses. La palabra sauna es la palabra finesa más extendida. La expresión tomar una sauna no solamente significa pasar un rato sudando antes de tomar una ducha, sino el realizar todo un rito que conlleva la radiación de varios lapsos de transpiración y golpes de vapor, que se producen arrojando agua sobre piedras calientes. El vapor es el espíritu de la sauna. La palabra finesa löyly (el vapor obtenido arrojando agua sobre piedras calientes), es una palabra de origen ugrofinés que entró en el vocabulario finés hace más de 7000 años.

En sus comienzos, era un lugar sagrado y se ubicaba en el patio de las casas. En el siglo XX se comenzó a construirlas al lado de los lagos como ya se hacía en algunas mansiones.

Lo normal era realizar una sesión de sauna a la semana y hacerlo de forma conjunta pues el calentamiento de recinto resultaba trabajoso, podía llevar toda una jornada y requería experiencia y paciencia en la preparación de la leña y el encendido y mantenimiento de la estufa, así como en la preparación de los haces de ramas de abedul, la vihta, con la que en el momento de máxima sudoración se suelen flagelar.

Los finlandeses no solo entienden la sauna como una "purificación" de cuerpo, ven en ella también la "purificación" del espíritu. Hasta la segunda guerra mundial era el lugar donde se daba a luz y se preparaba el cadáver para el entierro. Todos estas labores las realizaban las mujeres de la casa que, como en el caso de los partos, tenían "jornadas de sauna" ligadas a estas actividades.

La ejecución de una sesión de sauna está regida por normas y tradiciones. Hay una máxima que dice

haciendo referencia a la tranquilidad que debe reinar en esos recintos.

En una sesión de sauna, no se debe alborotar o hacer ruido, incluso la propia charla debe estar limitada al alterar las condiciones en las que se toma (modifica la respiración). La sauna, que se toma desnudo, ha tenido una cierta imagen de promiscuidad, cuando se ha acostumbrado a tomarla por turnos diferenciados según el sexo (en las comunidades rurales finlandesas primero entraban los hombres acompañados por el patrón de la comunidad y luego las mujeres que eran encabezadas por la señora de la misma). En los centros modernos hay saunas diferenciadas para hombres y mujeres.

La costumbre finlandesa tiene la sauna vinculada con el calendario agrario y al folclórico. Muchas labores se realizaban alrededor de la sauna y, en días especiales, se podían hacer presagios para atraer la buena suerte en el tiempo venidero o en acontecimientos especiales como bodas o cosechas. En Koivisto, en el istmo de Carelia, se tomaba la sauna antes de comenzar el primer día del año ya que aseguraban que

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La identificación de los finlandeses con la sauna es muy alta. Consideran la sauna como una institución nacional y de ella parten para hacer similitudes con otros pueblos y culturas entendiendo que la sauna tiene un mismo sentir espiritual que los otros baños de vapor de otras culturas como el inapi o sweat lodge estadounidense, el ofuro japonés, el Hamam árabe, el Temazcal mexicano o el bania ruso. Sin olvidar los de la antigüedad europea, las termas romanas.

Los elementos que conforman una sauna son la cabina y la estufa. Luego están los que sirven para la refrigeración del cuerpo, que suelen ser normalmente recintos de baño, en algunos casos naturales como ríos y lagos o piscinas y bañeras. Lo habitual en muchos países es que el enfriamiento se realice mediante una ducha fría.

La cabina tradicional es un recinto de madera que posee varios bancos a diferentes alturas y una estufa cubierta de piedras que caldea el recinto y permite producir vapor al arrojar agua sobre ellas.

Los antiguos suomis y samis ya tenían en su vocabulario la palabra "sauna" y hay constancia que solían realizar sesiones de sauna en unos baños ocasionales que consistían en una estufa que calentaba un montón de piedras donde arrojaban agua cubriendo el conjunto con una cubierta ocasional. Se cree que en los hogares primitivos, de la edad de piedra hace más de 6.000 años ya se realizaban prácticas similares.

Entre los siglos V y VIII proliferaron en Finlandia las saunas con cabina de madera. Eran cabañas de troncos de un solo cuarto que se calentaban con fuego y humo (lo que se conoce como sauna de humo).

La estufa simple de una hoguera cubierta de piedras pronto fue sustituida por otros métodos de producción de calor.

La sauna de humo consistía en una bóveda de piedra en la que se su interior se realizaba el fuego y una cúpula redondeada donde se ponían las piedras. Muchas veces coincidía con el fogón de la casa y en el siglo XI se desarrolló una modificación que hacia compatible el uso del mismo fogón para calentar la sauna y para las labores domésticas llegando a especializarse en de la sauna en su función de cuarto de baño. Estos fogones no poseían chimenea y el humo llenaba el recinto.

A finales del siglo XVIII se comenzaron a construir fogones cerrados con tres cámaras, una para la lumbre, otra para las piedras y la tercera y superior para la producción de humo. Pronto se incorporó una chimenea en lugar de la tercera cámara que se generalizó al siglo siguiente con las construcciones en ladrillo. Esto posibilitó la expansión de las saunas a las ciudades donde empezaron a aparecer las pequeñas chabolitas de madera en los jardines de las casas.

A comienzos del siglo XX, en 1910, se comienzan a fabricar las estufas metálicas que fueron mejorándose rápidamente. En la década de los 30 ya las llamas no tocaban las piedras y el humo no se veía, permitiendo mantener el fuego encendido durante el baño y producir vapor mientas haya leña.

La urbanización de la sociedad finlandesa, con servicios como el agua corriente, el saneamiento y la electricidad y la proliferación de las casas de pisos y de los cuartos de baño convencionales hicieron que la costumbre de la sauna recayera. La construcción de baños públicos posibilitó el mantener la costumbre viva aun cuando en los pisos no era posible la realización de recintos de sauna.

Los baños públicos tienen secciones separadas para hombres y mujeres e incluso sectores reservados para el baño familiar. Se amplió la oferta con servicios suplementarios como masajes, lavandería y otros más característicos como la aplicación de ventosas. La concentración de personas en estas saunas posibilitó el aumento de las relaciones humanas. A mediados del siglo XX había en Helsinki 150 de estos establecimientos, cincuenta años después quedaban solamente dos.

A mediados del siglo XX se incorporó la estufa eléctrica que no tenía las incomodidades de las de fuego. No precisaban de salida de humos, el control de la temperatura es muy sencillo y se puede instalar en cualquier lugar, lo que permitió la instalación de saunas en los pisos como una habitación más.

Esta tercera evolución solventó radicalmente el problema de las saunas en zonas urbanas. Se comenzaron a realizar saunas comunes para los vecinos de un mismo edificio y pronto pasó al interior de las viviendas particularizándose su uso. En países con una tradición saunística menor las instalaciones de sauna forman parte de las complejos deportivos y de ocio en particular unido al agua, con establecimientos conocidos como SPA (del latín salus per aquam, salud mediante agua).

Para tomar una sesión de sauna hay que seguir un cierto protocolo que garantiza la efectividad de dicha sesión. De todas formas es el propio usuario quien debe ir adaptando las indicaciones generales a su propio gusto teniendo en cuenta su estado de ánimo, su estado físico y su experiencia.

Es importante realizar la sesión de sauna con tranquilidad y sin agobios. El tiempo preciso para una sesión de sauna normal oscila entre una hora y hora y media y del mismo, raramente se hará más de 40 minutos dentro de la cabina.

Los pasos generales a seguir son los siguientes:

La sauna tiene incidencia en el sistema circulatorio por lo que las alteraciones que se pudieran tener en el mismo pueden condicionar su uso. No se debe tomar una sauna si se tiene alguna de estas enfermedades o alteraciones:

Hay que tener precaución en los siguientes casos.

El tomar una sesión de sauna requiere tranquilidad y relajación. No se puede hacer con prisas. Esto es ya en sí mismo muy beneficioso para problemas de estrés y agobio crónico. A este efecto debido al propio procedimiento hay que añadir los que se derivan de la propia sauna y sus dos estados o fases, el de calentamiento y el de enfriamiento. Los beneficios son: desintoxicación de la piel, limpieza de las vías respiratorias, mejora en el flujo de la sangre, el corazón bombea con más fuerza y preparación para un buen dormir.[12]​ Entre otros.

En la fase de calentamiento se produce la elevación de la temperatura corporal hasta casi los 40 °C por lo que se produce una sudoración muy fuerte y la apertura de los poros. Los beneficios que aporta esta fase son los siguientes:

En la fase de enfriamiento se produce un abrupto cambio de temperatura. Este contraste hace que se realicen cambios en el sistema sanguíneo y proporciona la recuperación de la temperatura normal del cuerpo humano. Los beneficios que en ella se obtienen son:

En general los beneficios terapéuticos de la sauna son el estímulo en la circulación de la sangre al acelerar el corazón su ritmo para llevar más sangre a la piel con el fin de enfriarla, la mejora a la respuesta del sudor que se logra forzando la sudoración con el estímulo calorífico, la eliminación de toxinas que se produce mediante el sudor (también se eliminan componente beneficiosos que deben ser repuestos después de la sesión de sauna), se alivia el dolor corporal y de la artritis mediante la aplicación del calor.[13]​ La sauna relaja la musculatura, limpia y desobstruye las vías respiratorias, desintoxica y expulsa las impurezas del organismo y combate enfermedades del aparato respiratorio. Sin embargo, la frecuencia habitual o prolongada de saunas debe ser autorizada por un médico, pues ciertas patologías respiratorias y circulatorias no se benefician con la permanencia en un ambiente caliente, así que la frecuencia de uso para las personas que las padezcan no debe superar más que una vez por semana.

La sauna se puede combinar con otros sistemas de mantenimiento de la salud, es muy normal combinar la sesión de sauna con una sesión de masajes o, como hacen en Finlandia, con la aplicación de ventosas.

La tradición finlandesa dice

La sauna está indicada directamente para los siguientes problemas:

Bajo control médico y por su indicación se puede aplicar a pacientes con post-infarto en fase de reeducación y patologías coronarias asintomáticas.

Durante la pandemia de COVID-19 se cerraron muchas instalaciones como gimnasios, balnearios y áreas de ocio que incluían sauna para evitar el contagio en los espacios adyacentes a la sauna (vestuarios, recepción, etc.) sin embargo la propia sauna es uno de los espacios más seguros: la hipertermia destruye los virus encapsulados como el SARS-CoV-2.[14]​ Además el calor aplicado al cuerpo entero mejora la segunda línea de defensa del sistema inmunológico al imitar la fiebre y activa defensas innatas y adquiridas de resistencia fisiológica, por otra parte el calor en la parte superior favorece la primera línea con la limpieza de las mucosas y desactivando los viriones en su primer "alojamiento". Así la sauna es una modalidad terapéutica sencilla y barata, no obstante aún no existen protocolos clínicos que describan el uso de calor para tratar el COVID-19. Respecto a los usuarios de la sauna, las altas temperaturas hacen que el riesgo de infección cruzada sea improbable.[14]

Desde 1999 se celebra un Campeonato Mundial de Sauna como prueba de resistencia. Los participantes intentan aguantar el calor de la sauna tanto como sea posible. En el tramo final de la competición se alcanzan temperaturas de 110 °C.
Las últimas ediciones se han celebrado en la ciudad de Heinola, Finlandia a 138 km al norte de Helsinki.



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