Cardenal infante don Fernando de Austria cumple los años el 16 de mayo.
Cardenal infante don Fernando de Austria nació el día 16 de mayo de 1609.
La edad actual es 415 años. Cardenal infante don Fernando de Austria cumplió 415 años el 16 de mayo de este año.
Cardenal infante don Fernando de Austria es del signo de Tauro.
Cardenal infante don Fernando de Austria nació en San Lorenzo de El Escorial.
Fernando de Austria (San Lorenzo de El Escorial, 16 de mayo de 1609 - Bruselas, 9 de noviembre de 1641) fue infante de España y Portugal, gobernador del Estado de Milán y los Países Bajos Españoles, virrey de Cataluña, Administrador apostólico de la Archidiócesis de Toledo (1619-1641) y comandante de las fuerzas españolas durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
Nació en El Escorial, cerca de Madrid, en 1609.1 Era hijo del rey Felipe III y de la reina Margarita de Austria. El día 7 de junio, fiesta del Espíritu Santo, fue bautizado en su mismo lugar de nacimiento, el monasterio de El Escorial, por el arzobispo de Toledo, don Bernardo de Sandoval; siendo sus padrinos sus hermanos el príncipe Felipe y la infanta Ana. Su padre deseó que el infante Fernando ingresara en el clero católico. Así, en 1619, el infante fue nombrado arzobispo de Toledo y poco tiempo después fue designado cardenal. Fernando no fue ordenado sacerdote, algo habitual en aquella época cuando algún miembro de la realeza o de la aristocracia ocupaba algún cargo eclesiástico.
En 1632 fue nombrado virrey de Cataluña, dejando la Corte de Madrid, a donde ya no volvería nunca más. En Cataluña permaneció poco tiempo, ya que estaba previsto que sustituyera a su tía Isabel Clara Eugenia como gobernador de los Países Bajos Españoles.
A causa de la hostilidad de la armada holandesa en aquel momento no fue posible realizar el viaje por barco. El Cardenal-Infante se desplazó a Génova en 1633 para reunirse con un ejército. Planeó trasladarse desde Milán a los Países Bajos Españoles atravesando Lombardía, el Tirol, Suabia y siguiendo el Rin.
Fernando pensó asegurar la ruta con una serie de guarniciones y, al mismo tiempo, prestar apoyo a las fuerzas de su primo el rey Fernando de Hungría (el futuro emperador Fernando III), que estaba dirigiendo el ejército imperial frente a los suecos durante la Guerra de los Treinta Años.
Ordenó que se adelantase la mitad de su ejército bajo el mando de Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, pero este contingente sufrió numerosas bajas durante su enfrentamiento con las tropas suecas al mando del duque Bernardo de Sajonia-Weimar y Gustaf Horn.
Ante esta situación los Habsburgo solicitaron la ayuda de cuatro mil efectivos de la caballería del general Albrecht von Wallenstein, pero este denegó la petición y los mandos del Cardenal-Infante tuvieron que conseguir nuevas fuerzas por sus propios medios. Fernando fue capaz de continuar su viaje en 1634, reuniéndose en Baviera con los restos del ejército del Duque de Feria, que había muerto en enero de 1634.
El rey Fernando de Hungría pudo derrotar al ejército sueco en Ratisbona en el mes de julio de 1634. El monarca de Hungría y su primo el Cardenal-Infante Fernando de Austria se apresuraron a unir sus ejércitos. Las fuerzas suecas del duque Bernardo de Sajonia-Weimar y Gustaf Horn intentaron desesperadamente impedir esta fusión, pero fueron incapaces de alcanzar los efectivos de Fernando de Hungría.
Fernando de Austra cruzó el río Danubio en agosto de 1634 y, en el mes de septiembre de aquel año, ambos ejércitos, ya unidos, acamparon al sur de la población de Nördlingen en Suabia. En aquel momento Nördlingen estaba protegida por una pequeña guarnición sueca. Poco después, las fuerzas de Bernardo de Sajonia-Weimar y Gustaf Horn alcanzaron Nördlingen.
Estos hechos condujeron a la decisiva Batalla de Nördlingen. Junto con su primo el rey de Hungría, Fernando de Austria se preparó para la batalla, ignorando advertencias en sentido contrario que les hicieron generales más experimentados, como Matthias Gallas. El duque Bernardo y Horn también hicieron preparativos pero en aquel momento, además de mantener discrepancias personales, subestimaron la superioridad numérica de sus enemigos.
Los informes cifraron las fuerzas de la infantería enemiga en 7000 hombres y no 21.000 frente a los 16.000 que componían la infantería sueca. En el transcurso de la batalla, casi todo lo que pudo ir mal a las fuerzas suecas acabó sucediendo, y los dos primos de la Casa de Austria consiguieron una victoria militar excepcional. Gustaf Horn fue hecho prisionero, el ejército sueco destruido y sus restos huyeron a Heilbronn.
El rey Fernando de Hungría trató de convencer a su primo de que permaneciese en Alemania pero, poco después de la batalla, el cardenal se trasladó con sus efectivos a Bruselas, ciudad a la que llegó a finales de 1634. Debido a la impopularidad del clero en aquel momento en Bruselas, como gobernador general minimizó su estatus eclesiástico haciendo hincapié en su autoridad secular. Fernando, hábil como político y diplomático, reformó con rapidez el gobierno y la organización militar en los Países Bajos Españoles, y logró contar con el apoyo de los flamencos contra Francia.
Los poderes del cardenal estuvieron limitados en secreto porque los mandos del ejército estaban obligados a seguir las instrucciones que llegasen de España, incluso si éstas eran contrarias a las órdenes de Fernando. En 1635 los franceses decidieron atacar, junto a los holandeses, la ciudad de Lovaina, desde Maastricht. Sin embargo, los holandeses vacilaron y finalmente los franceses se retiraron, facilitando a Fernando de Austria la conquista de Diest, Goch, Gennep, Limburgo y Schenk.
En 1636 el cardenal retiró los poderes a los últimos sacerdotes protestantes de los Países Bajos Españoles y continuó la expansión militar de los Austrias españoles con la captura de Hirson, Le Catelet y La Capelle en el norte de Francia, donde llegó a amenazar París al tomar Corbie, a ciento treinta kilómetros de la capital francesa. No pudo continuar esta ofensiva, perdiendo el terreno conquistado, pero sí aseguró Luxemburgo mediante contingentes croatas.
Tras diez meses de asedio, el 10 de octubre de 1637 el príncipe de Orange, Federico Enrique de Nassau, tomó Breda, tras doce años bajo control español. Pese al intento del cardenal por socorrerla, no pudo liberarla debidamente del asedio holandés debido a la presión francesa por el sur, aunque recuperó Roermond y Venlo.
También perdió, frente a los franceses Landrecies y Damvilliers. No pudo expulsarlos más que al sur de Maubeuge, y este proceso supuso pérdidas territoriales frente a Francia. Fernando sí fue capaz de mantener Amberes, Chatillon (Saint-Léger), Saint Omer y Geldern, pero en cambio perdió Arras en 1640.
Más peligrosos que los adversarios en el campo de batalla fueron los enemigos que tuvo Fernando de Austria en la Corte Española. Estos hicieron circular numerosos rumores infundados con los que se trataba de socavar la reputación del cardenal.
En uno de ellos se le acusaba de querer convertirse en un gobernante independiente de los Países Bajos Españoles con ayuda del rey de Francia. En otro, se afirmaba que en la Corte de Francia se pensaba en un matrimonio entre el cardenal y la hija del duque de Orleans.
En aquel momento, el Imperio español se encontraba inmerso en una mala situación financiera y militar. En Portugal se inició un levantamiento para separarse de la Corona Española. El cardenal llegó a emitir órdenes contradictorias para enviar tropas que ayudasen a sofocar la revuelta portuguesa.
Fernando de Austria cayó enfermo durante el asedio de Aire-sur-la-Lys (recuperada por los españoles el 7 de diciembre) y falleció en Bruselas el 9 de noviembre de 1641. Se cree que su muerte fue provocada por el agotamiento unido a su enfermedad. Los informes hablan de una úlcera de estómago, pero hubo rumores que apuntaban a un posible envenenamiento como causa de su muerte. Su cuerpo fue enviado a España en 1643.
Tuvo una hija ilegítima, Ana de la Croix, que nació en Bruselas en 1641 y se hizo monja. Murió en Madrid en 1715.
Las disputas generadas por su sucesión como Gobernador General de los Países Bajos provocaron el fin de la alianza entre el Emperador y la Corte de sus parientes españoles. El emperador Fernando III (viejo compañero de armas del cardenal) apoyaba a su hermano el archiduque Leopoldo Guillermo de Austria, un militar desafortunado pero hábil gobernante, y en Madrid se pensaba en Juan José de Austria, el hijo natural que tuvo el rey Felipe IV con la actriz María Calderón. La investidura como gobernador de Juan José de Austria se retrasó, y la Corona Española perdió el dominio sobre gran parte de los Países Bajos Españoles bajo el mandato del débil gobernador interino Francisco de Melo, marqués de Terceira.
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