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Balotaje en Argentina



El balotaje en Argentina, o segunda vuelta electoral, fue incluido en el sistema electoral argentino en dos ocasiones: por la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina en 1972 y por la reforma constitucional de 1994.

El método de balotaje fue establecido por primera vez en la Argentina por la Junta de Comandantes de la dictadura autodenominada Revolución Argentina mediante el Estatuto Fundamental Temporario de 1972 (EFT) y la Ley N.º 19.862.

El Estatuto Fundamental Temporario fue sancionado el 24 de agosto de 1972, reformando el art. 91 del texto constitucional impuesto por la dictadura autodenominada Revolución Libertadora en 1957, a fin de establecer el voto directo por mayoría absoluta de los votantes, para presidente y vicepresidente:

El EFT también estableció el voto directo para senadores, pero a diferencia de la elección presidencial no utilizó la expresión "mayoría absoluta", limitándose a establecer que a la "mayoría" le correspondían dos de los tres senadores por cada provincia, y a la "primera minoría", el restante:

El 3 de octubre de 1972, el dictador Alejandro Agustín Lanusse sancionó la Ley N.º 19.862 estableciendo el sistema electoral nacional y dos regímenes de balotaje según se tratara de la elección presidencial o la de senadores.[1]

Para la elección del presidente y vicepresidente, la Ley N.º 19.862 estableció que, en caso de que ningún candidato alcanzara la mayoría absoluta de los votos válidos debía procederse a una segunda vuelta electoral con las siguientes características:

Para la elección de senadores se estableció un sistema de balotaje, en caso de que ningún candidato obtuviera mayoría absoluta, entre las dos listas más votadas.[1]

El régimen de balotaje presidencial estuvo vigente en las elecciones de marzo y septiembre de 1973. En las elecciones de marzo Héctor J. Cámpora fue el candidato más votado, llegando al 49,56%, pero no alcanzó la mayoría absoluta que impuso la dictadura. El segundo candidato más votado por Ricardo Balbín (21,29%). La suma de los votos de ambos candidatos sumados fue del 70,85%, superando así los dos tercios que contemplaba la ley. Debía realizarse entonces una segunda vuelta para optar por Cámpora-Solano Lima, o Balbín-Gamond, sin posibilidad de que ambas fuerzas pudieran combinar sus fórmulas. Pero Balbín renunció a presentarse en la segunda vuelta y el gobierno consagró a Cámpora como presidente de la Nación.

En las elecciones de septiembre del mismo año, Juan Domingo Perón obtuvo la mayoría absoluta de los votos, al superar el 62% de los votos, razón por la cual no se activó la norma supletoria del balotaje.

El balotaje también fue utilizado para definir la elección de doce gobernadores provinciales (Córdoba, Corrientes, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, San Juan, San Luis y Santa Fe) y catorce parejas de senadores nacionales (Capital Federal, Córdoba, Corrientes, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Mendoza, Misiones, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe y Santiago del Estero).[2]

Los siguientes son los resultados de las elecciones en segunda vuelta realizadas en 1973 para definir la elección del gobernador y vicegobernador de provincia:[2]

Los siguientes son los resultados de las elecciones en segunda vuelta realizadas en 1973 para definir la elección de los dos senadores que correspondían a la fuerza mayoritaria en cada distrito:[2]

El Estatuto Temporario de 1972 -y con él el sistema de balotaje que establecía- perdió automáticamente su vigencia en 1981, durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.[3]

La reforma constitucional de 1994 (art.s 94 a 98) incluyó el método de balotaje, denominado «segunda vuelta electoral», para la elección presidencial exclusivamente. Otros distritos adoptaron el mismo sistema más tarde, como Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Corrientes, Chaco y Tierra del Fuego.[4]

El sistema electoral aprobado establece que, para ser presidente, el candidato más votado debe obtener al menos el 45% de los votos afirmativos (no cuentan los votos en blanco),[5]​ o más del 40% con una diferencia de diez puntos porcentuales con el segundo candidato más votado. Si eso no sucede, se debe realizar una segunda vuelta o balotaje, entre los dos candidatos más votados. Resultará elegido presidente el más votado de los dos.

Este método ha estado en vigor durante las elecciones presidenciales realizadas a partir de 1995, ocasión en la que Carlos Menem, del Partido Justicialista, consiguió la victoria con un 49,94% de los votos, y fue reelecto sin necesitar una segunda vuelta electoral. En la elección de 2003 el candidato más votado fue nuevamente Carlos Menem, con 24,45%[6]​ siendo el segundo Néstor Kirchner, quien había obtenido 22,24%. En consecuencia debía realizarse una segunda vuelta electoral. Sin embargo, Menem renunció a su candidatura y Kirchner fue así declarado presidente.[6]

En las elecciones de 2015, el candidato más votado fue Daniel Scioli con 37,08%.[7]​ Por los requisitos constitucionales, debió realizarse un balotaje con quien salió segundo, Mauricio Macri (34,15%).[7]​ El balotaje fue ganado por Macri quien obtuvo el 51,34% de los votos, contra el 48,66% de Scioli.[8]



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