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Blanqueo de capitales



El lavado de dinero (también conocido como lavado de capitales, lavado de activos, blanqueo de dinero,[1]​ o blanqueo de capitales) es el proceso de cambiar grandes cantidades de dinero obtenidas de delitos, como el narcotráfico, por otras de origen legítimo.[2][3]​ Es un delito en muchas jurisdicciones con definiciones diversas. Es una operación esencial del crimen organizado y de la economía sumergida. El blanqueo de capitales comienza con la comisión de un acto delictivo de tipo grave (la obtención de beneficios ilegales en los mercados financieros u otros sectores económicos). El blanqueo de capitales es un delito autónomo que no requiere de una condena judicial previa por la comisión de la actividad delictiva por la que se originaron los fondos.[4]

Hay autores que señalan que los delitos financieros, tanto la falsificación como el lavado de dinero, han existido incluso antes de que existiera el dinero tal y como lo conocemos hoy. Así afirma Santos[5]​ en su artículo Cambio de paradigmas sobre el lavado de activos. Sin embargo, la costumbre de utilizar determinadas prácticas para disfrazar los ingresos procedentes de actividades ilícitas se remonta a la Edad Media cuando la usura fue declarada delito. Mercaderes y prestamistas burlaban las leyes y la encubrían mediante ingeniosos mecanismos. Fue en ese momento, cuando los piratas se transformaron en pioneros en la práctica del lavado de oro obtenido en los ataques a las naves comerciales europeas que surcaban el Atlántico entre los siglos XVI y XVIII. A la piratería clásica se añadieron las prácticas de los bucaneros y filibusteros ayudados encubiertamente por determinados gobiernos europeos. El caso más famoso es el del pirata inglés Francis Drake, que fue armado caballero en su nave por la reina Isabel I de Inglaterra, en recompensa por sus exitosos asaltos a puertos y barcos españoles. En 1612 Inglaterra ofreció a los piratas que abandonaran su profesión, un perdón incondicional y el derecho a conservar el fruto de sus felonías. Una gran parte de las riquezas acumuladas por los corsarios y piratas fueron resguardadas por los herederos de la tradición templar y por los banqueros de la época. Así surgieron los refugios financieros, hoy conocidos como paraísos fiscales, versión moderna de aquellas antiguas guaridas. Con el poderío económico y militar de los piratas y corsarios, las poblaciones europeas y americanas llegaron a creer que tanto el comercio como las finanzas dependían enteramente de ellos. Los gobernantes de la época reconocieron que los tratados y leyes en vigor eran insuficientes en la lucha contra los piratas y convocaron a reconocidos juristas como Hugo Hugo Grotius y Francisco de Vittoria para buscar una solución de carácter jurídico. El resultado fue la creación de los primeros conceptos del derecho internacional,[6]​ de mare nostrum, de mare liberum y la persecución en caliente.

El resultado de estas acciones fue la casi completa eliminación de este fenómeno criminal. La palabra'lavado, tiene su origen en Estados Unidos en los años 20, momento en que las mafias norteamericanas crearon una red de lavanderías para esconder la procedencia ilícita del dinero conseguido a través de sus actividades criminales. El mecanismo consistía en presentar las ganancias procedentes de actividades ilícitas como procedentes del negocio de lavanderías. Dado que la mayoría de los pagos en las lavanderías se hacía en metálico, resultaba muy difícil distinguir que dinero procedía de la extorsión, tráfico de armas, alcohol y prostitución y cual procedía del negocio legal. En los años setenta con la vista puesta en el narcotráfico se advirtió de nuevo el fenómeno del blanqueo de dinero. La recaudación de la venta de droga era depositada en los bancos sin ningún tipo de control. Una vez introducido el dinero en los sistemas financieros oficiales se movía fácilmente por el circuito formal. La expresión fue utilizada por primera vez judicialmente en 1982 en los Estados Unidos al ser confiscado dinero supuestamente blanqueado procedente de la cocaína colombiana.

Consiste en ajustar a la legalidad fiscal el dinero procedente de negocios delictivos o injustificables. Es decir, la actividad en la cual una persona u organización criminal, incursionando en un acto delictivo, procesa las ganancias financieras, resultando de actividades ilegales, para tratar de darles la apariencia de recursos obtenidos de actividades lícitas.[7]

El lavado de activos es la conversión o la transferencia de bienes; la ocultación o el encubrimiento de la naturaleza de las ganancias; la adquisición, la posesión o el uso de bienes, a sabiendas de que proceden de actividades delictivas; o la participación o la ayuda en el movimiento de fondos para que las ganancias parezcan legítimas.

El dinero obtenido de ciertos delitos, como la extorsión, el uso de información privilegiada, el narcotráfico y el juego ilegal, es "sucio" y necesita ser "limpiado" para ser derivado de actividades legales. Los bancos y otras instituciones financieras lo tratarán sin sospechar. El dinero puede blanquearse mediante muchos métodos que varían en complejidad y sofisticación.

El blanqueo de capitales suele consistir en tres pasos: El primero consiste en introducir el dinero en efectivo en el sistema financiero por algún medio ("colocación"); el segundo implica la realización de complejas transacciones financieras para camuflar el origen ilegal del dinero en efectivo ("estratificación"); y, por último, la adquisición de la riqueza generada por las transacciones de los fondos ilícitos ("integración"). Algunos de estos pasos pueden omitirse, dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, no sería necesario colocar los ingresos no monetarios que ya están en el sistema financiero.

Aunque la mayoría de las metodologías pueden clasificarse en unos pocos tipos, el blanqueo de capitales puede adoptar varias formas. Entre ellas están "los métodos bancarios, el pitufeo [también conocido como estructuración], los cambios de moneda y la doble facturación".

Son muchos los procedimientos para lavar dinero, de hecho, la mayoría están interrelacionados y suelen suceder de forma simultánea o sucesiva. Una característica común es que el lavado del dinero, en especial si es de grandes cantidades, suele costar una parte del dinero que se lava, por ejemplo, en forma de sobornos.

A continuación, se relacionan los procedimientos más comunes de lavado de dinero:

En 1989 se creó el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI o en inglés Financial Action Task Force - FATF). En 1990, el GAFI emitió sus 40 recomendaciones contra el lavado de activos, las cuales, a pesar de no ser vinculantes, han servido de guía para la mayoría de los estados en la prevención y represión de esta conducta.[11]​ Las 40 recomendaciones se han modificado, interpretado y actualizado en varias oportunidades ampliando sus objetivos a combatir la financiación del terrorismo y la criminalidad organizada.

Son muchas las formas por medio de las cuales los países han buscado firmemente el medio de combatir el lavado de dinero. Luego de la creación del GAFI, se han sumado varias organizaciones a nivel regional para luchar contra estas malas prácticas financieras, como por ejemplo el Gafisud (GAFILAT). Esta tendencia, ha representado grandes avances para que las naciones se reúnan y pongan mano firme frente al lavado de dinero y muchos otros delitos fiscales que afectan a la sociedad.

Además de las organizaciones nacidas en el mundo para batallar el lavado de dinero, también se han firmado tratados internacionales en los cuales el blanqueo de activos tiene protagonismo. Su objetivo no es otro que intentar supervisar todos aquellos fondos de procedencia sospechosa y aplicar muy fuertes sanciones económicas y penales a los implicados.

Las listas negras (o black list en inglés), son listas públicas que emiten organizaciones gubernamentales con nombres de individuos y/o compañías que han sido identificadas en el delito de lavado de dinero o financiamiento al terrorismo. Las organizaciones que emiten una lista son:

En 1998 la ONU realizó el primer gran acuerdo internacional para luchar contra el lavado de dinero en el cual se crearon los principios de una cooperación jurídica internacional en materia penal para el lavado de dinero. La gran mayoría de las organizaciones internacionales apoyan todo acuerdo para combatir el lavado de dinero a nivel mundial, éstas son:

Si tomamos algunos países de América, existen acuerdos multilaterales para la prevención y combate del lavado de dinero, por ejemplo:

La comunidad internacional ha resaltado su preocupación frente al tema del lavado de dinero a través de:



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