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Brutalismo



El brutalismo es un estilo arquitectónico que surgió del Movimiento Moderno y que tuvo su auge entre las décadas de 1950 y 1970. En sus principios estaba inspirado por el trabajo del arquitecto suizo Le Corbusier (en particular en su edificio Unité d'Habitation) y en Eero Saarinen. El término tiene su origen en el término francés béton brut u 'hormigón crudo', un término usado por Le Corbusier para describir su elección de los materiales. El crítico de arquitectura británico Reyner Banham adaptó el término y lo renombró como «brutalismo» (brutalism, en inglés), término que identificaba el estilo emergente.[1]​ Alrededor del año 1980 la popularidad del brutalismo cayó debido a la frialdad con la que estos edificios se muestran.

Los edificios brutalistas están formados normalmente por geometrías angulares repetitivas, y a menudo permanecen las texturas de los moldes de madera que se emplearon para dar forma al material, que normalmente es hormigón. No todos los edificios brutalistas están hechos de hormigón, el edificio puede también ser brutalista si tiene una apariencia áspera y se aprecian sus materiales estructurales desde el exterior. Muchas de las casas construidas por Alison y Peter Smithson están hechas de ladrillo. Los materiales de construcción brutalistas también pueden ser ladrillos, cristal, acero, piedra áspera y gavión.

El brutalismo es un estilo arquitectónico que se asoció con las ideologías de utopías sociales que tendían a promover sus diseñadores, especialmente Alison y Peter Smithson. La idea del brutalismo, como bien dice el nombre, es expresar los materiales en bruto. El fracaso de la formación de comunidades positivas en estructuras brutalistas, posiblemente debido al proceso de decaimiento urbano que tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el Reino Unido, privó tanto a las ideologías como al movimiento de popularidad.

Numerosos ejemplos en la arquitectura como en Bulgaria el Monumento Buzludja, campus universitarios, museos, edificios de bancos como el Banco de Londres y América del Sur, o la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, obra del ítalo-argentino Clorindo Testa, así como obras en Brasil, países mediterráneos y en general en países de clima templado con tradición constructiva de materiales áridos, como ladrillo, cemento, y arena. En la ciudad de La Plata se encuentra el Teatro Argentino, que se comenzó a construir en la década de 1980.

En la ciudad de Monterrey en México, un claro ejemplo son las instalaciones del Centro de Innovación y Transferencia y Salud del Tecnológico de Monterrey. En España, la Universidad del País Vasco, la Universidad Autónoma de Madrid o la Torre del Complejo Cuzco, también en Madrid, que alberga al Ministerio de Economía, y la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. En Uruguay, el aulario de la UDELAR; en Perú el edificio sede de Petroperú, el Museo de la Nación,la Universidad de Ingeniería y Tecnología y el Centro Cívico de Lima; y en Venezuela el complejo de viviendas y oficinas Parque Central (Caracas), el edificio inacabado de El Helicoide, la Abadía de Güigüe, o el Teatro Teresa Carreño, como uno de los complejos culturales más importantes de América Latina.

En España podemos encontrar ejemplos como la residencia Espai Verd (Valencia), o La Fábrica por Ricardo Bofill (Barcelona).

Torre del Complejo Cuzco, en Madrid

Complejo Administrativo del Sector Público Pesquero de Perú

Teatro Argentino de La Plata

Torre Angela en Córdoba, Argentina

Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid

Escaleras Residencia Espai Verd (Valencia)

Roger Stevens Building, Universidad de Leeds



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