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Calle de Velázquez



¿Dónde nació Calle de Velázquez?

Calle de Velázquez nació en Madrid.


La calle de Velázquez es una vía madrileña que nació como bulevar central del barrio de Salamanca a mediados del siglo XIX. Discurre en sentido sur a norte desde la calle de Alcalá, frente al parque del Retiro, hasta la avenida del Doctor Arce. Fue bautizada así en honor de Diego Velázquez, pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.[1]​ Está conceptuada como una de las vías más aristocráticas del distrito de Salamanca, en la capital de España.[2]

En su origen, antes de la urbanización del terreno por el impulsor del barrio, el político y hombre de negocios José de Salamanca y Mayol (que llegó a poseer, en sus mejores momentos, la mayor fortuna de España),[3]​ en su lado occidental, entre las calles de Villanueva y la de Goya, estuvieron instalados los Campos Elíseos, uno de los más ambiciosos y estériles jardines de recreo de Madrid del siglo XIX.[4]​ Precisamente, en la esquina que luego formarían esta calle dedicada a Velázquez y la de Goya, se emplazaba la modesta plaza de toros, que no sería demolida hasta 1881.[5]

Antes de abrirse la calle, la 'tapaba' el parador y horno de San José, donde según relatan los diarios de la época entró una mañana el elefante Pizarro, que se había escapado de la vecina Casa de Fieras, y "se zampó todos los panecillos recién horneados", dejando a toda la vecindad con un palmo de narices".[6]

Cerca también de su intersección con la calle Goya, se instalaron unos baños árabes, en aquel momento el balneario más lujoso de Madrid.[6]​ Y llegando ya al cruce con la que fuera calle de Lista, permanecieron en pie durante mucho tiempo las tapias de la quinta de Finat, que luego pasaría a ser patrimonio del barón del Castillo de Chirel. En esa encrucijada se construyeron en el umbral del siglo XX las nuevas iglesia y residencia de una de las comunidades de monjas más antiguas de Madrid, la de la Concepción Jerónima, fundada por Beatriz Galindo, y trasladada la congregación desde el convento de La Latina.[6]​ La calle contaba con un bulevar arbolado y puestos de horchata que tras la construcción del túnel de la calle de Alcalá fueron suprimido.[7][8]

En 1957 se trasladó a un edificio de esta calle, el Instituto Cajal, centro de investigación español especializado en neurobiología, compartiendo el espacio con el Centro de Investigaciones Biológicas; y allí permanecerían ambos hasta 1989, cuando pasaron a ocupar un nuevo edificio en la avenida del Doctor Arce, hasta donde también se había prolongado la calle de Velázquez, que fue creciendo en longitud y menguando en vegetación a medida que avanzaba el siglo XX.[9]

Ya en los primeros años del siglo XX, tuvo como fastuoso vecino al sultán emperador de Marruecos, Muley Hafid.[10]

Otro singular personaje fue Ramón Gómez de la Serna, casi mítico habitante del Torreón de Velázquez, que antes de él ocupó otro Ramón, el escultor Acín Aquilué.[11]​ En aquel torreón que más tarde pasó a ser parte del Hotel Wellington, se reunían artistas y literatos, germen de la tertulia del Pombo. Los que lo visitaron han dejado testimonio de verlo poblado por mil cachivaches, un "estampario" de fotos y recortes de periódicos, y un maniquí de cera con forma de mujer, que Ramón adornaba y vestía siguiendo una liturgia casi enfermiza.[12]​ También vivió en la calle el sacerdote y escritor ovetense José Luis Martín Vigil.[13]

Además de algunos edificios de esta calle susceptibles de ser calificados bienes de interés cultural en la ciudad de Madrid, sobresalen asimismo:

En el cruce con el bulevar de Juan Bravo y como homenaje simbólico al pintor que da nombre a esta calle, el Ayuntamiento colocó sobre un pedestal una menuda escultura callejera con un Diego Velázquez de tamaño natural.



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