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Código Internacional de Ética Médica



El Código Internacional de Ética Médica describe los deberes y obligaciones de los médicos de todo el mundo. Su aparición fue una respuesta a la experimentación nazi en seres humanos de los médicos durante la época del régimen nazi. Es una de las regulaciones éticas internacionales más importantes en la clínica y en la investigación médica y un documento fundamental de la Asociación Médica Mundial que nuclea a los médicos de todo el mundo.

Durante la Segunda Guerra Mundial se realizaron reuniones en Londres en la sede de la «British Medical Association», entre profesionales de distintos países, para debatir acerca de la práctica médica, sus problemas y dificultades.

En 1946 se realizó una conferencia a la que fueron invitados 31 países aunque sólo 29 participaron y se oficializó la fundación de la WMA (World Medical Asociation) o Asociación Médica Mundial.[1]

En 1947 se juzgó, con el Código de Núremberg, a un grupo de médicos acusados de realizar experimentos caracterizados como crímenes contra la humanidad, cometidos contra prisioneros de guerra en campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial.[2]​ Esa fue la raíz de lo que luego sería conocido como el consentimiento informado. La Asociación Médica Mundial decidió asumir la responsabilidad de establecer las normas éticas para los médicos de todo el mundo.

Un informe sobre «Crímenes de Guerra y la Medicina» recibido en la 2º Asamblea General hizo que se decidiera nombrar un Comité de estudio para preparar un Código Internacional de Ética Médica, cuyo primer boceto fue presentado el primer semestre de 1949. El Consejo estimó que el proyecto estaría incompleto sin el texto de un juramento hipocrático. Se redactó la Declaración de Ginebra y el proyecto con los arreglos fue llevado a la 3º Asamblea General.

En octubre de 1949, fue adoptado el primer Código Internacional de Ética Médica por la 3.ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Londres. Su primera enmienda se realizó durante la 22.ª Asamblea Médica Mundial en agosto de 1968 en Sídney. La segunda se realizó durante la 35.ª Asamblea Médica Mundial en octubre de 1983 en Venecia.[3]​ En 2006 hubo una tercera enmienda en la Asamblea General 58 en Pilanesberg, en la Provincia del Noroeste de Sudáfrica.

Los experimentos de los médicos nazis no fueron los únicos. En 1845, el ginecólogo Sims, creador del espéculo, estableció un hospital privado para mujeres en Alabama y realizó múltiples cirugías experimentales con esclavas negras sin anestesia. En 1900, médicos estadounidenses infectaron con la peste bubónica a 5 presos en Filipinas para experimentar, algunos de los cuales murieron. En 1906 Richard Strong, de la Universidad de Harvard, infectó a 24 presos para investigar los efectos del cólera. En 1911 el doctor Hideyo Noguchi infectó de sífilis a 146 pacientes del Instituto Rockefeller para la Investigación Médica, algunos de los cuales eran niños, para estudiar la parálisis general progresiva. En 1913 los médicos experimentaron una nueva vacuna en 15 niños de un hogar infantil en Filadelfia, varios de los cuales perdieron la vista. En 1915, el doctor Joseph Goldberger infectó a 12 presos de un penal de Misisipi para probar otra. Durante la Segunda guerra sino-japonesa y la Segunda Guerra Mundial, el Escuadrón 731 del Ejército Imperial Japonés investigó con prisioneros contagiándolos de sífilis y gonorrea para estudiar los efectos de las mismas al no ser tratadas. En 1932 había comenzado el Experimento Tuskegee, que llevó a la muerte a numerosos pacientes de sífilis. Además, como consecuencia del estudio, 9 niños nacieron con sífilis congénita. Entre 1941 y 1944 los médicos alemanes infectaron deliberadamente a prisioneros de los campos de concentración con enfermedades contagiosas, experimentaron distintos tipos de esterilización sin anestesia y realizaron el seguimiento de los efectos de la inanición. Entre 1946 y 1948 el doctor estadounidense John Charles Cutler junto con el gobierno de Estados Unidos y funcionarios de salud guatemaltecos realizaron un experimento en Guatemala para investigar la progresión natural de la sífilis y la eficacia de la penicilina en pacientes ya infectados pero también en pacientes que contagiaron a propósito, entre ellos soldados, prostitutas, presos y pacientes de salud mental. Por lo menos 83 personas murieron como consecuencia de los experimentos. En 1940 médicos del ejército estadounidense experimentaron con presos de la penitenciaría de Stateville en Illinois contagiándolos de malaria.[4][5]

El Código Internacional de Ética Médica fue la primera mención legal a que el médico debe respetar los derechos de sus pacientes y que su obligación primordial es la de preservar la vida humana.

Un juramento médico fue aprobado por la Asociación Médica Mundial y la Asamblea decidió llamarlo «Declaración de Ginebra», por el cual en el momento de ser admitido como miembro de la profesión, el médico debe realizar el siguiente juramento:



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