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Batalla de Centla



La batalla de Centla fue un enfrentamiento ocurrido el 14 de marzo de 1519, en el cual los indígenas maya-chontales, dirigidos por su cacique Taabscoob, se enfrentaron con los españoles comandados por Hernán Cortés. En esta batalla fueron derrotados los indígenas chontales.

El 12 de marzo de 1519, el conquistador español Hernán Cortés arribó a tierras del actual estado de Tabasco, desembarcando en la "Punta de los Palmares", la cual se encontraba a media legua del pueblo de Potonchán,[3]​ siendo recibido en forma hostil por los maya-chontales, quienes con señales les pedían que se fueran y que no entraran al pueblo. Cortés decide acampar esa noche en la punta de los Palmares, y esa noche planea la estrategia militar para tomar Potonchán. Para tal fin, Cortés envió esa noche a tres de sus soldados a reconocer el terreno y el camino que conducía a la población.

Al día siguiente, 13 de marzo, los españoles celebraron una misa, la cual fue oficiada por Fray Bartolomé de Olmedo y el capellán de la armada Juan Díaz, siendo esta la primera misa cristiana en territorio continental de México.[4]​ Después de la misa, Cortés apercibió a su capitán Alonso de Ávila dándole 100 soldados para que avanzara por el camino hacia el pueblo apenas escuchara los primeros disparos, en tanto que él mismo avanzaba primero hacia Potonchán por el río Grijalva.[5]

Al ver los indígenas el movimiento de las tropas enemigas sobre el río, se prepararon para el combate, para evitar que los españoles desembarcaran, por lo que Cortés, llamó al escribano del Rey llamado Diego de Godoy, para que hiciera un requerimiento a los nativos exigiendo que lo dejaran desembarcar en el pueblo, tomar agua y alimentos y que se sujetaran al rey de España, llevándose a cabo la primera actuación notarial en México.[6]​ La contestación de los indígenas fue el grito de guerra. Los indígenas advirtieron (en su lengua) a los españoles que si saltaban en tierra, los matarían. ,

Los españoles trataron de desembarcar en el poblado, pero una lluvia de flechas se lo impedía.[5]​ Además los soldados de Cortés tenían que subir por el barranco del río, lo que implicaba una dificultad más. Los españoles peleaban con el agua a la cintura, tratando de desembarcar, pero la resistencia de los maya-chontales era brava. Los españoles comenzaron a utilizar las armas de fuego, cuyas detonaciones asustaban a los nativos. Con ello, además, Alonso de Ávila recibió la señal para entrar por la parte trasera a la ciudad, la cual se encontraba atrincherada con troncos gruesos. De esta forma, Cortés por el frente y Ávila por la parte posterior iniciaron el sitio de Potonchán, que después de una ligera resistencia cayó en poder de los conquistadores españoles, quedando algunos prisioneros, varios heridos y muchos indígenas muertos.[7]

A continuación Cortés recorrió la gran plaza de Potonchán, donde había unos aposentos y salas grandes y tres casas de ídolos, tomando posesión de aquella tierra.[8]

Al día siguiente, 14 de marzo de 1519, mandó Cortés al capitán Pedro de Alvarado con cien soldados para que fuese tierra adentro hasta dos leguas, y mandó por otra parte a Francisco de Lugo, con otros cien soldados. Francisco de Lugo se topó con unos escuadrones guerreros, iniciándose un nuevo combate. Al escuchar los disparos y tambores, Alvarado fue en ayuda de Lugo, y juntos después de haber batallado logran hacer huir a los naturales, regresando los españoles al pueblo a informarle a Cortés.[10]​ En la batalla participaron, según las crónicas de Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo, 40 000 indígenas de ocho provincias cercanas, contra 410 españoles.[11]

Las tropas de Hernán Cortés llegaron a la desembocadura del río Tabasco (hoy Grijalva). En este lugar las huestes españolas nuevamente fueron atacadas por los maya-chontales. Rápidamente los españoles se defendieron empleando sus armas de fuego, lo que volvió a causar pavor a los indios, pero lo que más los aterró fue ver a los jinetes de la caballería española, pues los indios creyeron que tanto la persona como el caballo (que nunca habían visto en su vida) eran uno solo. Al final los indios resultaron derrotados debido sobre todo a la mejor tecnología militar de los españoles.

Al día siguiente, embajadores enviados por Taabscoob llegaron al campamento español con prendas para pagar su derrota. Entre los obsequios había joyas de oro, jade y turquesa, pieles de animales, animales domésticos, plumas de aves preciosas y 20 jovencitas, entre las cuales venía Malitzin, que los españoles bautizaron como Marina y quien se convertiría en intérprete y consejera de Cortés.[12]

Después de la batalla, el día 15 de marzo de 1519, los españoles fundaron en el lugar de la batalla la Villa de Santa María de la Victoria. Ese mismo día celebraron una misa, la cual fue oficiada por fray Bartolomé de Olmedo y el capellán de la armada Juan Díaz. Los españoles permanecieron ahí hasta el 12 de abril, antes de embarcarse rumbo a Veracruz, donde iniciaron la ruta hacia la ciudad capital azteca, Tenochtitlan.



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