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Batu Khan



Batú Kan (o Batú Khan, Баты́й en ruso) (aprox.1205-1255) fue un gobernante mongol, fundador de la Horda Azul, hijo de Jochi y nieto de Gengis Kan. Su Horda Azul se convirtió en la Horda de Oro (o Kanato Cumano), que gobernó Rusia durante 250 años, tras derrotar a los ejércitos polacos y húngaros.

Aunque Gengis Kan reconoció a Jochi como su hijo, su paternidad siempre estuvo en entredicho: su madre, Börte, esposa de Gengis Kan, había sido capturada y violada y Jochi nació exactamente nueve meses después. En vida de Gengis, este asunto fue vox populi, pero era un tabú discutir públicamente de él. Así todo, levantó un muro entre Jochi y su padre. De hecho, justo antes de su muerte, padre e hijo casi se enzarzaron en una guerra civil debido a la negativa de Jochi a participar en unas campañas militares. Jochi se sentía mal por haber recibido solamente cuatro mil soldados mongoles para crear su propio kanato. Su hijo, Batú, consiguió casi todos sus efectivos de las levas realizadas entre los pueblos túrquicos que derrotó, sobre todo cumanos (kipchakos). Batú fue crucial para asentar la casa de su tío Ogodei en favor de la casa de Tolui, su otro tío.

Tras la muerte de Jochi y de Gengis, las tierras del primero se dividieron entre Batú y su hermano mayor, Orda. La Horda Blanca de Orda gobernó los territorios entre el río Volga y el lago Baljash, mientras que a la Horda Azul de Batú le correspondió el oeste del Volga.

Cuando Batú y su hijo Sartak murieron, el hermano de Batú, Berke, heredó la Horda Azul. Berke fue un líder capacitado y de hecho consolidó tanto la Horda Azul como la Blanca y las integró en la Dorada, aunque la línea dinástica de Orda sobrevivió muchos años.

Berke no estaba por la labor de unirse a sus primos de la familia mongola, como se pudo ver al declarar la guerra a Hulagu Kan, aunque oficialmente reconoció al Kanato de China como su superior, al menos en teoría. De hecho, Berke ya era un gobernante independiente. Afortunadamente para Europa, Berke no compartía los intereses de Batú: él mismo había jurado conquistar todo lo que encontrara hasta el «Gran Mar», el Atlántico. Ya estaba preparándose para realizar esta inmensa campaña, con la invasión invernal de Alemania y Austria ya comenzada, cuando se enteró de la muerte del gran kan Ogodei y, como tenía posibilidades de sucederle como príncipe de sangre que era, se vio obligado a regresar a Mongolia y posponer su invasión europea. Subotai, el más grande de los generales mongoles, le acompañó, muriendo en Mongolia en 1248, sin haber tenido la oportunidad de finalizar su obra al mando de su señor.

En 1235, Batú, que había dirigido anteriormente la conquista de Crimea, fue elegido para reconocer el terreno y comenzar a invasión de Europa con un ejército de aproximadamente 130 000 efectivos comandado por Subotai. En 1236 cruzaron el Volga e invadieron a los búlgaros del Volga, cumanos y alanos, llevándoles alrededor de un año borrarlos del mapa.

En noviembre de 1237, Batú Kan envió a sus embajadores a la corte de Yuri II de Vladímir para exigir su sometimiento. Un mes más tarde, los mongoles sitiaron (Stáraya) Riazán y, tras seis días de sangrientos combates, la ciudad fue totalmente aniquilada para nunca renacer. Alarmado por estas nuevas, Yuri II envió a sus hijos para detener a la horda, pero fueron derrotados completamente. Habiendo quemado Kolomna y Moscú, los ejércitos mongoles pusieron sitio a Vladímir el 4 de febrero de 1238. Tres días más tarde, la capital del Estado de Vladímir-Súzdal fue tomada y destruida piedra a piedra. La familia real pereció en el incendio mientras que el gran príncipe se retiró céleremente hacia el norte, cruzó el Volga y reclutó un nuevo ejército que fue totalmente exterminado por los mongoles en el Río Sit' el 4 de marzo. Solo la ciudad de Nóvgorod se salvó de ser conquistada.

Ahí Batú Kan dividió su ejército en unidades más pequeñas que saquearon catorce ciudades rusas: Rostov, Úglich, Kostromá, Kashin, Ksniatin, Gorodéts, Gálich, Pereslavl-Zaleski, Yúriyev-Polski, Dmítrov, Volokolamsk, Tver y Torzhok. La más difícil de tomar resultó ser Kozelsk, cuyo príncipe infante, Titus, y sus habitantes resistieron a los mongoles durante siete semanas. Según una leyenda, al conocer que se aproximaban los invasores, la ciudad de Kítezh se sumergió en un lago con todos sus habitantes, donde aún hoy en día se los puede ver (véase La ciudad invisible de Kítezh). Las únicas ciudades de importancia que escaparon a la destrucción fueron Smolensk, que muy sabiamente se sometió a los mongoles y accedió a pagar tributos, y Nóvgorod y Pskov, que no pudieron ser alcanzadas por los mongoles debido a la lejanía y al frío invernal.

En verano de 1238, Batú Kan devastó Crimea y pacificó Mordovia. En el invierno de 1239, saqueó Chernígov y Pereslavl-Zaleski. Tras siete meses de sitio, la horda atacó Kiev en diciembre del mismo año. A pesar de la fiera resistencia del príncipe Daniel de Galitzia, Batú Kan consiguió hacerse con las dos principales capitales de la región, Hálych y Volodímir-Volinski. Los Estados rusos continuaron existiendo como vasallos en lugar de integrarse en el Imperio.

Batú Kan decidió entonces "alcanzar el último mar", donde los mongoles ya no podrían avanzar más. Algunos historiadores modernos especulan con el hecho de que pretendiera en un principio o bien asegurar sus flancos para que en el futuro los europeos no pudieran interferir, o bien realizar una avanzada para una ulterior conquista del continente. La mayoría cree que pretendía conquistarlo tan pronto como hubiera asegurado esos flancos y tuviera sus fuerzas listas. Los mongoles invadieron Europa Central en tres grupos: el primero tomó Polonia, derrotando a los ejércitos combinados de Enrique II el Piadoso, Duque de Silesia, y del Gran Maestre de la Orden Teutónica en Legnica; el segundo cruzó los Cárpatos y el tercero siguió hasta el Danubio. Los ejércitos se reagruparon y destruyeron Hungría en 1241, derrotando a las huestes de Béla IV de Hungría en la batalla de Mohi el día 11 de abril. Durante ese verano siguieron arrasando las llanuras húngaras y ya en la primavera de 1242 cogieron nuevas fuerzas, extendiendo su control sobre Austria y Dalmacia, además de invadir Bohemia.

La campaña europea fue planeada y llevada a cabo por Subotai, bajo el mando nominal de Batú, quien era lo suficientemente inteligente como para apartarse y dejar que uno de los generales más grandes de la historia hiciera su trabajo. Subotai quizá fue aquí que consiguió su reconocida fama posterior. Habiendo devastado varios principados rusos, envió espías a Polonia, Hungría y la lejana Austria para preparar los ataques al corazón de Europa. Cuando tuvo una visión clara de los reinos europeos preparó con brillantez la conquista en teoría encabezada por Batú Kan y otros dos príncipes de sangre: Batú era el líder absoluto, pero el verdadero comandante de las tropas fue Subotai, y como tal estuvo presente en las campañas del norte y del sur contra Rusia y lideró la columna central que entró en Hungría. Mientras que las fuerzas del norte de Kaidu ganaban la Batalla de Legnica y el ejército de Kadan triunfaba en Transilvania, Subotai esperaba por ellos en la llanura húngara. El nuevo ejército reunificado se retiró entonces al río Sajó, donde infligieron una tremenda derrota al rey Béla IV en la batalla de Mohi. Subotai fue el cerebro de la operación, que se destacó como una de sus victorias más aplastantes.

Para muchos historiadores, fue esta muerte del Gran Kan lo que salvó al resto del continente de una posterior destrucción. Si Ogodei no hubiera muerto aquel año, Batú y Subotai habrían seguido adelante con la invasión primero de Austria, destruyendo Viena, los principados alemanes y luego Italia. Es aquí que se podría haber contemplado una batalla real entre los caballeros europeos contra las hordas mongolas. Como antecedente se tiene el desastre de los Caballeros Templarios y Teutónicos en Legnica y la fortuita victoria mongola en la Batalla de Mohi, la cual hizo que Hungría se fortificara con 80 castillos y detener los siguientes intentos de invasión mongola a manos de Nogai Kan en 1284.

Batú era un posible Gran Kan y, al ver que no lo consiguió, se volcó en consolidar sus conquistas de Asia y los Urales. El hecho de no tener a Subutái consigo al regresar, ya que había muerto en Mongolia en 1248, y la animosidad entre él y Kuyuk Kan hicieron cualquier intento de invasión de Europa prácticamente imposible. Se vio en la necesidad de mantener sus tropas preparadas en caso de un ataque del este, ya que se habían deteriorado las relaciones entre los nietos de Gengis Kan, lo que provocó finalmente la caída del Imperio. Batú Kan estableció la capital de su kanato en Sarai, en el bajo Volga en 1242. Estaba planeando realizar nuevas campañas tras la muerte de Kuyuk (pretendía llevar a cabo los planes originales de Subutái de invadir Europa) pero murió en 1255 y el kanato pasó a manos de Sartaq, quien estaba en contra de la invasión y al morir, asume su tío Berke Kan. La Horda de Oro gobernó Rusia directamente o teniendo estados vasallos, como Nóvgorod, durante 130 años.

Afortunadamente para Europa, Berke Kan no compartía el interés de Batú, ya que estaba más interesado en luchar contra sus primos, especialmente contra Hulagu, a quien odiaba por haber destruido Bagdad. Para Berke, devoto musulmán, lo que había hecho su primo era despreciable. En 1262 cuando Hulagu se preparaba para tomar Egipto en venganza por la derrota de su ejército (en su ausencia) en la batalla de Ain Yalut, Berke cogió algunas partidas de saqueo cumanas y devastó tierras que se consideraban parte del Ilkanato. Encolerizado, Hulagu reunió a sus ejércitos y marchó al norte, pero sufrió una gran derrota en la fallida invasión del Cáucaso en 1263, después de que Berke Kan le hubiera llevado lejos de Tierra Santa.

El Kanato Cumano fue conocido en Rusia y Europa como la Zolotaya Ordá u Horda de Oro, según algunos porque el dorado era el color de la tienda del kan. "Horda" proviene de la palabra mongola "orda/ordu" o campamento, mientras que el apelativo "de oro" se piensa que tenía un significado similar a "Real", "de la realeza". El Campamento Real de Todos los Kanatos, por lo tanto, fue el que más duró. Mucho después de que la Dinastía Yuan hubiera sido destruida en China y de que el Ilkanato de Oriente Medio hubiera caído, los descendientes de Batú Kan continuaron mandando en las estepas. Rusia no llegó a conquistar su libertad hasta el Gran Levantamiento del Río Ugra, dos siglos después. Sin embargo, por ironías de la historia, mientras tuvieron a los rusos bajo su yugo y pudiendo haber hecho lo mismo con Europa entera, salvaron la Tierra Santa al aliarse con el Sultanato Mameluco evitando que Hulagu Kan pudiera usar todo su poderoso ejército contra estos.



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