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Bearne



El Bearne (en francés, Béarn; en occitano, Bearn AFI: [beˈar] o Biarn AFI: [bjar]; en aragonés, Biarn; en euskera, Bearno) es una región natural e histórica de Francia situada a los pies de los Pirineos, en el actual departamento de Pirineos Atlánticos. Corresponde con el antiguo vizcondado y luego principado soberano con Francisco Febo, o Francisco I de Foix, Rey de Navarra (1479-1483), conde de Foix, conde de Bigorra y vizconde de Bearne (1472-1483). Asimismo fue una antigua provincia francesa surgida tras la unificación con la corona real en 1620.

La historia del Bearne esta unida a figuras ilustres como Gastón Fébus, Enrique II de Navarra y, por supuesto, su nieto Enrique III de Navarra y IV de Francia. Este pequeño estado fue capaz de mantener su independencia durante siglos junto a sus poderosos vecinos franceses y españoles. Los fueros de Bearne representan la más antigua legislación escrita de Francia,[1]​ y se trataba tanto de una carta política como un código de justicia al que incluso el soberano de Bearn no podía sustraerse.

Desde la Revolución francesa, Bearne constituye la parte oriental del departamento de Pirineos Atlánticos (64), del que ocupa 3/5 del territorio. Está atravesado en diagonal por las gaves de Pau y de Olorón, cuyos valles paralelos son la parte más viva del país. La economía bearnesa siempre ha dependido en gran medida de la actividad agrícola, pero todavía mantiene una fuerte tradición en este campo. El Bearn también está orientado a las industrias de alta tecnología, como la aeronáutica y las geociencias (ayudado por el descubrimiento del yacimiento de gas de Lacq en 1951). Bearn tenía 365 650 habitantes en 2012 y su capital es Pau desde 1464.

Su gentilicio es bearnés.

Ocupa aproximadamente 3/5 de la superficie del departamento de Pirineos Atlánticos, que integra también los antiguos territorios históricos de Baja Navarra, Labort y Sola (que conformarían el País Vasco francés).

Limita al oeste con los territorios del País Vasco Francés (Sola y Baja Navarra), al norte con el departamento de Las Landas y con Armañac (en el departamento de Gers), al este con Bigorra (Altos Pirineos) y al sur con Aragón y Navarra.

De noreste a suroeste se distinguen:

Los Pirineos bearneses van, de oeste a este, desde el Pic d'Anie ( 2504 m) al Pic de Palas ( 2974 m), cumbre del departamento.

El origen del vizcondado de Bearne se pierde en la bruma de la Alta Edad Media. El primer vizconde conocido fue Céntulo I, que murió en 866.

Si bien este territorio quedó dentro de las fronteras del reino de Francia en el Tratado de Verdún de 843, durante muchos siglos Bearne osciló entre la independencia y la sumisión no solo a Francia, sino a otros poderosos vecinos como Aragón, Navarra o Inglaterra.

Uno de los vizcondes más famosos fue Gastón el Cruzado (vizconde de 1090 a 1131), que en la Primera Cruzada tuvo un papel protagonista en la conquista de Jerusalén y, más tarde, participó también en la toma de Zaragoza. En su época el vizcondado era teóricamente vasallo de los duques de Aquitania pero casi independiente en la práctica.

Mientras el vecino reino de Aragón tuvo un tamaño comparable al de Bearne, ambos principados fueron aliados. Pero con la expansión aragonesa y su posterior fusión con el condado de Barcelona, Bearne quedó en clara inferioridad. Como resultado, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV recibió en 1154 la regencia del vizcondado, que quedaría integrado en la órbita de la corona de Aragón durante un siglo.

En el siglo XIV Gastón Febus, conde de Foix y Vizconde de Bearne, consiguió formar un cuasi Estado independiente que incluía gran parte de la vertiente norte de los Pirineos.

En el siglo XV, la casa de Foix llegó al trono navarro debido a una serie de enlaces dinásticos, con lo que los reyes navarros ostentaban también el título de vizcondes de Bearne. En 1512 Fernando el Católico invadió Navarra y los reyes Juan III de Albret y Catalina de Foix y su corte se replegaron a sus dominios de Bearne, desde donde se realizaron varios intentos de recuperar el reino de Navarra. Mientras Fernando se anexionaba el reino de Navarra, Orthez se convirtió en la capital de los Albret, con sus dominios navarros reducidos a parte de la Baja Navarra. Tras una larga guerra y ya reinando Carlos I de España, el cual tras conseguir el control de la Alta Navarra decidió abandonar San Juan Pie de Puerto, la Baja Navarra se mantuvo como un reino independiente bajo Enrique de Albret, rey de Navarra con el título de Enrique II.

En 1560 la reina Juana de Albret se convierte al calvinismo, que se transforma en religión oficial de sus dominios gascones y navarros. En 1566 restringe las manifestaciones públicas de la iglesia católica, con la consiguiente oposición de los obispos de Lescar y Oloron. Esto hará que Bearne sea protagonista de primera fila de las guerras de religión que enfrentan en Francia durante las décadas siguientes a católicos y hugonotes (calvinistas).

Juana muere en 1572 y la sucede su hijo Enrique III, jefe de filas de los hugonotes. El mismo año, Enrique se casa con Margarita, tercera hija de Catalina de Médici. Fruto de esta boda y de una serie de fallecimientos en cadena en la familia real francesa, Enrique se convierte en pretendiente al trono de Francia. Tras una larga guerra contra los católicos, Enrique logra en 1589 acceder al trono como Enrique IV. Bajo la presión del Parlamento de París, el nuevo rey une a la corona de Francia sus territorios de Foix, Bigorra, Quatre-Vallées y Nébouzan. Pero se niega categóricamente a hacer lo mismo con Navarra y Bearne, que se mantienen por tanto al margen del patrimonio real. A partir de entonces, el gobierno de Bearne recae en Catalina de Borbón, la hermana del rey, que residía en Pau.

En 1599 Enrique IV otorga a Bearne y Navarra el Edicto de Fontainebleu, que estipula la libertad de religión en el país. Es el equivalente del Edicto de Nantes otorgado a Francia.

Luis XIII, hijo de Enrique IV, hereda los títulos de rey tanto de Francia como de Navarra. En 1617 ordena la devolución a la iglesia católica bearnesa la propiedad de sus bienes. El Consejo Soberano de Bearne, de mayoría calvinista, se niega a acatar el edicto. En consecuencia, el rey decide intervenir militarmente. El 9 de septiembre de 1620 parte hacia Bearne al frente de un ejército de 5.000 hombres. Rechaza las tentativas de negociación de los emisarios del Consejo de Bearne y, sin encontrar resistencia armada, entra en Pau el 15 de octubre y el 17 en la fortaleza de Navarrenx.

Luis XIII restablece inmediatamente el culto católico, publica un Edicto de unión entre los estados de la Corona de Navarra y los de la Corona de Francia y ordena transformar el Consejo soberano en mero Parlamento. De esta forma, el reino de Navarra quedó unido definitivamente a Francia.

El bearnés siguió siendo hablado por la mayoría de la población hasta que, a finales del siglo XVIII, la Revolución proclamó el francés única lengua oficial y disolvió todos los Parlamentos e instituciones provinciales. Bearne quedó así encuadrado en el departamento de Bajos Pirineos, rebautizado más tarde Pirineos Atlánticos.

Los valles han sufrido una fuerte emigración. Así, en el valle de Aspe no quedan más que 2500 habitantes.

Los ejes principales son:

Antiguamente un tren circulaba entre Pau y la Estación Internacional de Canfranc, donde se cambiaba a otro que llevaba a Zaragoza. Hoy día la parte francesa de esta vía está abandonada aunque existen proyectos para volverla a utilizar.

Lengua oficial y mayoritaria.

El bearnés es una variante del occitano, también llamado gascón. Minoritaria hoy día, antiguamente era la lengua hablada en todo Bearne, llegando a coexistir durante el medievo , y en algunas zonas del sur, con el euskera y el aragonés. El occitano se utilizaba en todos los documentos hasta que la Revolución francesa hizo del francés la única lengua oficial. A partir de entonces empezó su decadencia, si bien a mediados del siglo XX todavía se hablaba frecuentemente. Desde los años 1970 un movimiento cultural trata de hacer renacer el uso del bearnés, sobre todo a través de las calandretas, escuelas bilingües occitano-francés,.

El euskera es mayoritario en el municipio de Esquiule (Eskiula) y también tiene hablantes en algunos barrios y caseríos de Aramits, Géronce y Arette.

En Bearne se pueden encontrar todas las especialidades gastronómicas del sudoeste de Francia:

Curiosamente, la conocida salsa bearnesa no tiene su origen en esta región.



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