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Batalla de los Obispos



La batalla del río Magdalena (también llamada batalla de los Obispos)[1]​ fue un enfrentamiento naval ocurrido en el contexto de la Guerra de los Mil Días el 24 de octubre de 1899 entre las fuerzas liberales insurrectas y las nacionalistas gubernamentales, con la victoria de estas últimas.

El 17 de octubre se produjo el alzamiento del Partido Liberal Colombiano en El Socorro (Departamento de Santander). Rápidamente lanzaron ataques contra las poblaciones y ciudades más cercanas, antes de que el gobierno pudiera preparar su defensa. Al avanzar hasta Barranquilla el gobierno ya había enviado mil soldados a defenderla. Enterados, los liberales reunieron una importante fuerza de voluntarios y regulares con ocho embarcaciones fluviales y un draga para inmovilizar al buque de guerra Hércules.[2]​ Grupos de liberales armados con machetes atacaron pequeñas unidades militares, logrando robar sus armas y consiguiendo que algunos soldados cambiaran de bando. La flotilla rebelde era muy pequeña para atacar las ciudades de Barranquilla o Cartagena de Indias, y además debía primero llegar a la costa caribeña, por lo que decidió tomar Gamarra para tener el paso libre por el río Magdalena hasta el mar y así poder reclutar más hombres.

Los rebeldes partieron de Magangué pero en su viaje se encontraron con el Hércules al mando del general Diego de Castro al que se le sumó el buque de guerra Colombia cerca de Gamarra.[3]

El 24 de octubre se produjo el combate, en las primeras horas los cañones de los buques gubernamentales obligaron a retroceder a los rebeldes pero el Colombia no respeto el orden de batalla del general Castro por lo quedó vulnerable a la flota liberal. La noche llegó con los líderes liberales estaban confiados y decidieron dividir sus fuerzas en dos columnas para acabar con el enemigo. A las 23:20 horas tres pequeñas embarcaciones liberales atacaron al Colombia que empezó a abrir fuego hasta que su principal cañón fue destruido por un certero disparo enemigo. A partir de entonces la tripulación gubernamental entablo un desesperado combate para impedir que el navío fuera abordado por los insurrectos. Sin embargo, la principal acción sucedió con el Hércules que fue atacado por cuatro embarcaciones alzadas.

El buque gubernamental abrió fuego contra sus enemigos pero estos no se detuvieron, cuando estaban lo suficientemente cerca, el mayor barco liberal, el Cristóbal Colón, intento abordarlo pero el Hércules giro impidiendo la acción. Viendo su oportunidad, otro navío rebelde llamado Elena intento abordar a su rival pero en la confusión choco con el Cristóbal Colón matando a todos en la cubierta. Fue entonces que el Hércules aprovechó de cañonear al Cisneros, donde iban la mayoría de los jefes rebeldes, matando a casi todos a bordo y hundiendo el navío. Al perder a sus líderes los rebeldes se retiraron y el Hércules pudo ir a socorrer al Colombia forzando a sus atacantes a escapar. El combate naval había terminado tras media hora de lucha.

Las consecuencias de la batalla fueron importantísimas, ya que desarticuló por completo a la flota liberal y si bien no impidió que la rebelión se extendiera por todo el país, si permitió al gobierno el control clave sobre el Magdalena, aislando a los insurrectos de Santander de los alzados en Tolima.[1]

Esto llevó a los liberales a atacar a Girardot en un intento de controlar el cruce del río (29 de octubre) fue un total fracaso, finalmente la principal columna liberal en Tolima (del general Vicente Carrera) fue destruida en batalla el 14 de noviembre en San Luis, muere Carrera.[4][5]​ Forzándolo a formar guerrillas desde entonces.[6]



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