La Batalla de Viluma o Batalla de Viloma o Batalla de Sipe-Sipe fue un enfrentamiento en el marco de la Guerra de Independencia de la Argentina, en la Campaña del Alto Perú, librado el 29 de noviembre de 1815 entre las fuerzas realistas, comandadas por el general Joaquín de la Pezuela, que derrotaron a las fuerzas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, al mando del general José Rondeau, y que frustró el intento de anexión de las provincias del Alto Perú a las Provincias Unidas.
Es considerada, después del desastre de Huaqui, como la mayor derrota de las fuerzas independentistas durante la Independencia de la Argentina.
En 1814, las fuerzas del Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata que estuvieron a cargo de José de San Martín, fueron traspasadas a cargo de José Rondeau, ya que el primero invocó razones de salud para ser relevado del mando del ejército.
Al momento que las tropas preparaban para iniciar la tercera campaña al Alto Perú, luego de dos anteriores derrotas, el general Carlos María de Alvear fue designado para reemplazante de Rondeau. Los oficiales del Ejército del Norte se sublevaron, y le comunicaron a Rondeau que solo iban a acatar sus órdenes, mas no las de Alvear y lo instaron a iniciar la campaña; Rondeau en rebeldía ordenó el comienzo de la operación.
Martín Miguel de Güemes, enemistado con Rondeau, abandonó las filas del ejército junto con sus gauchos y se retiró hacia Salta, llevándose consigo el parque del ejército que se encontraba en Jujuy. Fue el momento crítico de la campaña, porque los gauchos habían sido los ojos y oídos del ejército de Rondeau. El conflicto entre las milicias de Salta, al mando de Güemes, y las fuerzas del ejército rioplatense se manifestó cuando el coronel Martín Rodríguez apresó a algunos gauchos. Güemes le advirtió que no molestara a los milicianos y este le respondió: «¿Quién es usted, señor comandante de gauchos, para apercibirme?».
El general Joaquín de la Pezuela, a cargo de las fuerzas realistas, luego de algunos reveses retiró sus fuerzas hasta el poblado de Challapata, abandonando ciudades importantes que fueron ocupadas por las fuerzas de Rondeau, quien se apoderó de Potosí y Chuquisaca.
La situación de debilidad del ejército realista en el Alto Perú debido a la prolongación de sus líneas de comunicaciones con el Virreinato del Perú cambió con el arribo del refuerzo de una División al mando de Ramírez y con la llegada de tropas desde Chile al Alto Perú: el segundo batallón de Talavera, y el batallón de Cazadores de Chile que se fusiona al de Voluntarios de Castro, y este último que se integró en el ejército de Joaquín de la Pezuela. Pezuela organizó entonces la contraofensiva contra Rondeau.
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Rondeau se puso en marcha y en su retirada hacia Cochabamba se refugió en la pampa de Sipe-Sipe en las cercanías de esa ciudad. Las fuerzas realistas de Pezuela lo alcanzaron allí el 28 de noviembre de 1815, y se produjo el enfrentamiento entre los dos comandantes. Las fuerzas de Rondeau se componían de 3000 a 3500 hombres, con 9 piezas de artillería (no obstante, el ejército realista capturó 11 cañones a las fuerzas de Rondeau), en tanto que las realistas 4.100 hombres y 20 piezas de artillería (hay dudas sobre sus calibres, pero todo parece que el desarrollo de la batalla estuvo determinado precisamente por la superioridad artillera de los independentistas).
Rondeau había situado a sus tropas en una posición que daba la espalda a la cuesta de los macizos de Viluma, posición que él consideró que al ejército enemigo le resultaría imposible de atravesar. Sin embargo, Pezuela atacó precisamente por allí, desde donde sus fuerzas descendieron «como gatos» para alcanzar campo de batalla. Pezuela formó su línea a la derecha del ejército de Rondeau forzándole a cambiar de posición y destrozando de pasada el regimiento de dragones al mando de coronel Cornelio Zelaya. El cambio de posiciones del Ejército del Norte le fue fatal, resultando el encuentro la derrota más grave —después de la Batalla de Guaqui— sufrida por las tropas independentistas en la guerra de la Independencia Argentina.
Con la derrota en la batalla de Viluma o Sipe-Sipe las provincias del Alto Perú se perdieron definitivamente para las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Tiempo después, como consecuencia de la victoria realista, Joaquín de la Pezuela fue nombrado Marqués de Viluma por el rey Fernando VII de España.
Los restos del ejército auxiliador de José Rondeau, que sufrió más de 1000 bajas y la pérdida de toda su artillería, continuaron su marcha sin detenerse, pasando por Potosí y Humahuaca, hasta alcanzar Tucumán en las Provincias Unidas. En esos momentos Buenos Aires estaba amenazada por la guerra civil. Desde España había partido una expedición de más de 10 000 hombres nominalmente para el Río de la Plata. Pero su verdadero destino sería el mar Caribe con el objetivo de pacificar la costa firme y recuperar la vital plaza fuerte de Cartagena de Indias.
Subsecuentemente la situación del Alto Perú, que se mantuvo incorporado al virreinato peruano, permitió en el año 1825 que entrase en la órbita de Simón Bolívar, con su decisiva influencia para la creación de Bolivia.
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