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Benjamín Carrión



Manuel Benjamín Carrión Mora (Loja, 20 de abril de 1897ibidem, 9 de marzo de 1979) fue un escritor, político, diplomático y promotor cultural ecuatoriano.[1]

Nació en Loja el 20 de abril de 1897, el último de diez hermanos, fue bautizado como Manuel en honor a su padre y después le agregaron Benjamín por ser el menor de la familia. Su padre fue Manuel Carrión Riofrío, profesor de literatura y poeta, quien murió en 1903 y su madre fue Filomena Mora Bermeo. Aunque se quedó huérfano de padre a los seis años tuvo una infancia plenamente feliz. No tuvo instrucción primaria, su madre le enseña las primeras letras y un poco de francés a través de la lectura de sus libros predilectos, sobre todo de Lamartine. Su madre había aprendido un poco de francés de las monjas belgas de Cuenca. Cursó el Bachillerato en Colegio Bernardo Valdivieso, en donde su profesor de matemática Adolfo Valarezo lo orientó hacia la cultura mientras su hermano Héctor Manuel le enseñaba literatura francesa y especialmente a los poetas modernistas Baudelaire y Rimbaud.

En 1914 comenzó a frecuentar las reuniones literarias que celebraba en su casa el Gobernador Pío Jaramillo Alvarado; con gente de su generación colaboró en el periódico “Vida Nueva” que dirigía Clodoveo Jaramillo Alvarado y tenía un marcado tinte modernista. De esa época es su poema Libertad y Civilización.

En 1916 viaja a Quito para estudiar Jurisprudencia en la Universidad Central. En 1918 en los Juegos Florales, en poesía gana el Jazmín de Plata con «Romance antiguo» y la flor natural con «Confesión lírica»; mientras que en prosa gana el primer premio con «Mariana». Paralelamente, colabora en el periódico El Día y el semanario Caricatura. Al año siguiente, se cuenta entre los fundadores, junto a José María Velasco Ibarra y Luis Barberis, de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Universidad Central, la que marchará acorde con los cambios introducidos para la universidad en la reforma universitaria de Córdova.

En 1920, Carrión es nombrado socio activo de la Sociedad Jurídico-Literaria. Este año colabora con la revista guayaquileña Juventud estudiosa, dirigida por Teodoro Alvarado Olea. Figura además como diputado al Congreso Nacional de 1921. Luego de graduarse, regresa a su ciudad natal Loja, donde se desempeña como docente y dirige Cultura, revista del profesorado del Colegio Bernardo Valdivieso. En 1922 contrae matrimonio con su prima segunda Águeda Eguiguren Riofrío, de 16 años, a quien había conocido tiempo atrás en una fiesta de Navidad. Tuvieron dos hijos y una vida plena y feliz. Vuelve a Quito a dictar la cátedra de Sociología en la Universidad Central, y después también la de Castellano en el Colegio Militar Eloy Alfaro.

En 1.923 desempeñó la prosecretaría de la Cámara de Diputados. En 1.924 la dirección de la Gaceta Judicial órgano de la Corte Suprema. En 1.925 el Presidente Gonzalo S. Córdoba, muy amigo de su familia, lo envió de Cónsul del Ecuador a El Havre.

En Europa se dio tiempo para estudiar en la “Ecole de Hautes Etudes” de París y asistía a las tertulias de Gabriela Mistral en el hotel de Montpassie; allí nació la idea de fundar la editorial “París América” para publicar libros hispanoamericanos. También visitaba al maestro Miguel de Unamuno y conoció a José Vasconcelos, Francisco García Calderón, Manuel Ugarte, Alfonso Reyes y José María Arguedas entre los hispanoamericanos y a Roman Rolland, Georges Duhamel y Herman Keyserling entre los europeos.

En 1927, con Marcel Vuillermoz, alto funcionario de la extinta Casa Editorial Garnier de París, funda la Editora París-América, para lanzar colecciones de libros de escritores consagrados y nuevos de América Española. Una de las series debía llevar el nombre de Gabriela Mistral. La empresa fracasa. Al año siguiente, fruto de su pasión por Latinoamérica, en 1928, con prólogo de Gabriela Mistral, publica en París Los creadores de la Nueva América con ensayos sobre José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Francisco García Calderón y Alcides Arguedas, y en 1929 la novela El desencanto de Miguel García.

En 1930 aparece Mapa de América, con prólogo de Ramón Gómez de la Serna y estudios sobre Teresa de la Parra, Pablo Palacio, Jaime Torres Bodet, el Vizconde de Lascano Tegui, Carlos Sabat Ercasty y José Carlos Mariátegui. Además, da a conocer en Francia a Los que se van: cuentos del cholo y del montuvio, de Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta, que dio comienzo a la literatura ecuatoriana del Realismo Social.

En 1931 es trasladado a Lima como Primer Secretario de la Legación; pero a mediados de 1932, renuncia al cargo. En Quito participa en la política como miembro y como secretario general del núcleo de Pichincha del Partido Socialista Ecuatoriano, recientemente re-fundado. Luego de la Guerra de los cuatro días, es nombrado Ministro de Educación, del gobierno interino de Guerrero Martínez, cargo que desempeña por breve tiempo.

El 13 de febrero de 1933, es designado por el gobierno de Martínez Mera Ministro Plenipotenciario en México, motivo por el cual es expulsado del Partido Socialista. En tierra azteca, a más de cumplir sus funciones diplomáticas, en difíciles momentos para el Ecuador, sigue en su labor intelectual, publicando en 1934 el libro Atahualpa.

Cuando José María Velasco Ibarra asume la presidencia, renuncia al cargo, retorna al país y hace patente su figura pública a través de la constitución, junto a Ángel Modesto Paredes, Gonzalo Escudero, Rafael Alvarado, César Carrera Andrade, Néstor Mogollón y Miguel Ángel Zambrano, de la «Escuela de cultura socialista»; es nombrado Profesor de Literatura en la Escuela Superior de Pedagogía de la Universidad Central, elegido Presidente de la Sociedad Jurídico-Literaria; además, miembro de la Comisión Nacional de Codificación del Derecho Internacional.

Para diciembre de 1936, es expatriado por la dictadura de Federico Páez a Ipiales-Colombia. De regreso al país, publica Índice de la poesía ecuatoriana, en 1937. Con la dictadura del general Alberto Enríquez Gallo, forma parte de la misión diplomática del Ecuador en Bogotá. En 1939, empieza a trabajar en una antología de relatistas ecuatorianos, que se hará realidad años después con El nuevo relato ecuatoriano: crítica y antología (1951-52).

Entre 1941 y 1943, escribe Cartas al Ecuador, una serie de artículos publicados en diario El Día. En 1944 y en el gobierno de Velasco Ibarra, mientras se desempeñaba como presidente del Instituto Nacional de Previsión Social, prepara la Ley y Estatutos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que será creada el 9 de agosto. Desde allí, promocionará a jóvenes escritores, en especial de la generación de los años treinta.

En 1948 viaja como Embajador a Santiago de Chile, donde permanece por poco tiempo. A su retorno, se desempeña en la cátedra universitaria, y para 1950 funda con Alfredo Pareja el diario El Sol, del cual es su director. A poco, la empresa fracasa. Entonces viene una etapa de fructífera creación literaria con obras como San Miguel de Unamuno (Quito, 1954); Santa Gabriela Mistral (Quito, 1956); García Moreno, el santo del patíbulo (México, 1959); ¿Por qué Jesús no vuelve? (Quito, 1963); El cuento de la Patria (Quito, 1967); Raíz y camino de nuestra cultura (Cuenca, 1970); José Carlos Mariátegui, el precursor, el anticipador, el suscitador (México, 1976), Plan del Ecuador (Guayaquil, 1977) y América dada al diablo (Caracas, 1981). Etapa apenas interrumpida por su candidatura a la Vicepresidencia de la República, en binomio con el Dr. Antonio Parra Velasco, en 1960; y el reconocimiento a su labor, por parte del gobierno mexicano con el premio "Benito Juárez" en 1968.

Fue abogado y ocupó varias funciones en el servicio público, incluyendo los cargos de: Ministro de Educación, legislador, diplomático en diversos países de Europa y América, siendo lo más notable su nombramiento como embajador en Chile y México; ejerció como profesor de la Universidad Central del Ecuador, y periodista. Fundó el periódico El Sol con Alfredo Pareja Diezcanseco. Tuvo afiliaciones políticas de corte socialistas y después comunistas. En 1944, fundó la Casa de la Cultura Ecuatoriana y se convirtió en su primer presidente. Su obra más destacada fue la sede de la Casa de la Cultura en mayo de 1947.

A fines de ese mismo año, en forma definitiva, retorna al Ecuador, donde mereció el premio literario Eugenio Espejo, en 1975. Su tarea entonces se centra en la organización de la democracia. Para lo cual ocupa el cargo de presidente del Tribunal Electoral, al que renuncia por razones de salud. Muere el jueves 8 de marzo de 1979. [2]​ Siempre se interesó en museos, bibliotecas y prensa. Publicó la revista Letras del Ecuador bajo la dirección de su sobrino Alejandro Carrión. Fue uno de los fundadores de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE).[3]

La extensa obra de Benjamín Carrión encompasa las siguientes publicaciones:[4]




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