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Benicasim



Benicasim[2]​ (en valenciano y cooficialmente, Benicàssim)[3]​ es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Situado en la costa de la provincia de Castellón, en la comarca de la Plana Alta. Su población residente es de 18.364 habitantes (INE 2020), aunque se alcanza más de 60.000 en el periodo estival, ya que su economía se basa en el turismo. En las cercanías de la localidad se encuentra el parque acuático Aquarama.

El vocablo se deriva de la voz árabe بني قاسم (banī Qāsim), cuyo significado literal es los hijos de Casim. Casim es un nombre propio árabe que significa repartidor.[4]

Por otra parte, la forma oficial en castellano es Benicasim, siendo una palabra aguda, y Benicàssim en valenciano, siendo, por el contrario, llana. Cassi es una palabra celta para metal, bronce (recordemos el topónimo Islas Casitérides para Gran Bretaña). Todo lleva a indicar una fundación en la Época del Bronce. El sufijo -(i)m indica plural. El sonido S es sordo; indicado por las dos eses al provenir de otro idioma.

El término municipal de Benicasim está situado en la transición entre la Sierra del Desierto de Las Palmas y la Plana de Castellón. Su superficie es más llana hacia el sur y al este, ya que al oeste y al norte se encuentra el Desierto de Las Palmas y al NE la Sierra de Oropesa o de Cantallops. Su principal altura es el monte San Miguel o Bartolo (729 msnm), vértice geodésico de primer orden en el límite con Puebla-Tornesa, unas de sus elevaciones más características son las Agujas de Santa Águeda (539 m).

Tiene casi 7 kilómetros de playas de fina arena, con espigones que las protegen y con numerosos servicios turísticos, lo que atestigua el galardón de las banderas azules de los Mares Limpios de Europa. Estas playas son de norte a sur: Voramar, Almadraba, Torre de Sant Vicent, Els Terrers y Heliópolis.

Su término municipal tiene 204 cuevas y simas destacando entre ellas el Cantalar con restos prehistóricos y la Cueva de Queralt. Se accede a esta localidad desde Castellón a través de la N-340, por medio de la autopista AP-7 (salidas 45 o 46).

También cuenta con acceso ferroviario (véase Estación de Benicasim).

En el término municipal de Benicasim (Bercense) se integran también los siguientes núcleos de población:[5]

El término municipal de Benicasim se limita con las siguientes localidades: Castellón de la Plana (y su distrito marítimo Grao de Castellón), Borriol, Puebla-Tornesa, Cabanes y Oropesa del Mar, todas ellas de la provincia de Castellón.

Anteriormente a la Reconquista, el Castillo de Montornés constituyó uno de los más importantes feudos árabes en estos territorios. No constan noticias sobre su destrucción y las causas que lo motivaron. No obstante, se conoce que el Castillo fue habitado hasta finales del siglo XV, como se deduce por su nombre, pertenecería al linaje de los Banu Qasi («hijos de Qásim») que ocupaban el castillo de Montornés antes de la conquista cristiana, primero por el Cid Campeador y finalmente por el rey Jaime I de Aragón. O bien: dinastía de los Banu-Quasi (literalmente, los hijos de Casio, conde de la familia Casius, de nombre Fortún, en la zona de Tarazona).

El 29 de noviembre de 1242, Jaime I donó el Castillo de Montornés y estas tierras a su escribano, D. Pedro Sanz, en compensación a los servicios prestados en la Reconquista. Las Baronías de Benicasim y de Montornés fueron frecuentemente objeto de donaciones, herencias o ventas entre los nobles de la zona. Una prueba evidente la tenemos en la notable cantidad de propietarios que enseñorearon el lugar desde 1242 a 1603. Así, en 1249, la Baronía de Montornés aparece en manos de Jacchesio Sancii, al que el rey otorgó permiso para la venta del señorío. Posteriormente, aparece como dueño de la baronía Don Pedro Ximén, que presumiblemente se la compró a Jacchesio Sancii. Más tarde, Alfonso III, dio Montornés, la Casa de San Vicente y todos sus dominios al Monasterio de Poblet. La poca rentabilidad de estas tierras, por un lado, y las abultadas deudas que tenían los de Poblet, por otro, hizo que los monjes vendieran a Jaime II, en 1297 la Baronía de Montornés y la villa de Castellón por 290 000 sueldos. En 1333, aparece como señor de la Baronía de Montornés, Don Juan Ximén hijo de Don Pedro Ximén de Arenós, que posiblemente le sucedería en representación del rey Jaime II. Se desconoce exactamente cuando, pero en documentos posteriores aparece mezclada la Baronía de Montornés con "el lugar de Benicasim". Así tenemos como Montornés, que ha pasado nuevamente a poder real, es donado por Alfonso V, en 1416, al Obispo de Vich, Alfonso de Thous. Muerto Alfonso de Thous en 1420, fue adquirida la baronía por don Gilberto de Centelles, que era entonces señor de Nules. De los Centelles pasó al patrimonio real hasta el 24 de febrero de 1467 en que Juan II lo traspasó a su Vicecanciller Juan Pagés y durante más de cuarenta y ocho años ejercieron los Pagés su jurisdicción sobre Montornés y tierras de su demarcación.

Nicolás de Casalduch adquiere el señorío por compra a los Pagés. Por herencia pasó a doña Violante de Casalduch quien el 9 de septiembre de 1603 otorgó Carta Puebla a fin de repoblar esta zona, muy castigada por los continuos ataques y saqueos de corsarios y berberiscos. Tal medida no obtuvo los resultados apetecidos, y tan solo unos pocos pobladores se asentaron en la Baronía. En este sentido, existen claros vestigios de cuatro núcleos pequeños de población, dos de ellos buscando el refugio de las montañas, uno en las tierras fértiles, muy cerca del actual casco urbano, y finalmente un pequeño núcleo marinero, frente a la Torre de San Vicente.

La decisión de Francisco Pérez Bayer en 1769 de fundar una iglesia en este lugar, constituyó el impulso definitivo a la configuración de Benicasim como pueblo. A Pérez Bayer se le califica frecuentemente como fundador de Benicasim y realmente, no había nacido aun cuando Benicasim fue fundado por Doña Violante de Casalduch. No obstante, Pérez Bayer tuvo el mérito de aglutinar alrededor de la iglesia que fundó, a todos los vecinos de Benicasim, hasta entonces diseminados en pequeños núcleos de población, y en masías.

El progreso fue lento en principio, pero espectacular a partir de 1850. Benicasim ha sido una de las poblaciones pioneras en España como centro turístico. Así en 1887 se construye la primera villa de verano por parte del ingeniero de ferrocarriles Joan Coloma Grau[6]​. El gran auge que tomó Benicasim a principios de siglo, le valió posteriormente el calificativo del "Biarritz de Levante".

Durante la Guerra Civil estas villas son abandonadas, y tomadas por las brigadas internacionales, que las transforman en cocinas, comedores, oficinas y dormitorios. El Hotel Voramar y el resto de villas llegaron a alojar 1200 camas durante el periodo de mayor confrontación en la zona, dejando un total de 57 heridos entre los 8000 (aproximadamente) soldados que pasaron por las instalaciones.

En 1938 se evacua el complejo hospitalario y se vuelve al turismo anterior. En la década de los 60, empezó la edificación desmesurada e incontrolada de apartamentos. Benicasim iba creciendo cada vez más a causa del turismo y lo que en primer lugar fueron algunos apartamentos de poca altura, luego fueron construyéndose más elevados. Posteriormente la altura se limitó a la de diez pisos. Continuaron en los 70 edificando más bloques de apartamentos, algunos de ellos en terrenos de antiguas villas demolidas en pro del desarrollo turístico. Muchas veces sucedía que villas de gran tamaño a los propietarios les resultaba difícil de mantener. Fue en esta década cuando los vecinos de Castellón empezaron a adquirir una segunda vivienda por lo que turistas locales y foráneos estaban equilibrados. Hubo mucho crecimiento pero muy descontrolado ya que se edificaba sin ningún tipo de planificación, resultado de esto lo podemos encontrar en calles estrechas y sin aceras. La especulación urbanística a primeras líneas de playa y el boom inmobiliario siguió viéndose en los sucesivos años 80 y 90. Ya no había separación entre las villas y el pueblo de Benicasim ni primaban tampoco las edificaciones antiguas con jardín como las villas, el paisaje urbanístico se plagó de grandes apartamentos. A menudo, con las tormentas de invierno, el agua se llevaba trozos de calzada en algunas zonas, es por este motivo que tomaron medidas para mejorar las playas como los espigones. El resultado fue muy significativo ya que donde antes había apenas una estrecha calle y una pequeña franja de playa, pasó a tener un gran ancho donde poder incluso situar un paseo marítimo. Las primeras playas en ser regeneradas fueron los tramos de Torre de San Vicente, Almadraba y Voramar.[7]

Desde la primera construcción hasta hoy, Benicasim ha sufrido una profunda transformación basada exclusivamente en el turismo. Actualmente Benicasim ofrece una capacidad receptora de 100 000 turistas.

El desarrollo del sector turístico le ha dado un fuerte impulso demográfico durante los últimos años. También se ha incrementado la inmigración extranjera.

La estructura productiva del municipio de Benicasim se basa principalmente en el sector turismo (y por consiguiente, en todas las subrespectivas áreas afines al mismo). En el año 2012 existen 17 hoteles, 4 hostales, 3 pensiones, 5 cámpines y centenares de apartamentos turísticos en alquiler, además de una amplia y muy variada oferta de restaurantes, bares, tascas y pubs. Ofrece una capacidad receptora de algo más de 100 000 turistas.



Villa Elisa, 1942.

Villa Carpi.

Villa Victoria, 1911.

Villa Amparo, 1880-1920.

Villa Paquita, finales del XIX.



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