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Benilloba



Vista general de la localidad.

Benilloba es un municipio y localidad española de la Comunidad Valenciana, perteneciente a la provincia de Alicante. Ubicado en la comarca del Condado de Cocentaina, cuenta con una población de 726 habitantes (INE, 2020).

El topónimo deriva del árabe بني لوبة (banī lūba). Se trata de una hibridación entre el árabe banī («hijos [de]») y lūba (del latín lupa, «loba»).[1]

De acuerdo con esto, el nombre de Benilloba podría llegar a explicarse acudiendo a una leyenda local según la cual el nombre procedería de «hijos del lobo o de la loba», pues cuentan que cuando los almorávides invadieron la Península ibérica, surgieron grupos de gentes que lucharon valientemente contra los invasores. Uno de los más destacados caudillos locales en esa lucha, Muhammad ibn Mardanis, al que su arrojo en las batallas le valió el sobrenombre del Rey Lobo, parece ser el que dio nombre al lugar.[2]

Sin embargo, según otro autor, el ben de Benilloba tendría muy pocas posibilidades de estar relacionado en su origen con el vocablo árabe, lo más probable sería que tuviera su origen en el ben ibérico que significa «monte» o «altura». Con llo («tierra») y ba («bajo»), Benilloba significaría «el cerro o monte de la tierra baja».[3]

Está situado en la margen derecha del río Frainos, también conocido popularmente como río de Penáguila, en las estribaciones de la sierra de Aitana, entre la serreta de Alcoy y la sierra de la Serrella, atravesado por la carretera que lleva desde Alcoy a Callosa de Ensarriá.

En su término son interesantes:

Benilloba limita con los términos municipales de Cocentaina, Gorga y Penáguila, todos de la provincia de Alicante.

Población musulmana enclavada en la zona montañosa de Alicante, Benilloba pertenecía durante los siglos medievales, tras la Reconquista, al término general de Penáguila, teniendo la categoría de lugar (lloc), superior, por tanto, a la alquería.[4]

Su nombre (escrito Benaloba) aparece por primera vez en un intercambio de tierras hecho en Cocentaina el 18 de junio de 1258 entre el rey Jaime I de Aragón, en aquel momento señor de la villa real de Penáguila y de todas sus dependencias y Eximeno Pérez de Orís, noble catalán. Un descendiente de este, Juan Eximeno de Orís, venderá finalmente esas tierras, el 3 de marzo de 1315 a Bernardo de Cruïlles, otro noble catalán y por entonces señor de Penáguila.[5]

La noticia más antigua sobre el régimen señorial en la localidad data del año 1316 en que Bernardo de Cruïlles la arrendó con todos sus derechos al judío - posiblemente valenciano - Juseff Almatesi, antes de venderla al año siguiente al rey Jaime II de Aragón. Éste la cedió poco después, el 23 de julio de 1317, a Violante de Grecia, hija de su segunda esposa, Blanca de Nápoles. En esta ocasión ya se habla de Benilloba como lugar con protagonismo propio y por primera vez independiente de Penáguila.[6]

En 1357, las tropas del infante Fernando de Aragón y Castilla, en rebelión por motivos dinásticos con su hermanastro, el rey Pedro IV el Ceremonioso, atacaron la población y serían rechazadas por sus habitantes, que se hicieron fuertes en el recinto amurallado que por entonces defendía la villa. Totalmente poblada por mudéjares, Benilloba constituía una de las morería o aljamas más importantes de la zona.

Los sucesores de Violante de Grecia mantuvieron el señorío sin problemas durante un siglo, hasta que el rey mandó al Baile General del Reino redimir su patrimonio y, creyendo éste que Benilloba se encontraba en esa situación se tropezó con la enérgica protesta del auténtico señor de la villa, Carlos de Beaumont Ximénez de Boil, descendiente de aquella Violante, motivando que Alfonso V de Aragón, el 20 de enero de 1418, le confirmara para él y sus descendientes el lugar de Benilloba.

Al morir Carlos sin descendencia, la totalidad de sus bienes pasaron a su pariente más próximo, Pedro Ximénez de Urrea, a quien el rey le otorgó el 20 de diciembre de 1420 el "mero y mixto imperio". La baronía de Benilloba perteneció así a los estados de la familia aragonesa de los Urrea, que recibió en 1488 del rey Fernando el Católico el título de conde de Aranda.[7]

En 1528 fue nombrado fray Bartolomé de los Angeles, religioso franciscano, para evangelizar la zona. A pesar de las múltiples dificultades que le pusieron tanto los nobles como los que pretendía convertir, predicó en Benilloba y en todos los demás pueblos mudéjares de los alrededores, bautizándolos en su totalidad y, como fruto de tal labor, en 1530, fue bendecida la mezquita de Benilloba convirtiéndola en iglesia, anexionándola a la parroquia de Penáguila. Unos años después, en 1535, Benilloba fue erigida en parroquia independiente, desmembrándola de la de Penáguila, poniéndola bajo la advocación de la Virgen María y San Jerónimo, anexionándole Benasau y Benifallim.[8]

En 1609 la villa se vio afectada por el bando de expulsión de los moriscos y sus casas y campos quedaron desiertos. Contaba con 330 familias de moriscos, unos 1485 habitantes aproximadamente.

En 1611, con el fin de repoblar Benilloba, los representantes de Antonio Ximénez de Urrea y Manrique de Lara, conde de Aranda, otorgaron Carta Puebla, la primera el 5 de septiembre, la segunda el 7 del mismo mes, tras la anulación de la precedente, seguramente exigida por los colonos ante las condiciones abusivas de los establecimientos señoriales. Parece claro que los 42 jefes de familia, cristianos viejos, que aparecen en la última Carta Puebla procedían, sobre todo, de lugares cercanos. Por escritura del 16 de diciembre de 1611, el representante del conde estableció así tres meses más tarde a 55 repobladores, adjudicándoles casas y tierras.[9]

La primera de las epidemias del seiscientos, la peste de Játiva (1596-1602), parece haber afectado Benilloba con muy poca importancia o incidencia, pues la mortalidad del pueblo, a juzgar por los registros parroquiales, no fue mayor en dicho período que en los años anteriores. La segunda epidemia de peste, quizá la mayor en incidencia por el importante número de muertos que causó en las comarcas próximas a Benilloba, fue la que se desarrolló entre 1647 a 1652. La epidemia se extendió tan rápidamente que causó el pánico entre los pobladores del Reino de Valencia y al igual que habían hecho otras poblaciones vecinas, Benilloba quiso tener un patrón a quien impetrar la protección ante la epidemia. A tal efecto, en 1647 se reunieron todos los habitantes de la villa en el templo parroquial, escribieron los concurrentes diversos nombres de santos en unas cedulillas que fueron colocadas en un sombrero y sorteadas por un niño. Repetida la insaculación por tres veces, las tres salió el nombre de San Joaquín por lo que los asistentes a dicha designación eligieron por patrono de Benilloba al patriarca San Joaquín.[10]

El 19 de diciembre de 1757, Pedro Pablo Abarca de Bolea Ximénez de Urrea y Pons de Mendoza, conde de Aranda, y Ana María del Pilar Fernández de Híjar y Portocarrero, su mujer, vendieron el señorío de Benilloba a Juan Francisco Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo.[11]

Pese a las disposiciones que abolían los señoríos y los varios pleitos con la población desde 1836 hasta 1859, los condes de Revillagigedo mantuvieron su posición señorial hasta el mes de julio de 1955, mes en el que, María de la Concepción Ulloa y Fernández-Durán, grande de España, condesa de Revillagigedo, cedió, vendió y transfirió los derechos señoriales subsistentes a un particular, Carlos Martínez de Velasco y Moreno, abogado madrileño.[12][13]​ Sigue pues vigente el señorío de Benilloba, como caso excepcional en la Comunidad Valenciana.

En 1812, fue fundada la cofradía de la Virgen de los Dolores, a la cual fue consagrada en 1819 la capilla de la Comunión, situada al lado de la iglesia parroquial. Tradicionalmente, los jornaleros, labradores y otras profesiones agrícolas eran miembros de ésta. Unos años más tarde, hacia 1850, fue fundada por los obreros del sector textil, entonces en pleno desarrollo, otra cofradía, la de Santa Ana. Estas dos cofradías están ahora integradas en las fiestas patronales.[14]

En 1847, año del segundo centenario del patronazgo de San Joaquín, se canalizó el agua potable desde un pozo encontrado en la partida de Petrosa y que denominaron la Fuente Nueva (la Font Nova), hasta el huerto de Francisco Barrachina, hoy plaza de la Fuente, y en una pared de la calle Mayor se instaló una fuente. Hasta entonces, la gente del pueblo y para su servicio doméstico, venía suministrándose, muy incómodamente, de los manantiales próximos, de pozos excavados, transportándola, con cántaros a mano y a lomo de caballerías, aquel que las tenía.[15]

El 22 de noviembre de 1890, el estadista José Canalejas visitó a Benilloba, donde salió a recibirle prácticamente todo el pueblo. En esta visita prometió una ayuda para recomponer la conducción del agua potable de la Font Nova que se encontraba deteriorado, cosa que se cumplió y se realizó al año siguiente o sea en el 1891.[16]

Cinco años más tarde, en 1896, se inauguró la fuente del Progreso, magnífica fuente de mármol en el centro del pueblo.[17]

El 2 de agosto de 1981, se inauguró, con posterioridad al hallazgo de un nuevo manantial de agua, el nuevo depósito del Calvario.[18]

Hacia 1885, se fundó en Benilloba una banda de música, La Filarmónica Benillobense.[19]

La energía hidráulica del río Frainos, también conocido popularmente como río de Penáguila, permitió la electrificación de Benilloba. En 1899, Luís Orta Montpartler, vecino de Benilloba, compró el Molí del Salt en nombre de la Sociedad Eléctrica de Benilloba en el estatuto de la cual ya indicaba como finalidad "facilitar al público fuerza y luz eléctrica y en general cuantas aplicaciones tenga la electricidad". Unos años más tarde, en 1902, fue inaugurada y bendecida la Fàbrica de la Llum.[20]

En los primeros años del siglo XX, al haber decaído las industrias establecidas en el siglo anterior, hubo una marcha masiva de la juventud al extranjero, principalmente a los Estados Unidos de América, Argentina y Francia.[21]

En 1912, se inauguró la carretera provincial n°3313, de Callosa de Ensarriá a Alcoy, que atraviesa Benilloba.[22]​ Unos años más tarde, en 1924, se puso en circulación el primero coche de pasajeros de Benilloba hasta Alcoy.[23]

En 1929, se terminó la construcción del grupo escolar, actual centro de jubilados, que acogió la enseñanza de niños y niñas hasta el año 1982.[24]

Este mismo año, el 25 de julio de 1982, el ministro de Comercio y Turismo y de Transportes y Comunicaciones, Luis Gámir Casares, inauguró el nuevo colegio comarcal de Benilloba (Colegio público Virgen de los Dolores).[25]

Durante la Guerra Civil, hubo una interrupción de la vida religiosa y parroquial. La iglesia fue incendiada dos veces al comienzo de la guerra, en la noche del 6 al 7 de marzo y en la noche del 22 al 23 de julio de 1936, noche durante la cual la mayor parte de sus ornamentos interiores fueron destruidos.

En 1947, se crearon las tres Filaes de Benilloba con motivo de las fiestas del III centenario del patronazgo de San Joaquín: Moros del Castillo, Cristianos de La Palmera y Moros del Arrabal.[26]

En 1991, se inauguró el centro de salud comarcal, centro de atención primaria.[27]

El 13 de enero de 2011, el municipio recibió la distinción de Ciudad de la Ciencia y la Innovación 2010, tras la instalación de una planta solar fotovoltaica en la cubierta del colegio público con el objetivo de reducir las emisiones de gases a la atmósfera y conseguir una fuente de energía renovable. El galardón le fue entregado por los Príncipes de Asturias en un acto celebrado en Madrid.

La actual alcaldesa del municipio es Anna Dèlia Gisbert Climent, de Compromís.

Las tierras agrícolas representan el 73 % de la superficie municipal. Basadas principalmente en una agricultura de secano, predominan los cultivos leñosos (64 %), con el olivo (335 ha) y los árboles frutales (174 ha).

Tradicionalmente Benilloba ha destacado por su industria textil. En la década de los 60, este sector se modernizó y fueron muchas las fábricas textiles que se abrieron en la zona. La industria textil de esta zona atravesó una profunda crisis desde 1970 y en los años 1980 desaparecieron todas las fábricas dedicadas a la producción de mantas. Las dedicadas a géneros de punto se mantuvieron hasta la primera década del siglo XXI pero ahora han desaparecido en su totalidad.


En Benilloba en 2010 se organizó un concurso por el Canal 9 de televisión, en el que parejas que necesitaban casa competían para conseguir una en ese pueblo.



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